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La cumbre sobre el calentamiento global

Preocupados por las alteraciones climáticas que comenzaban a producirse en el planeta, los científicos alertaron a fines de la década de 1980 sobre la necesidad de tomar medidas que evitaran desastres ecológicos.

En 1997, la mayoría de las naciones firmó el Protocolo de Kioto, por el cual los países industrializados se comprometían a reducir las emisiones de algunos gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Las emisiones totales de los países desarrollados debían reducirse durante el período 2008-2012 al menos en un 5% respecto a los niveles de 1990. Se negaron a suscribirlo Estados Unidos, Australia y la India, entre otros. Se sucedieron luego otras cumbres climáticas que no lograron que las naciones más poderosas firmaran el acuerdo.

Una nueva Conferencia Internacional sobre el Clima comenzó el 28 de noviembre en Durban (Sudáfrica) y se extenderá hasta el 9 del corriente con la asistencia de 183 países miembro de la ONU. La realidad es, por cierto, mucho más que inquietante a juzgar por los datos no son alentadores. Según la Declaración anual de la Organización Meteorológica Mundial difundida en Durban, los 13 años más cálidos de la historia, desde que existen los registros meteorológicos (1850), han produjeron durante los últimos 15 años. Se indica que las temperaturas mundiales de 2011 son las décimas más altas registradas. La extensión del mar Ártico fue este año la segunda más pequeña registrada, con el volumen más bajo en términos absolutos.

La ONU reveló en un informe que los gases invernadero alcanzaron niveles sin precedentes y que el calentamiento mundial posiblemente generará inundaciones, ciclones y sequías más intensos. Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió que la temperatura promedio mundial podría subir entre 3 y 6 grados al final del siglo, lo que provocaría una destrucción sin precedentes, con derretimiento de glaciares y aumento del nivel del mar.

Los países pobres afirman que los ricos se han enriquecido utilizando carbón, petróleo y gas y que se les debe permitir desarrollarse para salir de la pobreza. Mientras que las naciones desarrolladas argumentan que las grandes economías emergentes, como China, India y Brasil, deben aplicar límites a sus emisiones para que el mundo tenga alguna posibilidad de frenar el peligroso cambio climático.

La Unión Europea dijo que está dispuesta a firmar un segundo período de compromiso; pero otros países, como Rusia, Canadá y Japón, no están de acuerdo. Los europeos dicen que cualquier acuerdo sería insignificante si no incluyera a los grandes emisores.

Los pronósticos de destrucción del planeta si las potencias prosiguen contaminando son más que elocuentes pero no sirven para sacarles las vendas de la ambición a los países más poderosos que han sido incapaces hasta ahora de ceder en sus intereses en pro del bienestar del planeta. La experiencia ha demostrado que no hay dinero ni potencia mundial que pueda impedir la violenta reacción de la naturaleza que soporta sistemáticamente la agresión del ser humano. "El hombre es el único ser sensible que se destruye a sí mismo en estado de libertad", dijo el escritor Jacques Bernardin de Saint Pierre. Ahora que se está aún a tiempo, sería positivo que se diera cuenta de que si destruimos el planeta no se salvará nadie.