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La Ciudad debería preservar murales que la embellecen

El deficiente estado que presentan algunos murales de nuestra ciudad, deteriorados por la falta de preservación y por los daños causados por toda clase de acciones agresivas constituye un problema tan recurrente como irresuelto, más allá de que en los últimos años vinieron sobresaliendo actitudes particularmente valiosas por parte de grupos de estudiantes y docentes que, en diversas ocasiones, impulsaron y concretaron tareas de restauración.

Esto es lo que viene ocurriendo ahora en la Escuela N° 11 de La Plata, calificada como una suerte de decana en muralismo ya que, desde hace muchos años, exhibe en las paredes de su edificio obras de gran valor artístico. Tal como se detalló en la nota publicada en este diario, las distintas pinturas didácticas sobre cuestiones tales como la diversidad biológica, sobre historia o geografía, daban muestras ostensibles de que necesitaban ser restauradas.

Fue así que esa escuela, con el concurso de directivos, de la cooperadora y los padres encararon la tarea, con el apoyo e intervención de la facultad de Bellas Artes de la Universidad local, concretándose así la inauguración de nuevos y grandes murales mientras otros se encuentran en ejecución.

Al margen de este caso, corresponde recordar que en años pasados los estudiantes de la cátedra de Pintura de esa facultad habían pintado murales en paredes de escuelas y entidades de la Ciudad, en una acción desinteresada y creativa que, además, facilitaba una mayor integración de los jóvenes con la sociedad.

En ese caso, se valoró el hecho de que los murales crean una especie de barrera contra las pintadas y el deterioro de los frentes de las escuelas. De esta manera, como parte de una cruzada universitaria, los habitantes de la Ciudad, fueron testigos del cambio sustancial de muros que cobraron una mejor identidad con imágenes tan gratificantes como bien elaboradas.

Sin embargo, como se ha dicho, muchos de los murales existentes necesitan urgente reparación. Este podría ser el caso del enorme mural pintado en el predio que utiliza la feria de City Bell, lindante a la Plaza San Martín. El descascaramiento que exhibe, las manchas de humedad y, en especial, los grafitis que lo dañaron en su parte inferior reclaman una perentoria atención.

Son las autoridades competentes, desde luego, las que debieran arbitrar los medios necesarios para que se conserven debidamente los murales, castigando como corresponde a quienes los ensucian o afean cotidianamente sin importarles la agresión que consuman sobre el paisaje urbano. Pero, también, disponiendo medidas destinadas a la mejor preservación de estas obras