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La batalla por el Presupuesto

* Por Gabriel Sánchez Zinny. Este fue el más grande recorte del presupuesto en la historia, señaló el Presidente Obama hace unas semanas, luego de evitar por tercera vez, a través de una dura negociación con el partido republicano, un cierre del gobierno por falta de financiamiento.

Estas aprobaciones de último minuto vienen sucediendo desde Enero, cuando en la Cámara de Representantes asumió una nueva mayoría republicana. El acuerdo de Abril recorta u$s 38 mil millones del presupuesto para lo que queda de este año fiscal, que termina en septiembre.

Esta frase de victoria que viene del mismo Presidente que aprobó el paquete de estímulos más grande de la historia del país y propuso un presupuesto con un billón de dólares de déficit, ha generado tensión entre los demócratas, que lo han criticado por aprobar un recorte de gastos demasiado alto.

Lo más llamativo es que este presupuesto de u$s 3,7 billones, debería haber sido aprobado en Octubre del año pasado, ya que el año fiscal en Estados Unidos va de Octubre a Septiembre.

Pero debido a las elecciones del pasado Noviembre, la mayoría demócrata no pudo llegar a un acuerdo para aprobarlo, y desde entonces el presupuesto está funcionando con aprobaciones de gastos periódicas, renegociables en cada instancia.

Paul Ryan, el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, presentó un plan la primera semana de Abril, que denominó Path for Prosperity, donde propone disminuir el gasto en más de 6 billones de dólares en 10 años, y reducir la deuda pública casi a cero. Esto a través de reformar el sistema de salud y de seguridad social, que son los principales generadores de gasto público, dos tercios del total.

Empujado por estos acontecimientos, el Presidente Obama el 13 de Abril hizo su propia propuesta de balancear el presupuesto, esencialmente proponiendo una reducción de 4 billones de dólares en 12 años, bajando el gasto pero también subiendo los impuestos a los más ricos, incremento al que se opusieron los Republicanos.

Pero estas no son únicamente batallas en Washington, que a veces parecen más bien posturas políticas que propuestas serias para combatir la crisis financiera, confirmado por los comentarios de la agencia de crédito Standards & Poor, mencionando la posibilidad de bajar la calificación de la deuda de su actual status de triple AAA, y reduciendo el pronóstico de la deuda de estable a negativo.

También la población en todo el país muestra preocupación, como señalan las últimas encuestas nacionales realizadas por el New York Times/CBS News. Un 70% de la población encuestada cree que el país está yendo en la dirección incorrecta. Más aun, un 39% de ellos dicen que la economía está empeorando, comparado con un 28% que sostenía lo mismo en la encuesta del pasado Octubre. De acuerdo a otra encuesta reciente, del Washington Post/ABC News, un 57% de la población desaprueba como Obama está manejando la economía.

No deja de ser destacable como ha cambiado el tono del debate en Washington. Ya no se cuestiona si es necesario reducir el gasto. Ahora la discusión se enfoca en cómo hacerlo, en que programas se reducen y cuales se suprimen. El gasto público como porcentaje del producto bruto era de 18,2% en el 2000, pasando a 19,6% en el 2007, y dando un salto a un 24,4% en el 2009. Los republicanos se quejan de que la Administración Obama quiere hacer ese porcentaje permanente, y no volver a nivel anteriores a la crisis, pero nada dicen de los aumentos que han hecho desde el 2000, cuando tenían la mayoría en ambas cámaras.

El balance del presupuesto será central en el debate político de este año, y en la elección presidencial del año que viene. En los próximos meses se intensificará debido a la discusión sobre la deuda externa, ya que el Congreso tiene que aumentar el límite de u$s 14,3 billones, para que el gobierno pueda pagar sus compromisos. No serán discusiones fáciles, pero el público y los dirigentes lo han puesto como prioridad en la agenda de reformas. Esperemos muestren liderazgo para resolverlo.