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La aguda miopía del sindicalismo

* Por Ricardo Kirschbaum. Después de ser reelecto como jefe de una de las tres CGT, Hugo Moyano dejó en claro que se ha sumado a la oposición de este Gobierno.

Nota extraída del diario "Clarín"

Es una decisión adoptada en medio de una pelea en la que los dos contendientes han dado elocuentes muestras de querer luchar . Quizá sea, en los dos lados, el único método que creen efectivo para lograr sumar poder no importa quien sufra por ese conflicto.

El camionero, al cabo, se quedó con poco margen y con pocos aliados de peso en el gremialismo, déficit que intenta paliar con su voluntad de tomar riesgos e ir para adelante.

Su discurso en Ferro apuntó a dos de los flancos débiles de la política oficial: inflación e inseguridad , que han aparecido de nuevo al tope de las preocupaciones de la sociedad en cualquier encuesta de opinión.

Por primera vez, se refirió a la inseguridad que conmueve a sectores del conurbano y de la Ciudad de Buenos Aires. Esa alusión no fue un acto inocente de Moyano porque, ya se sabe, la gente está pidiendo soluciones no importa la jurisdicción donde se produzcan los delitos ni la autoridad que fuera responsable de la inacción.

A esa combinación, le agregó la amenaza de que, en el futuro, las críticas a Cristina Kirchner y su gobierno se sentirán en las urnas porque su sector, aseguró, no votará al actual oficialismo si éste, como se descuenta, mantiene la actual negativa al diálogo. Se atrevió a decir que el 54% que obtuvo Cristina en octubre del año pasado bajará abruptamente en los próximos comicios . Habló del 2013, año clave: el oficialismo jugará todo para tratar de obtener el número de legisladores necesarios para promover la reforma constitucional.

Se trata de una apuesta de difícil pronóstico pero indica que el camionero ha decidido volcarse decididamente a la política . Sabe que su figura recoge más rechazos que adhesiones por los métodos que utilizó en el pasado, incluidos bloqueos a los diarios Clarín y La Nación , y su adhesión incondicional a la estrategia de Néstor Kirchner, su aliado principal.

En su discurso también habló de diálogo y calificó al Gobierno de "nacional y popular", como un gesto para indicar que no todo está quebrado si hay signos de una negociación que incluya, como el último ofrecimiento, su dilución como líder sindical en una mesa de conducción compartida.

 Moyano también está dispuesto a proponer un plan de lucha , en un menú de alternativas que ensayan sus allegados.

 El Gobierno ha logrado fracturar a la CGT. No fue todo mérito propio sino, fundamentalmente, una muestra de la miopía aguda de la dirigencia sindical .

El ahora gremialismo oficialista, tan ofuscado con Moyano, es también objetivo del "cristinismo".

Pronto sabrán por qué.