DOLAR
OFICIAL $1425.00
COMPRA
$1475.00
VENTA
BLUE $1485.00
COMPRA
$1505.00
VENTA

Kevin Felippo tiene 10 años y Ferrari becó su preparación como piloto

*Por Martín Artigas. Expertos de la famosa escudería italiana elogiaron su destreza en una competencia de karting y vieron en él un potencial "Messi" de la Fórmula 1. Por eso, ahora forma parte de la Academia Ferrari y se convirtió en el alumno más joven de su historia.

Es fácil distinguirlo entre otros corredores de su categoría: comparativamente, Kevin Felippo siempre suele ser el más bajo de estatura, el más petiso del grupo. Sin embargo, su cuerpo menudo y sus 10 años de edad nunca lo hacen "achicar" frente a los desafíos que el destino le va presentando; más bien, todo lo contrario.

Entre la inocencia y la bravura, este niño oriundo del barrio de Belgrano un día descubrió el universo de los kartings. Y tan bien le fue en las pistas que, durante una competencia mundial disputada en Europa, fue fichado por los avezados ojos de un "cazatalentos" de Ferrari, la escudería italiana que acaba de invitarlo a formar parte de su academia de conductores y que ya lo presenta como la promesa más joven que ha tenido en toda su historia.

El camino. "El era un auto. Tenía dos o tres años y se iba caminando haciendo el ruido de un auto", recuerda entre carcajadas Jorge, de 47 años, profesor de Matemática y gerente de una empresa de telecomunicaciones. El siempre amó el fútbol y nunca sintió la más mínima atracción por los "fierros". Por eso, asegura que le costó comprender por qué su hijo nunca se anotaba para el "picadito" y prefería quedarse jugando con autitos de colección durante horas.

Esa obstinación que expresaba Kevin muy pronto superó la curiosidad y comenzó a preocupar a Jorge y a su esposa, Cristina. "El decía que quería manejar. Nos costó entenderlo, pero cuando tuvo 7, decidimos llevarlo a andar en el Club Argentino de Karting. Ahí, él reconoció que era lo que estaba buscando", asegura.

Pero, claro, llegó un momento en el que el paseo no fue suficiente, y el espíritu "pistero" de Kevin pedía algo más. Así llegó el curso de piloto, paso obligado para poder competir. La primera carrera, en 2009, resultó muy promisoria: Kevin salió quinto. En la segunda, en cambio, le sacaron una vuelta. "Me hicieron comer el pavimento", repetía el pequeño, invocando la jerga "fierrera". Entonces, llegó la posibilidad de entrenar junto a Matías Milla, un experimentado corredor de karting que muy pronto se convirtió en su objeto de admiración y afecto.

Gracias al esfuerzo conjunto, Kevin clasificó para competir en un campeonato mundial que se realizó en septiembre último, en Italia. Entre los más pequeños de su categoría en edad y estatura, pocos pensaron que iba a lograr salir airoso de la prueba. Y aunque no clasificó para la segunda vuelta, su paso por la pista alcanzó para que la escudería Ferrari fijara sus ojos en él.

La meta. "A la semana de volver de Italia, recibí una carta oficial de Ferrari donde me informaban que había una invitación cursada para Kevin. Yo pensé que se habían equivocado de chico", cuenta Jorge. La llamada telefónica le disipó las dudas y le hizo saber que la escudería italiana tenía una academia para jóvenes talentos y que recibiría más información sobre los requerimientos para el ingreso. Primero, le solicitaron una serie de certificados, formularios y estudios médicos; luego, dos enviados llegaron hasta Buenos Aires para hacerle pruebas médicas, físicas y de manejo. Finalmente, le extendieron la mano, le informaron que la instancia había sido superada satisfactoriamente y que tenía que viajar para replicar estas pruebas en Módena.

Padre e hijo partieron rumbo a Italia el 12 de diciembre pasado para realizar una serie de nuevas pruebas. También, Kevin fue llevado hasta la pista de Fiorano, donde "lo hicieron recorrer en bicicleta 10 kilómetros para medir su rendimiento, y para que, al finalizar, dibujara en una hoja el circuito con la mayor precisión posible, marcar los puntos de sobrepaso y las curvas". En tal sentido, Jorge reconoce en el pequeño una heradada facilidad para las ciencias exactas.

Además de compartir un desayuno con su ídolo, Felipe Massa, Kevin se llevó las felicitaciones por su desempeño de Luca Di Montezomolo, el presidente de la escudería italiana.

"Bienvenidos a la familia Ferrari", fueron las palabras que Jorge le oyó decir. Luego, a modo de premio, ambos fueron invitados a visitar el lugar donde se guardan los autos de Fórmula 1. "Me moría de ganas de sacar fotos, pero nos explicaron que eran muy estrictos con su política de confidencialidad por temor al espionaje", subraya el padre de Kevin.

De aquí en más, lo que le espera el joven piloto es un curso que se extenderá entre marzo y septiembre del año próximo, y que lo obligará a viajar tres días por mes a Italia. En Buenos Aires, en tanto, Kevin continuará asistiendo a clases normalmente y entrenando junto a su admirado Milla. "No concebiríamos que él tenga que irse a vivir allá conmigo o con su mamá, porque eso destruiría la familia", advierte Jorge. "Y lo que comprendí con todo esto es que no se pueden fabricar ni la pasión ni el talento; esas son cosas con las que se nace".