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Katamarca de ellas, para "él"

* Por Víctor Ego Ducrot. La candidata del Frente para la Victoria (FPV) nacionalizó su campaña y no dudó en afirmar que pretendía sumar a la provincia al proyecto nacional fundado por Néstor Kirchner, hoy encarnado en la figura de la presidente Cristina Fernández.

Apenas conocidos los guarismos que convertían al triunfo de Lucía Corpacci en una tendencia irreversible –a contramano de casi todas las encuestas que circularon por Catamarca días antes de los comicios–, la página digital del diario El Esquiú.com publicó un breve comentario que decía: "Se trata de una victoria de ellas y para él".

La frase conlleva una síntesis por demás significativa de las conclusiones últimas que puede dejar el histórico domingo que vivieron los catamarqueños: a diferencia de lo hecho por el cobista y derrotado gobernador Brizuela del Moral, la candidata del Frente para la Victoria (FPV) nacionalizó su campaña y no dudó en afirmar que pretendía sumar a la provincia al proyecto nacional fundado por Néstor Kirchner, hoy encarnado en la figura de la presidenta Cristina Fernández.

El oficialismo catamarqueño y la oposición nacional confiaban en una tapa de Clarín, el lunes 14, que dijese más o menos así: Perdió Cristina en la primera prueba del calendario electoral. El cobismo en el gobierno también aspiraba a un nuevo mandato –la tranza radical que se apropió del Frente Cívico y Social (FCyS) lleva (¡llevaba!) dos décadas en el poder– y catapultar el efecto hacia la escena de la Nación. Contaron con el dispositivo mediático de Buenos Aires y los diarios allí La Unión y El Ancasti.

Sólo uno, El Esquiú.com, de apenas ochos meses de vida pero ya instalado como el segundo en circulación, trabajó para desmontar el dispositivo cultural cobista; incluso fue el único que, con encuestas propias, el sábado 12 informó en primera plana que Corpacci se alzaría con el triunfo en las urnas, dejando casi en ridículo a quienes apenas si aproximaban la idea de un "empate técnico". También provocó un cimbronazo en las filas del radicalismo cuando, ese mismo día, consignó que Oscar Castillo, la otra gran figura del FCyS, había reconocido que el pueblo de la provincia pedía un cambio; Castillo ya no podía disimular un hecho que era conocido a voces: su cortocircuito con "el Sandía" Brizuela del Moral (así lo apodan al gobernador de la derrota en las calles catamarqueñas).

Cuando la tendencia se convirtió en irreversible, los disímiles actores sociales que acompañaron con su voto a Lucía salieron a la calle y coparon la plaza central: festejaban la vuelta del peronismo al poder, vivaban a Cristina y afirmaban, como homenaje, que Néstor estaría allá arriba, celebrando con ellos.

El periodista Fernando López señaló el lunes en El Esquiú.com que la visita de la presidenta, un mes antes de la votación, y la participación activa de funcionarios y militantes nacionales en apoyo a Corpacci, como fue el caso del titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Gabriel Mariotto, le otorgaron un impulso tal a las candidaturas del FPV, que ayudó a revertir los guarismos de intención de voto registrados en el tramo previo al fin de campaña, marcadamente desfavorables a Lucía.

Cuando la jornada del domingo llegaba a su fin, la presidenta se comunicó con la flamante gobernadora electa para felicitarla y un avión despegó de Buenos Aires para llevar hasta Catamarca el abrazo de la presidenta. Allí viajaban la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, Mariotto y otros allegados políticos a Cristina.

Los catamarqueños, argentinos tranquilos y de hablar cadencioso, se hartaron de ese radicalismo deshilachado que expresan Cleto Cobos y su "último de los mohicanos", el tal "Sandía". Antes de salir a festejar el triunfo de Lucía oyeron por radio y vieron por televisión, azorados, a un vicepresidente de la Nación que, recién llegado al aeropuerto provincial, decía: "Vengo a acompañar a Brizuela en la victoria o en la derrota."

Otros dirigentes radicales de la liga mayor también se habían instalado en la ciudad de los Valles Calchaquíes, pero prefirieron esconderse debajo de la primera alfombra que encontraron, y apagaron sus celulares. Sabían, sin embargo, que el estallido de sus internas, casi peleas de gallinero, sería inevitable, como bien lo reflejaron el martes pasado todos los medios nacionales.

Cuando lo oyeron a Cobos, en el búnker del gobernador no lo podían creer. Nadie tenía memoria de un caso anterior en el cual un jefe político anunciase tan estúpidamente la caída de su amigo de turno. Ya no hacían falta las cifras ni sus proyecciones: los catamarqueños supieron que la noche radical había llegado a su fin, como lo venían intuyendo cuando, unos días antes, Brizuela fue víctima de su propia desesperación y espetó suelto de cuerpo algo así como que se quedaría 20 años más en el poder, guste o no guste. En la plaza, en medio de las celebraciones, un chistoso soltó: para octubre la oposición ya tiene formula presidencial, Cobos – Brizuela; a menos que Duhalde y "el Momo" Venegas se encaprichen.

En el avión que me trajo de vuelta a Buenos Aires, el lunes después, El Esquiú.com se había convertido en lectura de muchos de los pasajeros, y entre algunos de los militantes que habían viajado a Catamarca para acompañar a Lucía, surgió la pregunta inevitable: ¿Se sentirá la semana próxima el efecto Corpacci en las tierras del Chubut?

Los más cautelosos prefirieron considerar que ambas provincias ofrecen situaciones y perfiles diferenciados; otros optaron por seguir pensando, en silencio. Pero ayer, ya en sus casas o lugares de trabajo, todos habrán recibido el primer toque de sirena.

El candidato a gobernador por el FPV de Chubut, Carlos Eliceche, dijo que "el efecto multiplicador de Cristina y las políticas del modelo nacional y popular hicieron que su visita repercuta de manera positiva" en Catamarca. "Hay un arrastre importante de sus políticas que se reflejan en triunfos", sostuvo en declaraciones al diario El Patagónico, para disparar en forma inmediata: "Lo sucedido en Catamarca se reiterará el domingo en Chubut."

Y como los que se queman con leche ven una vaca y lloran, los "peronistas federales" se apartaron del fuego con una obviedad. A menos que uno ande muy pero muy perdido, difícil resulta confundir el Norte con el Sur: "Chubut no es Catamarca", respondió el oficialista de la provincia que va a las urnas dentro de pocos días, Martín Buzzi; pero como el miedo no es zonzo intentó aclarar: "Bien lejos estamos de un proyecto donde alguien propone postularse más allá de los 20 años."

Podrán algunos resistirse a una evidencia tangible: el crecimiento exponencial de Cristina y sus políticas inclusivas en el consenso de los argentinos, lo que necesita el proyecto de la Generación del Bicentenario. Lo que nadie en su sano juicio puede negar es que Catamarca se expresó el domingo pasado, y que su voz se oye desde Tierra del Fuego hasta la quebrada de Humahuaca.