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Karina Jelinek, Leonardo Fariña y la casa de los espíritus

La casa de Avenida Libertador que reclama la modelo como propio tiene ribetes casi de una novela.

Mientras tanto, el juez Oyarbide se lanzó a la yugular de algunos amigos de Fariña procesados por estafas varias.

¿Sabrá Karina Jelinek qué personalidad de la historia argentina durmió durante unos meses en la habitación que fue su nidito junto al pibe del rodete?

Seguro que no y lo revelamos en primicia. Isabel Martínez de Perón, la viuda del ex Presidente de la Nación Juan Domingo Perón, estuvo hace 20 años residiendo durante un tiempo en el departamento de la Av. Libertador cuando regresó a la Argentina traída por el entonces Jefe de Estado Carlos Saúl Menem, para saldarle un dinero que le correspondía al fundador del movimiento justicialista por salarios no pagados después que fue víctima del golpe de Estado de 1955.

Hoy ese departamento en litigio está a nombre de una sociedad llamada "El Diego S.A.", a quien Fariña argumenta alquilarle la propiedad y ahora amenazó con que los dueños del lugar podrían expulsar a la modelo mediante un juicio sumarísimo de desalojo.

Las sociedades anónimas que son dueños de propiedades como ésta, cuentan con intrincadas ingenierías para ocultar los nombres de los verdaderos propietarios de esos inmuebles. Por temas impositivos o para no ser detectados por la justicia, los estudios contables y jurídicos arman estas sociedades anónimas detrás de las cuales se ocultan personas que no quieren ser individualizadas.

"El Diego S.A." era una sociedad quebrada que adquirió Leonardo Fariña asesorado por uno de esos estudios, y la reorganizó de tal forma que el fisco no pudiera detectar su presencia ni el origen de los fondos con que la adquirió.

Pero gente que conoce la trama de esa operación, encontró una hendija por donde demostrar que Fariña no es ajeno al departamento ni a la Sociedad Anónima.

Un porcentaje de las acciones de "El Diego S.A" fueron puestas a nombre del padre de Leo Fariña (nos dicen que el 10 por ciento), y si el hombre no pudiera justificar el origen de los fondos que aportó a la sociedad, ahí estaría el indicio de una maniobra destinada a que sean testaferros o presta nombres de los verdaderos propietarios del costoso departamento.

Si se indagara en ese sentido, los abogados de Karina Jelinek podrían evitar un desalojo sumarísimo y la pobre modelo no sería expulsada con la rapidez que dispone la justicia porteña en esos expedientes sumarísimos de los que se jactaba Fariña de conocer y que se lo dijo a los movileros que lo encararon a la salida de su frustrada audiencia hace días.

A Fariña lo sigue traicionando su pedantería y soberbia de suponerse un sabelotodo, aunque hay que reconocerle el mérito de que a una muy temprana edad conoce muchas trampas legales para zafar de situaciones difíciles y seguir en poder de una fortuna que algunos le atribuyen en no menos de 4 millones de dólares, y un campo en Mendoza (varias miles de hectáreas) al que mantiene en el anonimato utilizando la misma estrategia de ponerlo a nombre de sociedades y terceras personas. El origen de ese campo es parte de otra historia que revelaremos a la brevedad.

Lo que nadie sabía hasta esta primicia de DiarioVeloz es que hace 20 años, Carlos Menem, cuando quiso "peronizar" su gestión, trajo a Isabel Martínez de Perón a la Argentina. Con la excusa de reconocerle un dinero que le hubiera correspondido a Juan Domingo Perón por los salarios de ex Presidente que le adeudaba el Estado desde su derrocamiento en 1955, Isabelita aterrizó en Ezeiza a buscar esos millones.

Menem la alojó en el Hotel Claridge, pero Isabelita no congraciaba con la vida en hoteles y una tarde se escapó a vivir en la calle Terrada al 400, barrio de Flores. Ahí habitaba un antiguo amigo de la familia (y de López Rega), muy apegado a los rituales y prácticas de un grupo de la masonería. La custodia presidencial que tenía la viuda de Perón se desesperó por la falta de seguridad que había en esa casa de Flores, y después de varios días de búsqueda la ubicaron, y por pedido de Menem le ofrecieron vivir en un edificio de Av. Libertador que pertenecía al "gordo" Gostanián, aquel titular de la Casa de la Moneda famoso por haber impreso en un organismo del Estado aquellos billetes con el rostro de Carlos Menem, los llamados "Menem truchos". Eran promocionales, pero el desatino fue mayúsculo y recibió críticas por doquier.

Ese departamento donde residió Isabelita es el mismo que ocupó Fariña junto a su entonces mujer Karina Jelinek, y dijo habérselo regalado como prenda de casamiento. Aunque fue de palabra, pues nunca firmó escritura que avalara ese obsequio.

Viviendo en ese lugar, Isabel y uno de sus "brujos" de cabecera, Mario Rotundo, solían realizar encuentros secretos con personajes de la masonería y otras sociedades secretas a las que era adepta la viuda desde las épocas en que López Rega llegó a su exilio madrileño de Puerta de Hierro. Si los espíritus de aquellas sesiones ocultas permanecieron ahí, es algo que escapa a nosotros. Al final, Isabel cobró una indemnización del Estado cercano a los 10 millones de pesos/dólar, pero el siniestro Rotundo le birló una buena parte de esa fortuna. Después dejó el departamento que dos décadas más tarde ocupó Jelinek - Fariña y retornó a España.

Hoy la propiedad pertenece a esa sociedad, "El Diego S.A.", y de comprobarse que un porcentaje societario está a nombre del padre de Fariña, el asunto se pondría en investigación judicial y quizás la modelo zafe provisoriamente de la risueña condición de "homeless" (personas en situación de calle) en que ella misma dijo que estaría de ser desalojada pronto.

Mientras esto ocurre en el culebrón de un matrimonio que estaba muerto antes de concretarse, otro conflicto más pesado lo roza a Leonardo Fariña en la Justicia Federal.

El juez Norberto Oyarbide procesó por estafas varias a un grupo de personas allegadas a Leo, encabezados por Miguel Ángel Lamparelli, a quien le allanaron su domicilio en el edificio El Faro de Puerto Madero y hasta hace horas se encontraba prófugo de la Justicia. Lamparelli es quien adquirió de Fariña aquella Ferrari roja que Oyarbide no puede saber dónde está escondida.

Otro de los que está en la mira de Oyarbide es Adrián Gago, un estafador con antecedentes penales,  socio de Lamparelli, con quien Leo Fariña almorzaba en el restó Happening, de la Costanera. No sabemos si el juez puso la mira aún en Leonardo Fariña, aunque tiene información de sobra sobre esos vínculos.

Y ya que estamos en el tema, solo un comentario para finalizar. Estos manejos turbios de fortunas propias y ajenas nunca terminan bien cuando los escándalos se hacen públicos. Nos dicen que Lázaro Báez fue abandonado por su mujer, quién no le perdona haber expuesto a su familia en la trituradora de la opinión pública. Abandonado por el gobierno y por su familia, Lázaro Báez vive deprimido y casi recluido en alguna de sus estancias patagónicas.

Los espíritus malos rodean el Planeta Fariña aunque el chico del rodete siempre tiene una sonrisa que ofrecernos. Le gusta jugar con fuego, pero ya se sabe el refrán de cómo terminan esos jugadores.