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Inflación en Argentina: estiman que 40% de los valores que mide el Indec están atrasados

Es el porcentaje de incidencia en el índice entre los productos y servicios congelados y los que tienen tope de aumento. 


Aunque para observar niveles de inflación como los actuales hay que remontarse al fin de la hiperinflación, en 1991, los analistas coinciden en destacar que los meses que se aproximan serán mucho peores. El atraso de muchos precios de la economía, incluido el tipo de cambio, y la necesidad de reacomodarlos antes de empezar a pensar en un plan de estabilización que reduzca fuertemente la escalada que se observó en agosto y que persistió en septiembre. Uno de los desafíos del nuevo gobierno será justamente ése: ajustar los precios atrasados, que se estima en torno a 40% de la canasta del IPC del Indec.

“Estimamos que actualmente cerca del 40% de la canasta del IPC cuenta con precios reprimidos en algún sentido. Con una inercia que todavía implique registros por debajo de los dos dígitos, la reversión de la medida sumará 10 puntos porcentuales de inflación en diciembre. A ello se sumará el efecto de descongelar el tipo de cambio oficial, fijado en $350 por dólar”, consideró la economista Melisa Sala, de la consultora LCG.

Y agregó que si bien aún no queda claro cómo se implementará, “cabría pensar que más temprano que tarde, intentará recuperar (de mínima) la competitividad inmediata post-PASO”. El escenario base de la consultora contempla una inflación del 190% anual en diciembre próximo.

Concretamente, lo que la consultora estima es que, bajo el supuesto de que el tipo de cambio no se mueve y que los precios que están libres corren al 9% mensual entre septiembre y diciembre, se acumularán 10 puntos de inflación reprimida -por los rubros cuyos precios están pisados-, que podrán sumarse de una vez o en cuotas en los primeros meses de 2024.

“Si se mantiene como hasta ahora el ritmo de los precios, la inflación acumulada en el último cuatrimestre será de 28%, mientras que si se deja todo sin regular, subiría a 39%”, prevé LCG.

Los rubros dentro del IPC que están congelados son prepagas, transporte público, combustibles, medicamentos, gas y electricidad y útiles escolares. Representan, entre todos, 18,8% del índice, y los plazos de vigencia de los congelamientos son, en su mayoría, el 31 de octubre, excepto prepagas que no aumentarán hasta el 30 de noviembre para quienes cumplan con el tope de ingresos de $2 millones el grupo familiar, según lo acordado con el gobierno pos PASO.

A su vez, hay otros rubros que no están congelados, pero sí fueron instados a fijar topes en sus aumentos. Es el caso de los pasajes aéreos, que no pueden subir más de 4% mensual; y los alimentos y bebidas en las cadenas de supermercados, que tienen una pauta de incremento de 5% por mes.

Para la economista de la consultora Abeceb, Elisabeth Bacigalupo, es complejo mesurar cuánto puede sumarle a la inflación la liberación de todos los precios que hoy están controlados, por ser regulados o porque tienen restricciones impuestas por el Gobierno, debido a que hay impactos directos e indirectos de reacomodar los precios relativos.

“Uno puede tender a pensar en ajustes en electricidad y gas al punto tal de eliminar los subsidios. Pero ¿puedo hacer el mismo supuesto en transporte público? No tiene mucho sentido realista. Y con el resto de los precios relativos que no son regulados, va a depender de cómo se salga del régimen de alta inflación en el marco de un programa de estabilización”, precisó la economista, quien agregó que “en ese contexto, en el que habrá que ajustar precios relativos, no es lo mismo hacerlo con un programa que vaya anclando las expectativas que no hacerlo”.

“Si se observa lo ocurrido en los últimos tres años, se ve con claridad cómo hay precios que acumulan subas de 280% o 300%, contra una inflación en el período de 505%, y otros que superaron ampliamente el promedio general”, dijo Bacigalupo.

“Obviamente el atraso de tarifas y precios relativos es evidente. El problema es que cuando esos precios se acomodan es cuando las presiones inflacionarias crecen. Por eso el enorme desafío de corregir los precios relativos, ya que siempre eso se suele hacer con una inflación al alza”, precisó la economista.

Para Juan Ignacio Paolicchi, economista jefe de la consultora Empiria, el Gobierno está acumulando distorsiones múltiples de precios relativos mientras la inflación viaja al 12% mensual. El riesgo, según su visión, es que “con semejante inercia inflacionaria, remover estos controles y congelamientos y corregir precios relativos puede acelerar la inflación en el arranque de un plan de estabilización, con riesgos de que la inflación salte a un nuevo nivel”.

“Típicamente, es riesgoso acumular congelamientos o atrasar algunos precios porque luego corregirlos tiene costos inmediatos y nunca se alcanzan a percibir beneficios. Por ejemplo, se puede congelar prepagas, pero los alimentos siguen corriendo al 16% mensual”, enfatizó.

Durante agosto, mientras que los productos estacionales registraron un alza de 10,7%, los regulados avanzaron 8,3%. Y la inflación núcleo -que mide lo que no es ni estacional ni regulado- registró un incremento de 13,8 por ciento.

Un informe de GMA Capital advierte que “el hecho de que los precios regulados hayan subido 5,5 puntos porcentuales menos que la métrica núcleo profundiza una dinámica que viene sucediendo casi ininterrumpidamente desde comienzos de la gestión actual”.

“Mientras que en los últimos 44 meses los precios regulados se encarecieron 406%, el componente core subió 655%. En este sentido, para nivelar esa distorsión, los regulados deberían expandirse discretamente 61% (suponiendo además que el efecto por sobre la núcleo fuera nulo)”, proyectó la firma de marras.

También se pueden observar las distorsiones si se analizan las variaciones de varios sectores con respecto al índice general. Por ejemplo, desde diciembre de 2019, Prendas de vestir y calzado subió 31,2% más de lo que escaló el índice general, mientras que en el otro extremo, la variación de Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (que captura el mayor porcentaje de los regulados) se incrementó 34,1% menos que el IPC.

“Este desajuste de precios relativos no solo agudiza el déficit fiscal, sino que además hace que la corrección en el futuro deba ser mucho más drástica para reestablecer los equilibrios”, precisó el informe de GMA Capital.

Martín Calveira, economista investigador del IAE, también se refirió al “sinceramiento” que requerirá un nuevo plan de gobierno durante 2024.

“Es habitual que ante un programa de estabilización, los precios se liberen para luego desacelerar y estabilizar. Más aún, la ponderación actual de la canasta de alimentos y bebidas no alcohólicas representa actualmente la ponderación más alta en el IPC, entre 25% y el 35% de acuerdo a la región. Por lo tanto, no solo tendrán que ajustar lo acordado por el programa (5%) en algunos productos y marcas, sino el nivel de inflación reprimida del proceso actual”, dijo Calveira.

Hacia adelante, el economista manifestó que el nuevo “programa deberá contener ortodoxia y heterodoxia, es decir, ajuste monetario, fiscal y converger paulatinamente a un sinceramiento de precios, acuerdos con sectores formadores de precios para informar y dar certidumbre sobre el plan, y política de ingresos direccionada, sin intermediarios y temporal”.

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