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Guillermo Moreno ya no asusta con el Haka: ¿Se viene la rebelión fiscal?

El Haka es la danza maorí que realizan los rugbiers de Nueva Zelanda antes de cada partido. Es un rito ancestral que busca también atemorizar a sus rivales, advertirles psicológicamente que la van a pasar mal. Pero cuando los adversarios le pierden el respeto, los neo zelandeses puede estar en problemas. Algo así ocurre estos días con la autoridad de Guillermo Moreno. Enteráte de qué se trata. Por Boimvaser.

Por Jorge D. Boimvaser
info@boimvaser.com.ar

 
Aunque Axel Kicillof no sea nuestro santo de cabecera, hay que darle la razón cuando le pide a la Presidente la cabeza urgente de Guillermo Moreno. El Secretario de Comercio abrió tantos frentes de tormenta, que ya es imposible parar la inundación que empieza a acechar por todos lados.

Ejemplos al canto. En San Martín, Avellaneda y varios partidos industriales del conurbano,  las cámaras de comercio e industria sienten la presión de sus afiliados a quienes de una u otra forma las restricciones a las importaciones y el cepo aduanero los viene castigando mal. ¿Qué proponen como forma de protesta estos sectores activos de la economía? Piden unirse en una especie de rebelión fiscal, no pagar impuestos mientras dure el status quo actual y hasta que se revean las medidas restrictivas que paralizan las actividades industriales y comerciales. Algo así como el ejemplo de rebelión incruenta que encabezó Mahatma Gandhi hasta lograr que la India fuera descolonizada por el imperio británico en 1947. En la misma fecha aunque con menor prensa mundial, el Pakistán islámico moderno también se quitó las cadenas de la esclavitud con medidas similares a la de India.

El concepto de la "aldea global" hace que cuando se cierra una aduana, casi como en el dominó caen las fichas en cadena y arrastran a todas. Así ocurre actualmente en la Argentina y por eso Kicillof le mete miedo a Cristina Fernández tratando de demostrarle que la política brutal de Moreno puede aparejar una baja considerable de la recaudación fiscal. Ya se sabe que una rebelión en el pago de impuestos no siempre tiene que ser vociferada por altoparlantes. Basta con ponerse de acuerdo entre miles de empresas para no hacerlo, y al Estado le es imposible perseguir a todos los activistas juntos porque directamente no tiene infraestructura para hacerlo.

En Zona Norte la propuesta es restringir el pago de impuestos nacionales pero cumplir con las obligaciones municipales. Al menos hay dos distritos fuertes cuyos intendente avalan por lo bajo esta propuesta: San Isidro y Tigre. No es poco si la onda expansiva del "efecto Moreno" se propaga.

Una noticia que alarma es la posible ida del país de la concesionaria de John Deere, una de las compañías productoras de maquinaria agrícola y forestal más grande del mundo. En John Deere Argentina S.A. dicen tener casi 700 contenedores con maquinaria y repuestos paralizados en la Aduana. Que Guillermo Moreno los maltrató amenazándolos con que jamás le iba a dejar pasar ni un tornillo. Esta gente tiene rodaje de mucho tiempo para dejarse asustar con el Haka, y responden que está a la firma la decisión de la casa matriz de levantar la filial argentina y trasladarla a Brasil.

Cuando el Secretario de Comercio termina causando gracia o pena, las cosas no van bien para la Argentina.

¿Quién mas se suma a esta cruzada contra Guillermo Moreno? Varios frentes. Uno de ellos son las inmobiliarias de los barrios tops de Buenos Aires. Ya no temen colocar en sus pizarras a la calle los precios de las propiedades en dólares, y mucho menos los de los alquileres temporarios. En la zona de Palermo (Hollywood, el Soho y hasta Villa Crespo City) les preguntas a los agentes inmobiliarios si no temen recibir sanciones por publicar a la vista los precios dolarizados, y la respuesta simple es que si ellos tienen los impuestos al día, ya no los asustan las prepoteadas del gobierno.

Y más aún, si tienen que tomar pesos al cambio dólar se rigen por el paralelo. Del dólar oficial dicen: "El dólar oficial es como Papa Noel, lindo y bueno pero no existe".

Y para darle la razón basta ir al microcentro y oír la cantidad impresionante de "arbolitos" que fluyen a diario al grito de "cambio, cambio... pago más". Tampoco los corrés con el Haka y ese mercado informal es el que dictamina a cuánto está realmente el precio del dólar. Son muchos los arbolitos como para detenerlos a todos juntos. Kicillof pega saltos y alaridos hasta el techo cuando le reportan el mundo virtual del mercado negro porteño.

Hasta un banco al que Moreno retó en noviembre pasado cuando comenzó la corrida bancaria, ya se atreve a sacar divisas del país sin temor a represalias, aunque lo hace clandestinamente. En verdad no fue un reto sino una amenaza, cuando el Secretario de Comercio citó al dueño del banco para decirle que tenga cuidado con lo que hace con el precio del dólar, porqué "vos tenés familia",  le dijo Moreno al mejor estilo Luciano Garberllano.

Tenemos al menos registrada una sola operación de ese banco tomando divisas por 109 millones de dólares que ya no están en la Argentina. Si este banco aún pequeño hace eso y no se deja intimidar por el Haka, suponemos lo que deben realizar los grandes consorcios financieros del país.

¿Otro ejemplo? Las agencias de turismo que organizaron los viajes a las Olimpíadas en Londres vendieron dólares a lo pavote con un método eficaz de entrega para no ser detectados por los perros olfateadores de Ezeiza.

La Argentina dejó en la capital del Imperio Británico algo más que 700 millones de dólares en los juegos recientes. Aunque nadie tiene una cifra concreta, hay versiones que triplican esta suma.

Pagar un reloj top en pesos y con tarjeta en alguna joyería lujosa, y revenderlo a precio dólar en Montevideo depositado en una cuenta corriente, es ya tan común que deja de sorprendernos con que precisión te cuentan cómo se realiza la fuga de dólares hormiga en relojes y joyas imposible de ser olfateadas en Aduana.

Si hasta Kicillof le perdió el miedo al Haka de Guillermo Moreno y le pide la cabeza del Secretario de Comercio a la Presidenta para impedir al menos seguir abriendo frentes de tormenta y cambiar el rumbo del Titanic antes de chocar contra el iceberg.