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Guillermo Moreno: la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser

Si yo fuera católico iría al confesionario para decirle al sacerdote: "Padre, algunas actitudes de Moreno me caían simpáticas. ¿Soy demasiado pecador?"

(..si arrastré por ese mundo, la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser - Carlos Gardel, Cuesta abajo).

Algunas historias que el común de la gente desconoce. Desde hace casi medio siglo, reiteradamente una vez cada diez años, algunos poderosos a los que se le dice "el mercado", atesoran miles de millones de dólares. Provocan una gran devaluación, mandan el precio de la divisa a las nubes que produce efectos devastadores en la economía del 99,9% de la sociedad (miseria e indigencia total en los sectores más vulnerables de la sociedad) y un pequeño grupo gana fortunas espectaculares a costa del padecer ajeno. Desde 1975 (se le llamó "rodrigazo") hasta el tristísimo diciembre del 2001 pasando por el Ministro de la dictadura José Martínez de Hoz que ocurre así.

Una frase para la antología del bobo total la pronunció el Ministro de Economía de Alfonsín Juan Carlos Pugliese, cuando después de una corrida bancaria que culminó en híper inflación dijo: "Le hablé a los mercados con el corazón y me contestaron con el bolsillo". Expresión que solo le cabe a un ignorante todo terreno, ¿los mercados tienen corazón?

Hace unos tres años, la SIDE detectó un extraño aviso clasificado. Se pedía chicos para trámites bancarios, no hacía falta experiencia previa.

Siguieron la ruta de los avisos cuyas direcciones eran "cuevas" (oficinas donde se opera en el mercado financiero extra bancario), y ahí el gobierno advirtió que estaban tomando un ejército de "coleros", pibes para hacer colas en los bancos y cuando les llegaba el turno en ventanilla aparecían operadores para comprar dólares a granel. Quedaban registrados como compradores esos chicos, y los dólares los llevaban otros.

La Argentina estaba frente a otra inminente corrida bancaria, devaluación e hiperinflación en puerta. El jefe operativo de la SIDE, Francisco Larcher, le llevó la información al Secretario de Comercio, junto con la identidad de los operadores bancarios que estaban haciendo esa jugada destructora.

Guillermo Moreno los citó a su despacho, con el arma arriba de la mesa ni les dio tiempo a sentarse. Les dijo algo así como: "Vos estás produciendo una corrida, o te dejas de joder o la paga tu familia. Se terminó la reunión".

Los banqueros salieron horrorizados y pusieron fin a los avisos clasificados y a los "coleros". El dólar siguió trepando igual, pero al menos se evitó un colapso hiperinflacionario. No les habló a los mercados con el corazón, sino con un calibre 38 y la amenaza a sus seres queridos.

¿Otra historia parecida? Hace mucho tiempo que algunos grupos poderosos siempre enquistados en los gobiernos, decidieron corroer la educación pública que era uno de los bienes más preciados de la Argentina. Despreciaron los sueldos docentes, los edificios escuelas públicas y los planes de educación. Quien quisiera tener hijos bien preparados debían enviarlos a escuelas y universidades privadas. Los dueños de esos establecimientos fueron los reyes y señores de la enseñanza, y hacían lo que querían con los aranceles y matrículas.

Esto viene también de medio siglo atrás. Moreno les impedía subir en exceso los precios de la enseñanza privada, pero ellos hacían lo que les daba en gana. El Secretario convocó a cuatro poderosos del rubro, hombres acostumbrados al trato académico y los buenos modales. Les dijo: "A ustedes cuatro me lo c.... de parado". Con ese lenguaje de cine condicionado le puso un límite a los aumentos y los echó de su despacho.

El pecado que yo le contaría al sacerdote en el confesionario es que me encantó que alguien le pusiera límite a esos poderosos, aún con guarangadas y bravuconadas. Lo que no me encantó es el Guillermo Moreno posterior.

¿Registrás el papel de Marlon Brandon interpretando al alienado Coronel Kurtz en Apocalypse Now, la genialidad fílmica de Francis Coppola?

Un militar que pierde el control de sí mismo en la guerra de Vietnam y el propio ejército lo manda a buscar a los pantanos asiáticos para sacarlo de operaciones. El tipo había enloquecido mal y libraba su propia guerra. La frase emblemática del Coronel Kurtz era: "He visto un caracol, se deslizaba por el filo de la navaja. Ese es mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja de afeitar y sobrevivir". El rol de Marlon Brando en esa película es una de las escenas más brillantes en la historia del cine.

Guillermo Moreno sintió que estaba librando una batalla personal y caminó por el filo de la navaja con sus estadísticas truchas y haciendo del arte de patotear su forma de ejercer el cargo.