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Gloria Carrá: "Lo propio es lo certero"

En escena, cautiva. Su presencia en el escenario atrae miradas y atenciones superiores a las de sus compañeros de elenco. En presencia, parece que flota. Es real pero son momentos nomás.

El resto es solidez, contundencia y sobre todo cierta brisa ansiosa por decir su palabra. Y si bien no niega la interpretación, se interpone al prejuicio. Seguramente por eso sube a un escenario o aparece en cámara: la exposición impone dejar de lado comedimientos varios, especialmente los que son meras excusas paras seguir pensando que lo propio es lo certero, la verdad universal que mueve al mundo.

¿Cuándo elige una obra, al evaluar qué le da y qué le quita; piensa qué le puede ofrecer a la obra y qué la obra le puede ofrecer? Me parece que mi personaje, Catalina, es hermoso, adorable, y eso ya me dio ganas de hacerlo. Apenas leí la obra me vi haciéndola, y en ese personaje. Ahí no lo dudé.

Y desde el momento en me vi haciéndola supe que no iba a tener muchos obstáculos para hacerla. Sí me quería dejar guiar por Helena Tritek, que fue otro de los atractivos que veía. No la conocía como directora, me habían hablado mucho de ella, había visto sus trabajos y eso me daba ganas.

Después, protagonizar en calle Corrientes también era un atractivo muy grande, y otra de las cosas era hacerlo con mi marido.

Era tiempo compartido de los dos y nos llevamos muy bien trabajando juntos. Así todo me daba mucho, y yo también le podía dar al personaje.

¿Lo de la calle Corrientes es así? Es el lugar de todos los teatros. En realidad lo veo como algo buenísimo. He hecho muchísimo teatro off, también en oficiales, como el Cervantes, donde dejé de hacer una obra para hacer esta (que ahora vuelve).

Y me encanta hacer calle Corrientes, y poder ganar dinero con las obras, porque es mi trabajo, a eso me dedico, no hago otra cosa. No hago tortas a la tarde y las vendo jaja. Para mí es emocionante que entre tanta gente, el aplauso final; lo disfruto muchísimo, creo que tenemos mucho para dar, la obra es hermosa, impecable, entonces es para disfrutar. No es que me metí a hacer una chantada y que se llene, total. Hemos puesto mucho trabajo, mucho esfuerzo, muchas ganas, y así estamos haciendo las funciones, con muchas ganas.

Y además a los actores a veces nos toca acá, otras veces allá. Todo es arte lo que nos toca hacer. Y me gusta mucho hacer teatro y también televisión.

Dijo que la obra es impecable. Cuando todo es impecable, ¿el actor se luce más o menos? Jajaja, hablo de impecable en cuanto al trabajo que hicimos, y que están cuidados los detalles, y eso tiene que ver con nuestro trabajo. No es que nos trajeron una obra impecable y ahí tuvimos que meternos, sino que el trabajo de todos hizo que la obra esté minada de detalles.

Del esfuerzo de Helena Tritek y de nosotros viendo videos, películas, leyendo sobre la época; viendo hasta bailarines rusos. Que por ahí después no se ve, pero sumó mucho, a todos nos aportó. A eso me refiero con que tiene mucho detalle y en ese sentido es impecable.

Puede no gustar igual, pero no es que está librada al azar. Para mí es una obra preciosa.
¿Los vestidos son complicados para moverse? Yo estoy todo el día en shorcitos. Y ahora la mujer se pone un vestidito y sale a la calle y está buenísimo. Y la primera vez que me probé el vestuario, era increíble: tenía un calzón, más un corsé, más una camisa, más una pollera.
¿Y ensayaron mucho la obra usando los vestidos? No. Todo el vestuario estuvo a último momento.

Por eso hubo un susto muy grande, porque es un vestuario muy complejo.

Ahora ya estoy acostumbrada, me muevo tranquila. Pero en la obra original venía una frase de la autora que decía: desde el comienzo se debe ensayar con el vestuario, porque es muy difícil. Y no hicimos eso. Estuvo casi al final. Entonces hubo que trabajar mucho con eso en los últimos ensayos.

Porque hay gente que tiene que desvestirse.

Vicky (Almeida) se desviste varias veces, yo me desvisto en el final, tenemos cambios rápidos atrás; tenemos muchas cosas.

¿Su personaje sufrió algún cambio cuando se puso el vestuario, sintió cambios? Creo que se modificó algo. Para bien también. Porque estar metida ahí dentro hace que te muevas de otra manera. No limitada, pero te coloca como en otro registro.

Seguramente si salgo de mi casa con tacos voy de otra manera que si salgo con chatitas. Por suerte no tenemos tacos acá. Pero a mí me gustó el cambio que se produjo.

¿Qué conexión hace con la época? Lo que me sucede, más que nada (que igual a mi me pasa en todo lo que hago), es que cada función que voy a hacer, un ratito antes me concentro, y lo que pienso es: bueno, juego como cuando era chiquita ja, juego a ese mundo un rato, a que estoy en esa época, a que tengo los conocimientos que tiene el personaje; lo hago siempre. Pero en esta obra la diferencia es la época.

Entonces también vivo un poco ese cuento. Es lo que más hago todas las noches, vivir en ese momento, en ese mundo.

¿Le sorprendió alguna cosa, se le cruzó alguna fantasía respecto a cómo vivían en esa época? Especialmente las mujeres.

Creo que habría de todo tipo de carácter, como hoy. Pero sí creo que la mujer en ese momento era más un adorno. Algunas no, eran valientes y ponían encima de la mesa sus opiniones y luchaban por un ideal. Pero las más de familias burguesas estaban más que nada sentadas para adornar el lugar de la casa, del marido; lo acompañaban más que nada. Y toda esa ropa las hacía también ser eso, un adorno. Pero no voy a generalizar. Y todo esto de lo que habla la obra: la sexualidad para ellas era desconocida, no se podía hablar. En la obra también sucede que Isabel, que es el ama de leche de la casa sí sabe qué es sentir con su marido, y ellas que son las burguesas no, porque tienen más cuidados con los maridos, que quieren que ellas cierren los ojos, estén dormidas y no sé qué. Habría de todo supongo, pero lo sexual era un tabú.

¿Y cuál sería su conexión con el presente? Porque por lo general las obras exitosas tienen una relación con el presente.

Lo que a la gente la entretiene mucho es hablar de todo eso desde un lugar de mucha inocencia: te causa gracia es el recato que esas mujeres tenían. Porque la obra no es chabacana, en ningún momento. Entonces todos los orgasmos causan gracia, pero causan gracia porque son inocentes. Y además, lo disociado que está del sexo. Porque Luciano (Cáceres) aplica este aparato y le empieza a hablar de electricidad.

Eso me parece que es lo que causa mucha gracia y empatía con el público; y una complicidad.

De querer ver esto, que no deja de ser sexual, para uno, que ya sabe, pero con esa inocencia.

Esas mujeres lo sentían, lo vivían sin tener la menor idea. Mi personaje, cuando le pide que la bese cuando le está aplicando el tratamiento, él se espanta. No estaba asociado. Lo que este doctor hace es usar esa máquina para calmar la histeria, pero no la asocia al placer femenino, porque no se hablaba del placer femenino. Entonces la gente ve es eso, eso le divierte, porque la diferencia de eso que se vivía antes es que tiene todo que ver con el ahora: todos los que están mirando y riendo es porque tienen orgasmos jajaja.

Supongo.

Nunca se sabe.

No sabemos jaja.

¿Y la soledad de los personajes, no le pareció un tema? Sí, también. Es un obra que habla de amor, de un amor que no te ve, de un amor de dos mujeres; mi personaje también está sola todo el tiempo, porque su marido está tan enfrascado en su trabajo que nunca la ve. Y él también está solo: sólo está en su trabajo o en el club. Y el hombre que se viene a aplicar el tratamiento también está solo porque lo dejó una mujer. Parecería que la que está mejor ahí es el ama de leche. Sí, habla de una profunda soledad. Por eso digo: la obra es entretenida pero es profunda también.

Yo soy como más sensible, entonces encaré a Catalina desde un lugar de mucha alegría. Y Elena cuidó bastante que no estuviera todo el tiempo lamentándose, llorando, sino que pusimos más a la vista la alegría del personaje. Pero hay un montón de cosas, desde que empieza la obra, con eso de que te vamos a buscar un ama de leche: eso es retriste para una mamá; tiene un bebé muy chiquito y no lo puede alimentar, tiene a su marido, pero su marido no la ve. Y la gente sale muy emocionada. A cada uno le pega de distinta manera, pero tanto amigos, actores, y gente que nos esperó para saludar a la salida nos han dado devoluciones hermosísimas. Les pega mucho el amor. Y es muy hermoso. Y moviliza mucho.

Una puesta en escena tan importante e imponente, ¿dificulta la conexión con los otros actores? Sos prejuicioso jajaja. No me pasa para nada, porque eso tiene que ver con cada uno y la manera de trabajar de cada uno.

Yo no puedo trabajar si no me conecto con los actores con los que trabajo. Y me ha pasado que hay actores que trabajan solos, y ahí sí tengo que hacer mi trabajo igual.
Pero para mí no tiene la misma calidad.

Hay muchos actores que no te miran, yo no sé trabajar sola.

Tiene más que ver con la manera de trabajar de uno que con todo lo que te ponen alrededor. A mí si el otro me da, me emociono, depende de lo que otro haga me modifica directamente. Si trabajo sola, sólo hago lo que me dicta mi instinto o mis herramientas de trabajo, hago ese caminito.

Ahora, para mí es mucho más rico trabajar con el otro, porque me modifica directamente.
No me da lo mismo. Hay algo de lo que me da que yo recibo y me impacta.

Son formas de trabajar.

¿En televisión ocurre igual? Yo trabajo así como actriz, no trabajo de otra manera, no sé trabajar sola. No puedo.

Y de los que trabajan conmigo son pocos los actores que trabajan solos.

Dijo que está preparando un espectáculo musical. ¿Qué la motivó de la música? Me encanta, me gustó desde siempre. Canto desde hace mucho tiempo y nunca me había animado. Y me llevo muy bien con Antonio Birabent. Nos juntamos, hicimos "Perfidia", muy linda, que está saliendo en la TV Pública. Nos volvimos a reencontrar y él tiene muchas ganas de hacer teatro, que nunca hizo, y yo tengo muchas ganas de cantar, así que empezamos a hablar de éste proyecto. Ya hace un par de años había hablado con (Javier) Daulte para hacer un espectáculo de canciones. Y ahí estamos.

Decía que le gustó cantar desde siempre.

¿Y cuándo se decidió a estudiar con la ilusión de alguna vez poder hacer un espectáculo? Todo tiene su tiempo. Y estudiaba también para educar la voz para el teatro. Tampoco es que estoy todas las semanas tomando clases, no soy muy obsesiva. Soy tranquila, hago lo que me gusta.
Pero cantar me hace muy feliz, me siento muy plena. Y a veces cuando estoy cantando, pienso: ¿estaré perdiendo el tiempo haciendo otra cosa? Porque es tanta felicidad la que siento, digo: tendría que probar, a ver qué sucede.

¿Y siente que está perdiendo el tiempo? No, porque sé que también estoy haciendo cosas buenas. Y que a la gente le gusta. Pero también voy a probar si es eso lo que quiero hacer, o no. Tal vez es sólo este momento de mi vida.