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Gatillo fácil y amenazas policiales en Balvanera

Así lo denuncia la familia de Jon Camafreita, a quien lo mató un agente en un supuesto "forcejeo". Sus familiares reclamaron justicia y fueron amenazados.

Efectivos de la Policía Federal Argentina se enfrentaron ayer con un grupo de vecinos del barrio porteño de Balvanera, supuestamente por un asado callejero.

Nueve personas fueron detenidass, uno de ellos menor de edad, y ocho resultaron heridos, de los cuales tres de ellos policías, informó el matutino Perfil.

Lo cierto, es que el asado poco tenía que ver con el verdadero motivo del duro enfrentamiento.
La noche del 21 de enero, Jon Carlos Camafreita de 18 años fue con sus amigos a la plaza de Independencia y Sánchez de Loria. En ese momento, se presentó en el lugar policía por una supuesta pelea entre bandas, sin relación con ellos.

Jon se retiraba cuando un cabo de la comisaría 8va, Martín Alexis Naredo, le dio la voz de alto. El joven no se detuvo y el agente le disparó en la nuca. El joven murió cuatro días después en el hospital Ramos Mejía.

Por su parte, el cabo declaró que forcejeó con Jon, que se le cayó el arma y ambos intentaron agarrarla, no recuerda bien quién la agarró hasta que en un nuevo forcejeo "se disparó". El juez a cargo de la causa le dictó falta de mérito y ahora está libre.

Allí comenzó el reclamo de Justicia en el barrio por parte de la familia del joven. El 15 de febrero, a la madrugada, patrulleros de la comisaría 6ta y 8va acudieron a la casa familiar.

"Nos dijeron: 'no pidan más Justicia porque la Justicia somos nosotros'", relató Jesús Castro, prima de Delia Castro, la madre de la víctima.

La familia acudió al Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Nilda Garré, quien ordenó a Gendarmería custodiar su casa durante 20 días hasta el 9 de febrero y realizar pericias sobre homicidio.

Al día 6 Gendarmería se retiraró, y volvieron las amenazas: Sabrina Castro, hermana de Delia, fue con sus hijos de siete y un año a la plaza de México y Saavedra, y allí, cinco policías la abordaron, la tiraron al piso y la agredieron.

Los vecinos salieron a defenderla y otros 15 patrulleros acudieron al lugar. La represión fue brutal, según los testigos, y terminó con nueve detenidos y ocho heridos, tres de ellos policías.