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Gabriel Levinas admitió que empezó a tomar cocaína junto a León Gieco y que dejó de consumir cuando lo vio a Charly García

Cuando le preguntaron por qué empezó a consumir esa droga, respondió: "Fue por la insistencia del amigo (León) Gieco".

Por Mauricio Luna (extraído de Infobae)


Detrás del vozarrón, la mirada incipiente y el humo que cada tanto larga el habano que fuma, se descubre a un hombre arrepentido. Gabriel Levinas, periodista y escritor, sonríe poco, observa fijo y recuerda demasiado. Tanto que es capaz de rememorar contextos, situaciones, personas, fechas y hechos. De estos últimos, algunos permanecen dentro de "la etapa del velo", como dice él. Aquellas épocas en donde una cortina de fantasía dividió su cerebro en dos. "La doble conciencia", elige decir Levinas.

Luego de que el cantante "Pity" Álvarez fuese acusado de asesinar a un hombre de cuatro balazos, se generó en los medios nacionales un repaso de cada hecho en donde el músico se vio envuelto en problemas. Algunos de ellos, fruto del consumo de drogas. Fue en Intratables donde Levinas confesó su adicción a la cocaína que duró casi una década. La misma que todavía le da vergüenza recordar.

"No veía a mis hermanos ni a mis hijas. Y si las veía, estaba en mi mundo. Hacía lo que un padre tenía que hacer pero no estaba enganchado con ellas. Les pasaban cosas que yo no veía, tenían problemas que yo no advertía. Establecí un velo que me alteró la realidad de manera artificial. Entonces, ¿cómo no la vas a pasar si estás dañando gente? Si yo no pude ser buen padre durante 10 años, ¿la pasé bien? Tenés que ser una mierda para pensar que podés pasarla bien si no estuviste el tiempo que debiste dedicarle a tus seres queridos. A tu madre, a tus hijos, a tus hermanos, a tus amigos. La adicción funciona como el cerebro dividido en dos. No es que no tenés conciencia: sabés que estás haciendo algo mal, pero lo justificás. Y sentís una culpa permanente. No es por cometer un delito. Sino porque te estás perdiendo y le estás haciendo perder a tu gente contacto, relación, intimidad real. Afectos. Boludear juntos, ir a caminar, ir a pasear, ir a comer. Todas esas cosas que hacen las familias, que hace la gente, que hacen los amigos, te lo empezás a perder", le cuenta a Infobae.

-¿Por qué empezaste a consumir cocaína?

-Fue por la insistencia del amigo (León) Gieco (en varias entrevistas el cantante confesó que atravesó diversas etapas de adicción a las drogas) en esta misma casa, a la que venía siempre. Yo tenía una bicicleta para hacer deporte y él la usaba. Me cambió la guitarra con la que compuso Carito por la bicicleta. Y ahí empecé a tomar de manera cotidiana. Salvo cuando me iba a Formosa, con los indios, los aborígenes, ahí no tomaba. A veces pasaba meses allá sin tomar. Me la bancaba pero cuando venía acá tomaba. Debo haber empezado a tomar en el 87. Y dejé durante el atentado a la AMIA, porque empecé a escribir el libro, a investigar y la dejé.

-¿Qué sentías?

-Al principio sentía que no me equivocaba en nada. Me daba como una especie de impunidad, de certeza. Es increíble porque siempre odié la certeza y las mejores cosas del mundo se hicieron con dudas. Lo que te da es certeza y además manejás el tiempo de una manera absurda. Vas perdiendo muchísimo tiempo no haciendo nada, pensando que estás haciendo algo y no hacés nada. Te da miedo salir a la calle, te cambia la conducta completamente, es destructiva. Y además normalmente uno termina consumiendo más, quedando más dependiente. Yo no tenía ese problema porque tomaba poco por día. Yo dormía todos los días. Y si bien mi familia notaba la diferencia yo no dejaba de hacer las cosas que hacía. Ocultaba un poco el problema.


-¿Tu familia lo sabía?


-No hay forma de ocultarlo del todo. Llamadas telefónicas extrañas, restos de cocaína arriba de la heladera. La droga o el alcohol logran exacerbar cosas que tenés adentro. No te inventa nada. Es más, con el tiempo te va sacando la poca creatividad que tenés. Inicialmente la cabeza funciona más rápido, te podés enfocar más en algunas cosas. Pero al final no, se te va cagando el cerebro. No es gratis todo eso. Yo tuve suerte de no tomar alcohol. Otros lo hacían. Tomaban cocaína para subir y alcohol para bajar. Y se falopeaban el triple. Yo conviví en una época en donde todo el mundo lo hacía. No era ocultable. En la redacción de la revista El Porteño, que yo dirigía, no lo hacían a la vista mía, pero yo sabía que lo hacían. Tomaban cocaína y marihuana. Era una época muy dura, en donde salvamos nuestras vidas de pedo. La droga quizá era una forma de escape, el underground tenía que ver con la droga también. Yo empecé a tomar después.

-¿Y cómo la dejaste?


-Había una revista que se llama La Marea, uruguaya, se publicaba en Punta del Este. Me pidieron una nota a Charly García y como lo conocía hacía tiempo lo fui a ver. La casa de él me impresionó. Estaba hecha mierda. Pintadas las paredes, sin muebles, todo sucio. Era un chiquero en la esquina de Coronel Díaz y Santa Fe. Me atendió en una habitación en donde él dormía. Había un aparato grandote, muy lindo, y ahí arriba picaba la cocaína. Tomábamos juntos mientras hacíamos el reportaje. Pero tuvimos un enfrentamiento, una pregunta que a él no le gustó. Y se terminó el reportaje. Cuando me fui, bajando en el ascensor, pensé: "Yo no puedo ser tan boludo". Sabía que si seguía tomando iba a terminar en esa situación. Incluso mi casa se estaba deteriorando. Pude anticipar lo que me iba a pasar si seguía tomando. Me acuerdo que caminaba poco en ese momento, porque con la droga me daban ganas de quedarme en casa y no salir. Pero me fui caminando hasta casa, unas tantas cuadras. Y me repetía sistemáticamente: "Yo no tomo más, no puedo ser tan pelotudo". Y llegué a casa y no tomé más.

-¿Así de fácil?


-Hablé con psiquiatras y me dijeron que es rarísimo, que a la gente le cuesta mucho más. Creo que -porque lo pensé bastante- yo nunca quise dejar. Nunca quise encontrarme con la situación en donde yo iba a intentar dejar e iba a fracasar. No intenté para no fracasar. Hasta ese día. Tiré a la mierda todo y nunca más tomé. No es normal, no es usual. Me sirvió porque tiempo después dije "si pude dejar la droga, puedo dejar el cigarrillo". Fumaba un montón. Más de un paquete y medio por día. Eso me costó más que la droga. Me costó más dejar el cigarrillo. Con la droga no, fue una especie de visión.

-¿Cómo llevabas tus relaciones amorosas mientras consumías?

-No podés estar con una mujer que no tiene nada que ver con eso o que te censura lo que estás haciendo y viviendo con ella. Al final terminás haciendo que la otra persona haga lo mismo que vos o te buscás a alguien que haga lo mismo. Es muy difícil convivir en la intimidad en donde la droga la toma uno solo. Es muy difícil eso. Si te quedás hablando en pedo hasta las 7 de la mañana, ¿con quién lo hacés? El otro tiene que estar haciendo lo mismo que vos. Y la poca cosa buena que tiene en un momento no vale la pena. Porque además ni siquiera es cierto. Uno cree que está descubriendo cosas, que es capaz de ser más creativo. Y si uno se grabase y lo escuchase en un estado de sobriedad absoluta, las cosas que vos pensás que eran maravillosas, te das cuenta de que eran pelotudeces.


-¿Creés que te daría vergüenza observarte, desde afuera, durante esa época?

-La pasé mal. Claro que me daría vergüenza verme en ese momento. Es una percepción que tengo. Observo que hay tipos que se envalentonan y hacen cosas que quizá no harían sin la droga. Me parece que "Pity" Álvarez, por ejemplo, tenía problemas muy serios más allá de la droga. Conozco muchas personas que consumían y no mataron ni agredieron a nadie. Creo que hay personalidades adictivas. Yo posiblemente lo sea y cambié. Podés rotar la adicción rápidamente o elegir alguna que no te haga daño, como la lectura.
Esa época la transité como si en realidad no estuviese presente en cada momento. Estaba esperando que se terminara lo que hacía para ir a mi casa y darme un saque.

-¿Qué le recomendarías a aquellos que son adictos o incluso fantasean con probar alguna droga?

-Si me preguntan a mí: no empiecen, con nada, ni con una pastillita ni nada. Al final del camino te cagás la vida, perdés tiempo, no sos más inteligente, no vas a inventar nada nuevo. Lo que no tenés adentro la droga no te lo va a dar. Solo vas a exprimir tus neuronas y quedar dependiente de eso. Vas a gastar mucha plata y no te va a servir para nada.

Si tenés problemas con las adicciones, comunicate al 141 con la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico (SEDRONAR).