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Fuerte baja de casos de coronavirus en Argentina, tras superar el pico de casos de verano en enero

En febrero ocurrió el mayor descenso para un solo mes en lo que va de la pandemia. Hoy los contagiados activos son 145.630. En enero se había llegado a un pico de 173.640. Los casos nuevos, además, bajaron un 36%. Las causas.

En las últimas semanas se viene observando un fuerte descenso de nuevos casos de Covid-19. Esa es una de las explicaciones de que el saldo de argentinos actualmente contagiados haya bajado un 16 por ciento en 30 días. Se trata del mayor descenso para un solo mes en lo que va de esta crisis sanitaria.

El dato surge como un bálsamo en un momento complicado por la falta de vacunas y ante el alerta por las variaciones en el genoma del virus, que podrían empeorar la situación sanitaria. La realidad indica que a esta altura de febrero hay 145.630 personas contagiadas de coronavirus en todo el país, una cifra que prácticamente se equipara con la de noviembre del año pasado. La cifra indica, al parecer, que las consecuencias del “descontrol” de fin de año y del verano habrían quedado definitivamente atrás.

Esos 145 mil son los enfermos de Covid que aún cursan la enfermedad, que resultan de restarle a la cantidad total de casos acumulados la cantidad de recuperados y la de muertos. Hoy, a pesar de que el número de personas que tomó contacto con el virus en la Argentina ya supera los dos millones, los infectados activos son casi los mismos que cuando el país contabilizaba un total de 1.318.384 positivos, el 16 de noviembre.

Este descenso de febrero se produjo luego de un fuerte incremento entre diciembre y enero. A mediados de enero había 173.640 casos activos de coronavirus, lo que representó un 35 por ciento más de los que había a mediados de diciembre: 127.928. Fue ese final de año el que, entre concentraciones populares y reuniones familiares, terminó de provocar un segundo pico inesperado.

El primer pico se había producido en octubre, cuando la marca fue de 161.385 casos activos, lo que representó un 38 por ciento más que el saldo de septiembre, cuando se registraron 116.836. Este último número, del mismo modo, significó un fuerte salto del 62 por ciento con respecto a agosto, cuando los casos activos sumaban 71.738.

El derrotero da cuenta de que en los últimos seis meses, entre agosto y febrero, la cantidad de pacientes activos de coronavirus se duplicó. Ese crecimiento podría haber sido menor de no haber mediado aquellos acontecimientos sociales que hicieron disparar los contagios. La curva venía en franca caída hacia mediados de diciembre, cuando se produjo el rebote.

El rápido desenlace del nuevo pico en un nuevo y pronunciado descenso da el indicio de que lo que sucedió entre fines de año y comienzos de éste fue, en realidad, ese efecto rebote y no una segunda ola propiamente dicha, que los expertos esperan para cuando se acerque el invierno y la mayoría de las actividades se traslade a espacios cerrados, incluidas las clases presenciales.

Otra pauta de cómo la cantidad de pacientes activos está bajando es la diferencia entre el aumento de los casos y recuperados totales: en los últimos seis meses la primera variable creció siete veces, mientras que la segunda lo hizo 8,7 veces. Esto determinó que fuera cada vez más alta la proporción de pacientes recuperados: hoy es del 90 por ciento, cuando en agosto era del 73 por ciento.

Ese índice ubica a la Argentina bastante por encima del promedio mundial, que es del 77 por ciento. Brasil, por ejemplo, cuenta con un 89,5 por ciento de recuperados; Italia, con el 82 por ciento; España, el 77 por ciento; México, el 78 por ciento; Chile, el 94,6 por ciento; y Colombia, el 95 por ciento.

La creciente proporción de gente curada está directamente relacionada con una mayor exposición al virus de la población más joven y menos vulnerable, que suele superar la enfermedad sin mayores sobresaltos, además de necesitar un menor tiempo de recuperación y pocas hospitalizaciones.

Esto ha ido engrosando la cifra total de recuperados por sobre la de casos, para volcar cada vez más la balanza hacia el primer grupo. A eso se suma otra causa más evidente: en lo que va de febrero hubo 105.271 nuevos contagios registrados de Covid, mientras que en la misma cantidad de días de enero hubo 164.409: un descenso del 36%.

A partir de la conjunción de ambos factores, es decir, un saldo de enfermos activos en baja lo mismo que el número de nuevas infecciones, se puede vislumbrar que al menos en el mediano plazo las estadísticas seguirían favoreciendo a la Argentina, siempre que los cuidados preventivos persistan y las mutaciones no metan la cola. Hoy existen, efectivamente, menos personas en el país en condiciones de contagiar a otras. 

Esto redunda, al mismo tiempo, en un respiro para las internaciones, sobre todo en las unidades de terapia intensiva (UTI). Eso permite al Gobierno seguir sosteniendo un determinado nivel de actividad económica sin volver a echar mano a restricciones y aislamientos. Hasta le es posible tomar nuevos riesgos y desafíos, como es el apoyo al retorno de las clases presenciales en todo el territorio nacional.

El pico de camas ocupadas en el sector público se registró el 1° de noviembre, con 5.119 pacientes, mientras que este miércoles esa cifra fue de 3.573. Es decir, un 30 por ciento menos. Una característica de este “rebote de verano” es que la cifra de UTI utilizadas se mantuvo inalterable, debido a que el incremento de la curva de casos no tuvo correlación con la de cuadros graves.

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