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En la guerra de la grieta juegan a tirarse con muertos

Las especulaciones, las teorías conspiradoras y la violencia son una moneda corriente en las redes sociales. El peligro de que se repliquen en los medios de comunicación.

En los últimos años, la división política de los argentinos se agudizó y se exacerbó al punto tal de alcanzar límites peligrosos.

La “grieta”, cuyo origen del nombre se perdió entre tantas historias de acusaciones y críticas, se traga todo y lo atraviesa todo, desde una inédita cuarentena hasta los más diversos casos policiales.

Es razonable que existan las diferencias políticas, es eso lo esencial de las democracias, pero no es saludable cuando desde cada bando juegan a lanzarse responsabilidades y actitudes, sacando a la luz viejas decisiones y cuestionando las más nuevas. En ese juego de diferenciación al extremo los muertos tampoco encuentran paz ni justicia.

Luego de conocerse la muerte de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Kirchner, volvieron a surgir con fuerza teorías y especulaciones que vincularon a la vicepresidente con el caso, aun cuando la noticia del asesinato recién estaba fresca.

Y atrás de ello miles de acusaciones más, recordando la muerte de Alberto Nisman y Juan Castro, por nombrar a los más conocidos, mientras que del otro lado responden acordándose de las víctimas del ARA San Juan, y de nuevo los otros sobre la Tragedia de Once.

Así se comienza a formar una bola de especulaciones y acusaciones sin el más mínimo razonamiento, donde la victoria se basa en ver de cuál lado cargan con más muertos, pero sin importarle ellos. Lo único importante parece apuntar a debilitar la imagen de los políticos y no la búsqueda de real justicia.

La misma familia de Gutiérrez tuvo que sacar un comunicado para pedir respeto su dolor: “Ante el brutal crimen de Fabián, amigos, familiares y gente que lo quiere, rogamos a los medios, periodistas y dirigentes de todo el arco político, respeto, empatía y paz, pero sobre todo calma, dejando actuar a la Justicia, apartándose de hacer especulaciones dolorosas, interesadas, de todo tipo y color”, dijeron.

Es obvio que si hubiera responsabilidad política de alguna forma en el crimen de Gutiérrez esto debe ser castigado, pero no es cuestión de andar fomentando la violencia formulando las más variadas hipótesis sobre el caso.

De todas formas, parece que el submundo de las redes sociales se maneja con estas lógicas de difamación, acusaciones y discusiones sin fundamentos, con los insultos y los deseos de muerte como moneda corriente.

Lo peligroso es si esto trasciende en los medios de comunicación masivos o si encuentran eco en las manifestaciones de periodistas, funcionarios o personalidades que puedan reproducir este tipo de “informaciones”. En especial los primeros, que a veces se olvidan de la responsabilidad social de su actividad y se escudan en la tan amplia “libertad de prensa”.

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