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En 2 años, la calidad del aire empeoró en la mitad de la Capital

* Por Lucas Viano. Lo determinó un trabajo de la UNC que analizó los líquenes que crecen en los árboles. El sudoeste y sudeste, donde en 2008 había aire más puro, son las zonas más afectadas.

La contracara del crecimiento económico y el boom en la venta de automóviles de los últimos años es una Córdoba con una calidad de aire cada vez peor. Esta conclusión se desprende de un estudio sobre la polución atmosférica realizado por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), a partir de los líquenes que crecen en los árboles de la Capital.

El estudio comparó este parámetro entre 2008 y 2010, y detectó que en más de la mitad de los 40 puntos analizados la calidad de aire disminuyó. Al incremento en el parque automotor se agrega la falta de una política municipal para tratar de reducir este tipo de contaminación en la ciudad de Córdoba, señala la autora del estudio, Cecilia Estrabou. Estrabou, investigadora del Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables (Cernar) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNC, dividió el ejido municipal en 359 cuadrados y analizó la cantidad y variedad de líquenes que había en cada sitio. En 2008 determinó que en 320 la calidad de aire era mala o muy mala. Los puntos más críticos eran el centro y las zonas con más tráfico.

Allí, directamente, no crecen los líquenes. La Municipalidad aprobó una ordenanza para incluir este método dentro de las variables ambientales que se medirán en la ciudad. El año pasado, realizó un análisis parcial en 40 puntos. Encontró que el 52,5 por ciento presentó valores menores a los de 2008. El resto permaneció igual. “Esto quiere decir que la mitad de los árboles censados en este estudio han perdido especies de líquenes, producto de la presencia de contaminantes en el aire o, lo que es peor, los árboles han sido talados”, dice un informe preliminar. Los líquenes sirven como biomarcadores de la calidad del aire, pues responden de diversas maneras frente a la presencia de contaminantes.

Hay sustancias que provocan su desaparición como el dióxido de azufre, otras las toleran en determinada cantidad y otras, como el nitrógeno, impulsan el crecimiento de ciertas especies. En el mundo se utiliza esta técnica para estudiar la contaminación atmosférica, complementada con instrumentos tecnológicos. Dentro de los sectores más afectados se encuentra el sureste de la ciudad, en donde los valores disminuyeron drásticamente ya que desaparecieron hasta cinco especies de líquenes. Otro sector también muy afectado es el suroeste, una zona que dos años atrás había registrado buena calidad.

“En algunos pocos lugares de la ciudad había especies que, mientras se mantuvieran, indicaban que el aire no era tóxico. Pero al perderse esas especies, sí estamos hablando de toxicidad”, comenta Estrabou. La investigadora esperaba que se modifique la cantidad de especies nitrófilas por el aumento del tránsito, ya que los vehículos liberan nitrógeno. “Lo que pasó en dos años es que desaparecieron especies que son sensibles. Eso es grave”, alerta la investigadora. Las soluciones. “Es un maravilloso ejemplo de que estamos creciendo económicamente, pero que esto genera conflicto con el ambiente.

La concepción que hay de desarrollo es tener y gastar más, algo que es desfavorable para el ambiente”, comenta Estrabou. La primera medida que sugiere la investigadora es comenzar a medir sistemáticamente la calidad del aire. No se conocen estudios sistemáticos sobre calidad de aire en la ciudad. Desde la Secretaría de Ambiente municipal, indicaron que desde 2009 se realizan mediciones del aire en Colón y General Paz, pero no brindaron esos valores a este diario. Estas mediciones permitirían llevar a cabo una planificación a largo plazo para modificar conductas que afectan la calidad del aire que respiramos y también emitir alertas cuando ocurran picos de polución.

“Los líquenes no sirven para medir picos de contaminación o presencia de determinadas sustancias cancerígenas. Se necesita tecnología para medir esto”, explica Estrabou. Además, se deberían estudiar medidas para reducir el tránsito en la ciudad. “Fomentar el uso de la bicicleta y la caminata, peatonalizar algunos sectores. Lo que veo es que estos temas no están en la agenda pública”, dice Estrabou.