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El video clave y el ADN que complican al taxi boy brasileño asesino

Un taxi boy brasileño detenido por el asesinato del empresario Norberto Adamo quedó más complicado tras una prueba de ADN y un video.

En las últimas horas, los peritos de la Policía Federal le acercaron a la fiscal Marcela Sánchez, un dictamen clave: sangre encontrada en la escena del homicidio, es del taxi boy brasileño que se cortó en pleno ataque criminal con el mismo cuchillo que usó para matar.

Es más, el video que lo incrimina lo muestra escapando de la escena del crimen y chupándose un dedo para limpiar su sangre.


El taxi boy brasileño es André Conrado Espinoza, detenido por el crimen del empresario Norberto Adamo.

Por el caso, hay otros dos taxi boys bajo investigación.

En el ambiente de los taxi boys, a Conrado Espinoza, lo apodaban "el brazuca"
. Todos lo recordaban por sus memorables faenas sexuales a cambio de unos pesos. Todos los clientes lo pedían por "ser un súper dotado".

Él, a sabiendas de ser la figurita difícil, se hacía desear y ponía condiciones. Por ejemplo, de noche, no quería juntarse. Por ejemplo, para contactarse con sus clientes, mandaba un texto, con el mensaje "hola estoy".

En el mundillo de los taxi boys se hacía llamar "Lucas Dos Santos". En la vida real era y es André Conrado Espinoza, de 22 años.

Para la justicia, sólo por codicia, sólo por ambición económica, sedujo a Norberto Adamo, un cliente de 61 años, y lo fue a visitar a su casa, el 18 de agosto del año pasado.

Ese día, no fue el único taxi boy que contrató Adamo. En total, fueron cuatro "los rentados" que entraron al departamento del empresario en Olleros 1850. Todos tuvieron sexo con él. Los preservativos usados quedaron en el cesto de basura y en los baños.

Más tarde, "Coco", uno de los taxi boys que participó de la fiesta, diría que el brasileño estaba re sacado, exaltado. Y fue así nomás.

Según la imputación judicial, Conrado Espinoza, mató a Adamo de 40 puñaladas. Varios de los cortes fueron a modo de "intimidación y apriete" para que la víctima dijera donde guardaba el dinero. 

El empresario intentó defenderse. Varios de los cortes los tuvo en los brazos. A modo de ejecución, le partieron un cerámico en la cabeza.

Tras matar, "el super dotado", se fue de la casa. Cargó en una valija tipo carrito, todo lo que pudo robar. Su imagen quedó en una cámara de seguridad, cuando se chupaba un dedo, para limpiar sangre de un corte que tuvo en su locura delictiva.

Al día siguiente, salió del país. Su salida quedó registrada en Migraciones.

El taxi boy argentino "Coco" quedó pegado al principio porque fue el que dejó asentado un contacto con la víctima en la página "soytuyo.com".

Cuando lo interrogaron dio una coartada creíble para el juez. "Estuvé ahí. Participé de la fiesta, pero me fui antes", dijo. Luego agregó que "el más sacado era el brazuca".

La policía pudo establecer que Lucas Dos Santos era André Conrado Espinoza, y determinaron que tras fugar del país, se había ido a Perú.

En ese país, en la zona del Callao, hizo desastres que le valieron su aparición mediática como "reo buscado".

Celoso porque una novia lo había dejado, la fue a buscar. La atacó a puñaladas. También hirió a la ex suegra, y también al ex cuñado, para luego escapar.

Pero su sentimentalismo pudo más. En Hurlingham, tenía otra novia, como si fuera poco, embarazada.

La policía tenía "tomado" el teléfono de esa mujer. Conrado no aguantó, y la llamó. Ahí pudieron "tomar" el teléfono que usaba el brazuca.

Entonces empezó un operativo de ingeniería de la policia para atraparlo. Cuando supieron que el sospechoso estaba en Agentina, varios policías lo empezaron a buscar en las páginas del mundo taxi boy, y lo ubicaron.

"El súper dotado necesitaba plata y volvió de gira". Entonces, varios policías simularon ser clientes interesados. Es más acordaron una cita en Esperanto, el boliche de Palermo, pero a último momento, el criminal se bajó del encuentro.

Finalmente, y desesperado por hacer plata, André Conrado Espinoza, mandó mensajes de texto a sus antiguos clientes. Les escribió a los que se desvivían por él y pactó una cita con uno de ellos, en Pueyrredón y Mitre. Ahí fue "el brazuca", ahí "fue la policía" y ahí "fue el cliente". El brasileño terminó preso. Ahora buscan a otro taxi boy que pudo haberlo ayudado a matar, y a escapar. Una historia de espanto puro.