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El templo del horror: un pastor fue denunciado por maltrato y crueldad hacia los animales

¿Y de los humanos quién se ocupará? El gran circo religioso del pastor sudafricano Mnguni.

"Todo el mundo juega aquí en el circo beat... rayos y culebras en el circo beat", decía Fito Páez en su memorable canción. Y algo de eso es lo que ocurre en la carpa del gran circo religioso que montó el pastor sudafricano Penuel Mnguni. Con menos rayos y muchas culebras, es el encargado de jugar y divertirse haciéndoles comer a sus feligreses, entre otras varias cosas, serpientes vivas.

Semejante barbarie fue denunciada por la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (SPCA), después que fueran vistas numerosas fotos en la página de Facebook donde promueven las actividades religiosas de este autodenominado "profeta". La denuncia llevó al arresto del pastor y luego su liberación bajo fianza. Si bien la investigación sigue abierta, es muy probable que -amparado en la libertad de cultos- su caso quede en la nada [Eyewitness News, 20/07/2015 - IOL News, 21-07-15].


El dueño del circo

Mnguni es un joven pastor cristiano de 24 años de edad, quien fundó -el 26 de marzo de 2014- su propio culto "Discípulos de los Ministerios del Fin de los Tiempos" en Soshanguve, Sudáfrica. Es discípulo de otro compatriota y controvertido pastor, Lesego Daniel, quien también se caracteriza por ofrecer a sus fieles otro exótico menú: pasto, "combustible", etc.

En notas anteriores ya hemos visto que estos falsos profetas pululan por el mundo y ya no saben qué inventar para impresionar a sus fieles con sus "milagros". La competencia es dura y, según parece, cualquier recurso es válido para intentar destacarse.

Mnguni justifica la peculiar oferta gastronómica de reptiles con un pasaje bíblico (Romanos 14) que alude a la debilidad en la fe. En su particular interpretación pretende demostrar el poder de Dios realizando un milagro de conversión de serpientes en chocolate. Por lo que ilustran las fotos, el chocolate brilla por su ausencia, sólo es parte de su imaginación, y los animales padecen su delirio religioso.


El Reverendo Thamin Mvambo, miembro del Consejo Nacional Interreligioso de Sudáfrica, condenó las prácticas de Mnguni y las calificó de perjudiciales para la sociedad y como una forma de comercializar la religión. "Cualquier tipo de religión que propague ideas que son inaceptables; nosotros no podemos apoyarlas", sentenció el reverendo [Eyewitness News, 16/07/2015].


Menú variado y para todos los gustos

Las serpientes que Penuel Mnguni obliga a comer a sus seguidores, apenas son una parte del variado menú que suele ofrecer. Hay fotos y videos que lo muestran haciéndoles ingerir ratas vivas, hormigas, cabellos propios de los comensales que él mismo se encarga de cortarles, prendas íntimas o cualquier trapo u objetos que tenga a mano.


Sadismo y humillación en nombre de Dios

Para completar el aberrante espectáculo, Mnguni da rienda suelta a su sadismo y no escatima esfuerzo para ridiculizar a un gran número de fieles en todas las reuniones.

Y a propósito de "rienda", es muy ilustrativo verlo "montar a caballito" y pasearse sonriente sobre alguna víctima de turno. También le divierte pisarlos, sentarse o saltarles encima, mientras que a otros les obliga a besarle los zapatos.


Para los potenciales exhibicionistas siempre les tiene reservado el protagonismo de un striptease parcial.


Según revela una nota previa al escándalo, el pastor no se avergüenza de ver mujeres y hombres semi-desnudos en su templo; y por eso, él mismo denomina a su culto la iglesia del horror porque ocurren cosas horribles [South Africa Latest News, 14-07-2015]. A confesión de partes, relevo de pruebas.