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El regreso del trueque revela la crisis económica: hay intercambio de ropa, cosméticos y trabajo por comida

Son muchas las necesidades que conviven en un mismo lugar, pero existe un denominador común: la demanda de alimentos.


En tiempos en que dos salarios mínimos no alcanzan a cubrir una canasta básica alimentaria, el trueque vuelve a ganar terreno. Símbolo de la crisis de 2001, cuando ferias vecinales, clubes de barrio, galpones y baldíos se convirtieron en puntos de intercambio, ahora las redes sociales son el lugar donde se acuerdan transacciones que luego se concretan en algún sitio convenido o en “ferias solidarias”, donde el dinero tampoco es protagonista.

“Este fenómeno empezó a crecer nuevamente donde están las ferias. Cuando no se vende nada, la gente empieza a trocar cosas. Y lo llamativo es que la mayoría de las cosas que se cambian son por comida. Al menos en La Matanza, donde yo suelo estar, se ve mucho eso”, señaló a TN Héctor “Toty” Flores, diputado por el ARI y dirigente social. 

En el distrito más poblado de la provincia de Buenos Aires funcionan clubes de trueque en Gregorio de Laferrere, González Catán, Rafael Castillo y Virrey del Pino, entre otras localidades. ”Trueque sin dinero solo alimentos, Laferrere Mac y Oeste, Catán, Casanova”, con 38 mil miembros, es uno de los más numerosos. También está el “Trueque del Km 35 al 47, solo trueque sin dinero”, que reúne a 17 mil usuarios. Y el “TruequeLaferrere”, con 5 mil integrantes.

Cuenta Flores que “acá en el barrio, un hombre cambió una estufa por comida. Lo vi el otro día. Yo conozco el vecino y no creo que le sobre una estufa”. Y remata: “Hay gente que prefiere pasar frío antes que pasar hambre”. 

Facebook es la plataforma donde empezó a proliferar el fenómeno. Por estas horas, escribir “trueque” en el buscador es un ejercicio aparentemente habitual para mucha gente: así lo entiende la red social, que indica que se trata de una búsqueda “popular ahora”. El paso siguiente ofrece un menú de opciones: grupos de trueque “abiertos”, donde en cuestión de segundos se puede ofrecer o pedir determinado bien; o “cerrados”, donde los administradores agregan o no a los potenciales interesados. 

Una vez adentro de alguno de los grupos, la oferta y la demanda es tan grande que incluso un scrolleo intenso dificulta observar publicaciones de días anteriores. Los intercambios de lo que sea a cambio de comida se viven minuto a minuto. Cada espacio tiene sus propias reglas: en algunos se acepta dinero; otros son trueque al cien por cien. Hay usuarios que incluso apelan a ‘vivos’ en Facebook donde las protagonistas son ferias americanas montadas para la ocasión: entonces una mujer empieza a exhibir ropa mientras pide comida a cambio. Los videos de TikTok funcionan con el mismo propósito. Y la modalidad también circula a través de grupos de WhatsApp. 

“Cambio trabajo por mercadería, por algo de mi interés o lo que puedan darme. Soy electricista domiciliario y me doy maña para arreglar microondas u hornitos eléctricos”, ofrece uno de los tantos trabajadores afectados por la destrucción de la economía informal, un proceso que se vio intensificado por la pandemia: gente que día a día salía a buscar el sustento y encontró un obstáculo demoledor en las restricciones. Otro de los intercambios populares es comida por comida: personas que ofrecen cartones de leche a cambio aceite o azúcar, o aquellos que piden trocar yerba por fideos. 

“El Gobierno evidentemente tiene la visión de que la situación se arregla con planes sociales. Y la realidad es mucho más complicada. La inflación no da tregua y se ve principalmente en el precio de los alimentos”. Hace unos días, un informe de TN.com.ar reflejó que cada vez más familias tienen que financiar alimentos con la tarjeta de crédito. Veinte años después, el trueque vuelve a asomar como una desoladora opción para quienes no pueden pagar en el supermercado la comida de todos los días.

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