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El Papa se reunió con el jesuita secuestrado en la última dictadura

Francisco había sido acusado por organizaciones de derechos humanos de no proteger al sacerdote Franz Jalics.

El papa Francisco recibió hoy en la ciudad del Vaticano al sacerdote Franz Jalics, el jesuita que en 1976 fue secuestrado durante cinco meses durante la última dictadura militar, mientras la presidenta de la asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, le mandó una carta para que tome el reclamo por los religiosos desaparecidos.

La reunión con Jalics se concretó hoy luego que desde algunos sectores kirchneristas vinculados a organizaciones de los derechos humanos acusaron meses atrás al ex cardenal Jorge Bergoglio de no proteger a ese y otro sacerdote cuando era superior provincial de los jesuitas en la Argentina en la época del régimen militar.

Jalics, quien tiene 86 años, había sido secuestrado junto al otro jesuita, Orlando Yorio, quien falleció hace dos años. 

Este encuentro entre el Santo Padre y Jalics fue informado esta tarde por varias agencias internacionales y se conoció mientras la titular de las Madres de la Plaza de Mayo, Hebe Pastor de Bonafini, le pidió al papa Francisco que el Vaticano se comprometa en el reclamo de justicia por los religiosos víctimas de la última dictadura militar argentina.

A través de una carta dirigida al sumo pontífice, Bonafini remarcó que a las Madres de Plaza de Mayo aún les preocupa "la falta de compromiso del Vaticano en cuanto a reconocer la participación en la dictadura de obispos y sacerdotes".

"Pero también esperamos que el Vaticano tome el reclamo por los sacerdotes y monjas asesinadas y desaparecidas como así también por el obispo (Enrique) Angelelli", señaló la carta en alusión al religioso de La Rioja muerto en confusas circunstancias.

En el escrito, Bonafini subrayó: "Somos madres que no abandonamos a los hijos y, como socializamos la maternidad, todos son nuestros hijos".

Y, acotó que "los sacerdotes, obispos y monjas son nuestros hijos; por eso pedimos y exigimos justicia y cárcel para los asesinos de todos".

"Francisco, reconozco tu valentía para enfrentar y organizar al Vaticano, ese pequeño país pero con muchísimo poder", concluyó la carta.