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¿El narcotráfico sólo está en Rosario? Los peligros de un plan equivocado

Después de años de negación, la lucha contra la droga se centró en una sola ciudad.

Con bombos y platillos, con una inusual y sorprendente organización para una fuerza de seguridad en la República Argentina, 3.000 uniformados, comandados por el secretario de Seguridad Sergio Berni, sitiaron la ciudad de Rosario en un operativo que buscaba empezar a atacar el entramado del narcotráfico en Santa Fe.

Sin embargo, pese a la movilización fenomenal de uniformados, solo hubo 24 detenidos en 92 allanamientos simultáneos,  y solo se pudieron secuestrar 1.000 dosis de droga, lo que hace pensar, al menos, que los narcos no fueron tan "sorprendidos" como se esperaba.


En declaraciones, el mismo Berni admitió que el Gobierno está "en la etapa de ganar centímetro a centímetro la presencia del Estado en Rosario" porque la situación de la ciudad es "muy seria". "La batalla recién empieza", dijo el Secretario de Seguridad.

En ese sentido, lo insólito de esta nueva avanzada contra el narcotráfico es que los ojos del Estado solo están puestos en Rosario, cuando la Argentina, ya reconocida por muchos especialistas en el tema, como un país productor de droga, tiene otros focos que están siendo descuidados.

Las fronteras están desprotegidas y mal protegidas, porque hay sectores del país donde los radares funcionan por horas. Si esto ya demuestra que los delincuentes van a meter un avión clandestino a las 16 porque el radar se apaga a las 15, también pueden entender que si la pelea solo se va a dar en Rosario, habrá que mudar las operaciones a otra ciudad.


A su vez, los narcotraficantes no tienen problema en, sicarios mediante, matar a sangre fría a sus enemigos en cualquier lugar del país. Los asesinatos narco ya se hicieron presentes en Buenos Aires, Córdoba y otras grandes ciudades.

Que Rosario sea la "Chicago" Argentina es algo muy probable, pero no reconocer que hay cocinas de cocaína en el Gran Buenos Aires o en Mendoza, con la organización criminal de la "Yaqui" y sus angelitos, es hacer las cosas por la mitad.

Probablemente falte personal de seguridad, jueces y fiscales que tengan poder y tranquilidad para investigar, pero también falta decisión política, que esté despojada de banderías, y que se decida y se defina urgente una estrategia de Estado a largo plazo para combatir este cáncer que corroe a la juventud y siembra un futuro muy sombrío.