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El Gobierno negocia para evitar otro acampe piquetero pero insisten en que no darán más planes sociales

Los grupos piqueteros amenazaron con un nuevo corte y acampe para la próxima semana.

Con la sanción de la ley de Emergencia Alimentaria y la suba de partidas para los comedores, el Gobierno busca negociar con referentes de las organizaciones sociales para evitar un nuevo acampe piquetero en la próxima semana. Sin embargo, aseguraron que no entregarán nuevos planes sociales.

Funcionarios de la cartera conducida por Carolina Stanley mantuvieron conversaciones con dirigentes del Polo Obrero y Barrios de Pie-Libres del Sur -el sector que responde a Humberto Tumini- para intentar acercar posiciones, luego de que esos movimientos anunciaran para este martes una serie de cortes en todo el país y una movilización a Plaza de Mayo, y un acampe de 72 horas en la 9 de Julio aunque sin fecha, para dejar un espacio abierto a la negociación.

“Les estamos ofreciendo lo mismo que al resto de las organizaciones, que es encaminar un aumento de la comida a granel a los comedores y adendas a los merenderos de 21 pesos a 30. No va a haber más planes, pero sí podemos trabajar en todo lo otro”, dijo a Clarín uno de los laderos de Stanley que está en contacto con los referentes. La ministra había rechazado lo que consideró una “extorsión” de los grupos más duros, aunque luego desde ese sector del Gobierno decidieron bajar el tono. El discurso confrontativo lo mantuvieron otros actores, en especial Miguel Pichetto.

La Ley de Emergencia Alimentaria dispone el aumento del 50% de las partidas, entre 3.000 y 4.000 millones de pesos hasta fin de año según estimaciones de la Casa Rosada. “Estamos esperando una convocatoria oficial”, replicó Eduardo Belliboni, del Polo Obrero. A diferencia del llamado Triunvirato de San Cayetano -CTEP, la CCC y Somos Barrios de Pie, la fracción de Daniel Menéndez-, integrado al Frente de Todos y que frenará las protestas luego de la marcha del miércoles al Congreso por la Emergencia Alimentaria, los grupos más combativos sostienen que la sanción del proyecto no será suficiente para dejar la calle.

 “La ley era casi innecesaria, porque ya estaban los instrumentos para redistribuir y aumentar las partidas. Es una maniobra dilatoria, ¿cuánto va a tardar en implementarse?”, cuestionó Belliboni, e incluyó entre los reclamos un aumento a los trabajadores y jubilados -que el haber supere los $33.000 necesarios para no caer en la pobreza-, más programas sociales y una suba de los actuales 7.500 pesos del salario social complementario. “Pedimos trabajo. Como no hay y la situación es desesperante, hay que ampliar la asistencia porque aumentó la desocupación”, argumentó.

De acuerdo con la Casa Rosada las organizaciones arrancaron pidiendo 250.000 nuevos programas sociales y luego bajaron a 25.000. “La discusión es ésa, más planes, no hay otra cosa. Pero eso se acabó”, descartó un funcionario con mirada crítica de la relación de Stanley con los movimientos sociales.

Más allá de las gestiones en marcha -con Stanley en Jujuy junto a Macri, quedaron a cargo de Carlos Pedrini y Fernando Reggio-, en el Gobierno se abrieron las especulaciones en torno a la postura menos rígida sobre los acampes y cortes luego de las primarias. Para algunos funcionarios la mayor conflictividad en las calles perjudica al Frente de Todos. “La gran mayoría no distingue si es el Polo Obrero, tal o cual fracción de Barrios de Pie, o si (Juan) Grabois dice que él no mandó a tomar los shoppings. El 80% de los grupos piqueteros son kirchneristas y para muchísima gente es el 100%”, transmitió uno de los estrategas de la campaña en la Ciudad, enfocado en la necesidad de Horacio Rodríguez Larreta de evitar un balotaje con Matías Lammens.

Los ruidos entre Patricia Bullrich -ministra de Seguridad- y Diego Santilli -vicejefe y su par porteño- por la mayor o menor tolerancia a los piquetes ya se diluyeron. “Es la primera vez que desde Nación nos dicen 'no hagan nada'. Nunca antes nos había pasado”, reveló un funcionario de la Capital. En el acampe de la semana anterior hubo represión para liberar el Metrobús. “Nos manejamos con un fino equilibrio. Si no hacemos absolutamente nada el propio electorado nos mata”, decía uno de los funcionarios que seguía la protesta.

Más allá de las especulaciones de cara al 27 de octubre, el Gobierno también busca evitar un conflicto mayor en el contexto de debilidad luego del resultado de las primarias. “En este momento hay circunstancias que ponen en duda qué hacer porque creemos que puede haber un intento de una cierta provocación. Y no queremos ser la contraparte de esa provocación”, dijo Bullrich en TN. “Es un momento de ser prudentes, de estar tranquilos”, agregó. “Un acampe no le sirve a nadie”, insistieron desde Desarrollo Social, con la expectativa de evitar los tres días de protestas frente al ministerio.

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