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El Gobierno festejará el triunfo en las elecciones con un acto el miércoles: invitará a los gobernadores

El jefe de Gabinete, Juan Manzur, quiere que los mandatarios provinciales participen. Dudas de La Cámpora.

El oficialismo se prepara para "festejar" el resultado electoral del domingo que Alberto Fernández calificó como una victoria a pesar de los números fríos que indican una derrota. “Este miércoles, que se celebra el día de las militancias, llenemos la Plaza de Mayo y celebremos este triunfo como corresponde”, señaló sorpresivamente eufórico el Presidente desde el búnker del Frente de Todos, en Chacarita.

El jefe de Gabinete Juan Manzur tomó las riendas de la organización del acto al que habían convocado la CGT y las organizaciones sociales oficialistas tras su visita a Fernández, la semana pasada en Casa Rosada. Manzur, que llegó esta madrugada desde Tucumán, pretende que varios gobernadores se sumen a la movilización, que en el Ejecutivo piensan como un gesto de respaldo al Presidente. El anuncio a través de los medios no había caído bien entre los socios del oficialismo. En especial, en La Cámpora. Algunos de sus dirigentes trabajaban en la realización de su propio acto para la militancia, tres días después. Todavía, por entonces, imaginaban una derrota mucho más dura en el principal distrito del país.

El jueves y el viernes últimos, el jefe de Gabinete había realizado un raid por las provincias del Norte para acercar “consolidar la relación política con los gobernadores” de Salta, La Rioja, Santiago del Estero, Catamarca y San Juan. Lo acompañó el ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta, un albertista de pura cepa. La asistencia de varios de los mandatarios provinciales, sin embargo, por ahora está en duda. El catamarqueño Raúl Jalil no podrá asistir por motivos de agenda. En San Juan, por ahora, dicen lo mismo.

La visita de Manzur por lo menos les trajo suerte. Esos cinco gobernadores ganaron en las PASO y volvieron a ratificar su victoria en las generales. Algunos, como Sergio Uñac, con mucho menos margen que en la primaria. "Van a tener que volver las próximas elecciones", dijeron los más entusiastas. Otro de los mandatarios provinciales interpretó el resultado del domingo como una nueva oportunidad que la ciudadanía le dio al Presidente. 

Manzur, en tanto, se reunió a primera hora con los ministros de la mesa política del Presidente, Zabaleta y Gabriel Katopodis, de Obras Públicas. 

En la tarde de este lunes, en la sede del PJ Nacional, el canciller Santiago Cafiero se calzará el traje de secretario general del partido para avanzar en la organización del acto. También estará presente el ministro del Interior y secretario político Eduardo "Wado" de Pedro, el segundo dirigente más fuerte de La Cámpora. Lo acompañarán, además, Andrés Larroque y Mariano Recalde. Máximo Kirchner -futuro presidente del peronismo bonaerense- no participaría del cónclave. En la agrupación kirchnerista tardaron varias horas en confirmar quiénes asistirían.

Estarán además Héctor Daer y Andrés Rodríguez, por la CGT; y los referentes del Evita y funcionarios del Ejecutivo Emilio Pérsico, Fernando "Chino" Navarro y Alejandro Gramajo.

Desde la cúspide de La Cámpora dijeron a Clarín que siempre fueron parte de la convocatoria y que la idea del acto servirá para "reconocer a la militancia" su esfuerzo realizado en la campaña electoral. En despachos importantes de la Casa Rosada hacen otra interpretación sobre la verdadera finalidad de la movilización. El objetivo es fortalecer y respaldar al Presidente de cara a la segunda mitad de su gestión.  

Cerca del jefe de Estado señalan que todos los sectores del oficialismo convocarán a la movilización. "Es un acto de todos", insisten. Paradójicamente, al mediodía, el actual titular del PJ bonaerense Gustavo Menéndez no estaba al tanto de la reunión. Sergio Massa no participará del encuentro pero sí ordenará movilizar. El Frente Renovador tendrá su propio congreso partidario en la primera semana de noviembre.

Desde hace tiempo y cada vez con más frecuencia, los sostenes políticos del Presidente -los gremios, las organizaciones sociales y algunos gobernadores- reclaman más lugares en el Ejecutivo y “peronizar” la gestión de Fernández. En una reunión reciente de la comisión directiva de la CGT, los popes sindicales hablaron lisa y llanamente de “deskirchnerizar” el PJ. El Presidente descarta una ruptura, pero pretende ejercer la centralidad política.

El jefe de La Cámpora y presidente del interbloque oficialista en Diputados había cargado en un acto reciente en Lanús contra los sectores que discuten la pertenencia de su organización al peronismo y criticó a quienes se acercaron a Mauricio Macri en pos de la gobernabilidad, en los primeros años de la gestión de Cambiemos. El gremio de Camioneros, que conduce el flamante co-secretario de la CGT Pablo Moyano -enemistado con su par el albertista Héctor Daer y cercano a Kirchner- tampoco garantizó su presencia el miércoles. La flamante unidad sindical se parece bastante a la del Frente de Todos.

El ministro del Interior llegó después del mediodía a la Casa Rosada, que tras la elección amaneció tarde con la excepción del madrugador Manzur, que los últimos días se concentró en Tucumán, donde consiguió una victoria que terminó siendo demasiado ajustada. “Se concentró demasiado en Buenos Aires, pero una victoria es una victoria y consiguió los dos diputados y senadores que pretendía”, lamentaron sus colaboradores, al revés de la lectura de la elección bonaerense que hicieron en la Casa Rosada.

El Presidente había ordenado suspender una movilización convocada por el Evita en plena ola de renuncias post-PASO. Ahora, el Ejecutivo -que se siente fortalecido- redobla la apuesta. Fernández será el orador principal de la movilización. En el Ejecutivo descartaban que en ese contexto -y tras su faltazo al búnker- Cristina Kirchner pudiera sumarse al acto.

Desde La Cámpora argumentaban que la carta de la vicepresidenta después de las primarias provocó los cambios para que el oficialismo sumara 400 mil votos en la Provincia y revirtiera las derrotas en Chaco y Tierra del Fuego. Los más leales al Presidente le facturaban a sus aliados que no hubieran movilizado a la militancia durante la campaña. "Decían que perdíamos más", señalaban.

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