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El estrangulador de Boston

¿Sabes quién era el estrangulador de Boston?¿a cuántas personas asesinó? ¿lo condenaron? La particular vida de Albert Henry De Salvo.

En 1965, Albert Henry De Salvo asombró a su compañero de celda en la Penitenciaría Psiquiátrica de Boston cuando en medio de una conversación le dijo que él era el criminal más buscado por el FBI en ese momento: El Estrangulador de Boston (el asesino de trece).

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Quien escuchaba esa seudoconfesión era otro delincuente, George Nassar, el que solo fantaseó con la posibilidad de cobrar la recompensa de cien mil dólares que se ofrecía a quien aportara datos valederos para el esclarecimiento de esas muertes. Luego De Salvo informó en idéntico sentido a su abogado F. Lee Bailey.

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La Policía de Boston, había concluido, que el Modus Operandi del Estrangulador consistía en practicar una labor de selección y estudio de su víctima, previos al crimen, luego sobrevendría el ataque sexual y el homicidio, su preferencia: mujeres que vivían solas.

De Salvo, hijo de padre golpeador, ex soldado y obsesivo, estaba privado de su libertad por otros hechos contra la integridad sexual: lo esperaba una acusación por varios hechos de violación.

Independientemente de la sustentada suposición, nunca se probó que hubiera sido el autor de los trece crímenes atribuidos al Estrangulador.

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Anna Slesers (de cincuenta y cinco años), asesinada el 14 de junio de 1962; Mary Mullen (de ochenta y cinco), el 28 de junio de 1962; Nina Nichols (de sesenta y ocho), el 30 de junio de 1962; Helen Blake (de sesenta y cinco), el 30 de junio de 1962; Ida Irga (de setenta y cinco), el 19 de agosto de 1962; Jane Sullivan (de sesenta y siete) el 20 de agosto de 1962; Sophie Clark (de veinte), el 5 de diciembre de 1962; Patricia Bissette (de veintitrés), el 31 de diciembre de 1962; Mary Brown (de sesenta y nueve), el 9 de marzo de 1963; Beverley Samans (de veintitrés), el 6 de mayo de 1963; Evelyn Corbin (de cincuenta y ocho), el 8 de septiembre de 1963; Joann Graff (de veintitrés), el 23 de noviembre de 1963, y Mary Sullivan (de diecinueve), el 4 de enero de 1964. borrada
Sin embargo, aunque nunca hubo un juicio en su contra por esas muertes, Albert De Salvo pasó a la historia como El Estrangulador de Boston por aquella confesión. Se cree que lo hizo para que lo consideraran insano y como para escribir una autobiografía, de modo de ganar dinero para su mujer y sus cinco hijos. De hecho, F. Lee Bailey llevó  la confesión de los crímenes, como parte de una estrategia de defensa por demencia para su cliente en el juicio, pero el juez la descartó por improcedente en mérito a los informes periciales. De Salvo fue sentenciado a reclusión perpetua por sus otros delitos en 1967.

El Estrangulador de Boston cometió sus crímenes en un período de diecinueve meses. El primer homicidio como he mencionado, fue el de Anna Slesers, quien apareció ahorcada con el lazo de su bata de entrecasa. La habían agredido sexualmente, pero en su vivienda no faltaba nada.

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El caso reveló un modo de actuar que después se mantendría como una constante: todas las víctimas fueron mujeres, desde los diecinueve a los ochenta y cinco años de edad, que vivían solas en departamentos y que abrían la puerta engañadas por alguien que les decía ser un cartero o un empleado de la empresa de teléfonos. Todas las víctimas -estudiantes, jubiladas, siempre de vida modesta- fueron estranguladas con alguna prenda propia, un corpiño, un cinturón, una media de nylon, una bufanda.

Cuando el Estrangulador llevaba once víctimas, los investigadores, abrumados por el desconcierto, recurrieron a un vidente, Peter Hurkos, que apuntó contra un fetichista llamado Thomas O'Brian. Era alguien que, se comprobó, no tenía relación alguna con los hechos.

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El último crimen del Estrangulador de Boston fue en enero de 1964. Seis meses después, un hombre que se hizo pasar por detective entró en la casa de una joven y la violó. La descripción que hizo la víctima llevó a la policía hacia Albert De Salvo, que ya tenía antecedentes por robo y abuso sexual. Cuando se hicieron públicas fotografías suyas en los diarios, muchas mujeres denunciaron que habían sido violadas por él.

De Salvo dio detalles de sus actividades como El Estrangulador de Boston bajo hipnosis inducida por el psiquiatra William Joseph Bryan y sesiones mediante entrevista  con el profesional John Bottomly. Pero los investigadores no encontraron la forma de vincularlo con los trece crímenes por ausencia de un plexo probatorio serio.

No hubo evidencias físicas, huellas digitales, testigos sólidos, nada consistente para acompañar esa confesión y, por ende, suficiente para enviar a alguien a la cárcel, ni siquiera después de la inesperada revelación en la Penitenciaría Psiquiátrica de Boston. 

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La escritora Susan Kelly que en su investigación sobre el caso ha accedido a los archivos oficiales del Estado de Massachusetts, en  su libro Strangler Bureau, sostiene que los hechos fueron un cometidos por varios homicidas en lugar de un sólo individuo;  que se sintieron atraídos por el perfil geográfico y a modo de imitación del primero de ellos.

Otro autor, el experto y perfilador del FBI, Robert K. Ressler, concibió en sus análisis diferentes patrones, que le hacían concluir como inconcebible que esos comportamientos pudieran responder a una única persona.

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De Salvo convivió con el estigma de ser El Estrangulador de Boston no oficial, hasta 1973, cuando otro interno lo mató a puñaladas en la cárcel, a la edad de cuarenta y dos años.

En el homicidio sexual serial, el hecho de la muerte constituye parte de un ritual más o menos elaborado. Esto se evidencia en el exámen exhaustivo de la escena del crimen y del cadáver.