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El enemigo en casa

Pasó en 2009, y ahora pasó otra vez. Una mujer asesinada y su empleada doméstica, la principal sospechosa del crimen.

Por Mauro Szeta

@mauroszeta

Hace cuatro años, la actriz Margarita Linton, de 83 años, fue asfixiada en su departamento de Cabello al 3500, en Palermo. Le robaron un televisor, y algo de plata. De arranque, la investigación apuntó a la empleada doméstica que trabajaba para ella. Un taxista que vio la noticia por televisión aportó un dato clave.

La noche del crimen, el 20 de abril de 2009, llevó en su auto a una mujer que cargaba un televisor enorme. También recordó que la mujer lo había contratado en la puerta de un edificio de Cabello al 3500. El chofer también dijo cual había sido el destino final del viaje. Con esos datos, la policía pudo identificar a la sospechosa del crimen. Era ni más ni menos que la empleada doméstica de la víctima. La relación hasta ese momento había sido de extrema confianza. Sin embargo, costó identificarla de forma fehaciente.

La hija de la víctima solamente encontró datos parciales de la empleada en una agenda. Tuvieron que reconstruir el pasado para finalmente atraparla. Este año fue el juicio, y la empleada fue condenada a 8 años de cárcel, la pena mínima para el delito de homicidio. En el juicio la acusada se hizo cargo del crimen y pidió perdón. Ya era tarde.

Ahora, 4 años después de aquel asesinato, hay otro igual. En este caso, asesinaron a Alicia Sasson, de 53 años en su departamento de Libertador al 3100, en Palermo. La secuencia criminal fue así. A las 9 de la mañana del sábado, Isaac, el dueño de casa se fue al templo a rezar. En el departamento quedó su mujer con la empleada doméstica. Isaac volvió dos horas más tarde.

Cuando llegó, encontró a su mujer asesinada. Estaba atada en las manos, y asfixiada con una media en la boca. Todo estaba revuelto. De una caja de seguridad faltaron joyas y 3000 pesos. Quien faltaba también era la empleada doméstica. Por sentido común, a los investigadores les quedó claro que había participado activamente del crimen.

Igual que en el otro caso, su identificación es dificultosa. Isaac sólo recordó que la empleada se llama Silvia y es paraguaya. Dijo también que la chica trabajaba hace 8 meses en su casa, pero no pudo aportar ni un dato más para identificarla. No había un sólo papel para acreditar el vínculo de la empleada con los dueños del departamento. La historia no termina acá. Las cámaras de seguridad del edificio terminaron de reconstruir la escena. La empleada no habría actuado sola.

En los vídeos se ve como el ayudante de portería deja entrar al edificio a una visitante que va al primer piso donde luego se consuma el crimen. Luego, la visitante se va del departamento con la empleada doméstica. Juntas, saludan al ayudante de portería, y se retiran. Por su actitud poco clara y por contradicciones en su relato, al ayudante de portería lo dejaron detenido. Las dos mujeres, siguen prófugas. Y lo peor de todo es que no se sabe quiénes son.