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El desempleo necesita también sintonía fina

Por Carlos Alasino. La desaceleración de la economía argentina ocurrida en el año 2009 con la crisis internacional de las "hipotecas" se vio acompañada de un crecimiento importante de la tasa de desempleo. Se detuvo así el constante y pronunciado descenso iniciado en la Argentina en el 2003.

La tasa de desempleo calculada por el Indec, que a fines del año 2002 alcanzó su máximo de 20,8 %, descendió paulatinamente y acusó su menor valor de 7,3 % en el 4º trimestre del año 2008. La crisis internacional redujo casi a cero el crecimiento de la economía argentina durante el año 2009 y, al debilitarse la demanda de trabajo, la tasa de desempleo aumentó alcanzando el 9,1 % en el tercer trimestre de dicho año.

La economía se recuperó en el 2010 y el PBI creció 9,2 %, crecimiento que se prolongó en el 2011 con una expansión del 9,5 % en los primeros seis meses respecto de igual período del 2010.

La tasa de desempleo sin embargo se redujo menos de un punto porcentual en el 2010 y el descenso ocurrido en lo que va de este año es muy pequeño; la encuesta del Indec para el tercer trimestre muestra una tasa de desempleo del 7,2 % para las 31 áreas urbanas del país donde se realiza el relevamiento, valor igual al del mismo período del año anterior. El importante crecimiento económico argentino post crisis internacional del 2009 (20 % en dos años), ha generado entonces muy pocos empleos y la ocupación según los datos oficiales sólo se ha expandido 4 %.

¿Qué está pasando con el mercado de trabajo que muestra tan poco dinamismo? ¿Qué está pasando con el mercado de trabajo que muestra niveles de actividad estancados en torno del 46% de la población en edad de trabajar, valores similares a los del año 2002?. ¿Qué está pasando con la economía argentina que, aún con una oferta de trabajo relativamente constante, no consigue reducir la tasa de desempleo a valores compatibles con el crecimiento de su actividad económica? Algo está pasando aunque sea todavía difícil encontrar una explicación.

Pero algo debe estar pasando. La tasa de desempleo de la Argentina, que en el año 2007 era casi 10 % inferior a la de Brasil, se ha ubicado ahora muy por encima: 20 % más elevada que el 6 % que se puede computar en el tercer trimestre de este año en las principales regiones urbanas brasileñas. La tasa de desempleo del Gran Buenos Aires fue por su parte casi 25 % mas elevada que el 6,3 % que se registró oficialmente en el Gran San Pablo.

De esta manera, el descenso de la tasa de desempleo del Brasil fue a partir del 2009 mucho más pronunciado que el verificado en la Argentina. Lo más grave sin embargo es que la economía argentina creció 20 % entre 2009 y 2011 y Brasil sólo la mitad. ¿Por qué la demanda de trabajo de la economía argentina ha perdido vigor? Habrá entrado en una fase de generación escasa de puestos de trabajo y de un nivel de tasa de desempleo que sólo una “sintonía fina” sea capaz de reducirlo ¿Es la actual economía argentina incapaz de operar con una tasa de desempleo significativamente por debajo del 7 %? ¿Está condenada la economía argentina ha operar con una tasa de desempleo 20 % superior a la de la economía brasileña?
Para graficar la envergadura del problema sea tal vez necesario traducir el 7 % de desempleo a personas: son 1.250.000 personas que buscan empleo en las ciudades argentinas y no lo consiguen. Si se agrega a este valor aquellas personas que trabajan menos de 35 horas semanales y desean trabajar más horas, algo así como un millón de personas que el Indec califica como “subocupados horarios”, se redondea una cifra de 2,3 millones de personas que aún tienen problemas laborales. Son tal vez las que demandan la puesta en marcha de la sintonía fina potenciada.

Escuelas donde el debate de ideas, respetuoso y orientado, opaque la magistralidad de las cátedras y el tiempo de lectura y reflexión silenciosa domine la asignación de horas académicas. Escuelas con la mirada puesta en las líneas de horizonte, más que en la interpretación obsesiva de los hechos cotidianos.

Las verdaderas economías de mercado son decanas en crisis recurrentes, porque en ellas se manifiesta la libertad de decisión de los agentes generadores de producción, de transformación o de consumo. Esa imprevisibilidad de comportamiento puede originar desproporciones, a veces positivas, que llamamos auges, o también inconsistencias y volatilidades, que llamamos crisis, recesiones o depresiones, según duración o intensidad.

Esas economías demandan profesionales de ojos bien abiertos, mentalidad de anticipación, respuesta rápida. Esto debe usted lograr y en consecuencia buscar.

Cuidado. Si nada se mueve o lo hace lentamente, no crea que todo está perdido. Es el momento de tener en claro los criterios adecuados de acción para cuando las nuevas fuerzas se liberen. No serán los de antes porque no serán las de antes. Los dinosaurios lo supieron tarde.