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Efecto colateral: oposición en crisis internas y más dividida

*Por Patricia García. El debate sobre la expropiación de las acciones de Repsol terminó fisurando a casi todos los bloques de la oposición.

Los más críticos en ese sentido son el radicalismo y la Coalición Cívica, que ya venía fracturada desde la peor cosecha de adhesiones electorales que reportó el año pasado, pero otros bloques con menos escándalo interno tampoco lograron mostrar disciplina a la hora de los votos. Un caso es el FAP, que recluta Hermes Binner, ya que Norma Morandini se abstuvo en el Senado y la agrupación apoyó el proyecto del oficialismo en el Congreso.

Varios son los ejemplos que quedaron inclusive plasmados en los discursos de lo que se anticipa. El caso más exaltado fue seguramente el de Elisa Carrió, que confesó durante su discurso que dio el miércoles su soledad en una iniciativa propia de extrema y anticipó su abstención, admitiendo la falta de unificación de la bancada con referencia a la propuesta del Gobierno nacional.

Debate en la CC

En cambio ayer, el diputado de la Coalición Cívica Carlos Comi explicó que junto con Horacio Piemonte votaban a favor de la norma «a pesar del vaciamiento de la empresa y del saqueo de los recursos naturales que tuvo como cómplices a aquellos que hoy promueven este proyecto».

La agrupación de Carrió dejará pasar apenas algunas horas para recomenzar un debate interno que seguirá al de la derrota electoral del año pasado, sin que nadie tenga allí la certeza de que no habrá nuevas particiones. En ese sentido, tras las urnas, se apartó Patricia Bullrich, dando un paso firme hacia el macrismo, que por caso mostró ayer con su voto negativo como el PRO.

«Toda la vida hemos pensado que los recursos energéticos deben estar en manos del Estado. Votamos afirmativamente en general por dos razones, por el pasado y por el futuro», dijo Comi.

El macrismo, como contracara, pareció más disciplinado para plantarse como el único bloque en contra de la iniciativa y mantener todos sus votos en ese sentido, aunque para llegar a esa postura, también el PRO debió saltear debates internos. No todo el macrismo estuvo desde el inicio seguro de la definición adoptada por su jefe y hasta se vio a un Mauricio Macri con contradicciones en su propio discurso. Una curiosidad ayer, en esa sintonía, ocurrió en la Legislatura porteña, que sancionó una resolución manifestando su «beneplácito» ante la ley que se debatía en esos momentos en el Congreso. Esa votación no contó con los votos del PRO que es amplia mayoría en el recinto porteño, pero sólo pudo suceder porque el macrismo habilitó el tratamiento sobre tablas de la iniciativa kirchnerista.

El radicalismo hizo todo tipo de malabares para disimular la convulsión que causó un grupo de rebeldes que siguieron a Oscar Aguad. El cordobés se vio obligado ayer a repeler a quienes aseguran que su pase al PRO está casi listo. Los calificó de «infames» y aseguró que dentro de la UCR «hay muchos que me iban a acompañar» en el rechazo al proyecto, pero que «los han estado presionando desde hace dos semanas». Desafió además diciendo que en el bloque «la mayoría piensa como yo, pero bueno, tienen otra forma de expresar su disciplina» partidaria.

Acompañantes

Entre otros bloques, los peronistas disidentes Alfredo Atanasof y Carlos Roberti, acompañaban la medida, a diferencia del bloque que integra Francisco de Narváez y del peronista disidente Eduardo Amadeo, entre otros. Amadeo dijo: «No vamos a apoyar el proyecto del oficialismo porque no garantiza el autoabastecimiento».

El Gobierno no sólo salió fortalecido con el apoyo de la oposición para la sanción de la iniciativa, sino que a la vez mortificó a algunos grupos, cuando Cristina de Kirchner en el acto que se realizó en Vélez, el viernes pasado, no tuvo reparos en agradecer esa gentileza.