DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Dolores Fonzi: "Siento que viví muchas vidas en una"

Por Marina Zucchi* La era de la madurez. Mujer del mexicano "hollywoodense" Gael García Bernal, y madre de dos hijos, la rubia prepara cine, teatro y TV.

Hubiera querido que la llamaran Libertad. Dulce venganza: así llamó a su hija. No sólo le regaló un nombre vehemente, sino que la marcó con un atributo tan suyo. Y ahora Libertad, de ocho meses, la mira con esos ojos luceros aguamarina y le recuerda cuánto vivió hasta llegar a ella.

 "Siento que viví muchas vidas en una", deduce con la curva de la sonrisa más pronunciada que nunca. "De la palabra dolores a la palabra libertad hay un acto de magia que lo cura todo". A los 33, Dolores Fonzi se siente "biencrecida".

Todos esos que ven pero no miran, la ven igualita, excepto por el tono rubio alemán de su cabellera. Pero ella dice no sentirse igual. No sólo porque vivió en España un tiempo y fue madre de dos niños (junto a Gael García Bernal), sino porque entendió que los años la legitimaron como actriz. "Obviamente la paso mucho mejor ahora. Si la pasara mal como en mis comienzos, no actuaría nunca más. Antes no tenía armas, no había estudiado, aunque cuando sos niño-joven tenés una voluntad de hierro. Ahora gané peso, y no sólo en kilos", se ríe.

Instalada en Buenos Aires, espera por dos estrenos para marzo, uno en el cine y otro en el teatro.

A la TV volverá después de cuatro años, por Canal 7, en la versión criolla de la serie In treatment ( En terapia). Ella, que en algún momento frecuentaba al psicólogo cuatro veces por semana, jugará a la terapia con Diego Peretti como analista.

Llegaste a ser fanática del psicoanálisis. ¿Cómo es hoy esa relación? ¡Pasaron tantas vidas desde esa situación que ya no me acuerdo! (Se ríe). La terapia está ahí para ser usada.

Cuando tengo tiempo la retomo, pero es cierto que antes era fanática y ahora no soy fanática de nada. O bueno, de mis hijos. Me parece que si tenés tiempo y posibilidad, es un lujo ir cuatro veces por semana. Aunque no es común, lo sé. Pero la gente que se tiene en cuenta a sí misma y se quiere ver y se da el espacio para reflexionar, crece. Yo en ese momento quería crecer bien, lo mejor posible. Y tenía el tiempo y la plata.

¿Y "creciste bien"? No sé si crecí bien o mal, pero sí estoy contenta con mi vida.

¿Pensar menos y vivir más no es una fórmula más simple? No creo que pensar sea no vivir. Vivir es pensar, pensar es vivir. Es todo lo mismo.

¿En qué sentís que creciste? Estoy mucho más organizada. Sobre todo en lo práctico soy otra persona. El amor es organización. Lo que más importa es prever, sino no hay red. Hoy están más compartidas las tareas domésticas, pero las necesidades básicas de los niños las cubren siempre las madres. Yo no estoy más ordenada, estoy ordenada. Y eso que con la maternidad también te podés ir al carajo. Te vuelve un poco loca y yo me puse organizada. En eso soy otra.

Antes había una imagen tuya de "conflictuada". Incluso vos usabas ese término...

No me acuerdo. Olvidémonos de las notas de antes, porque no sé qué dije ni qué me inventaron que dije. (Se ríe) Quizá con la prensa había reparos. Hay quien te pregunta bien y quien no. Y si se paran a sacar fotos a la puerta del jardín de infantes, esa prensa es cualquiera. Cuando entran en juego los niños, ahí no va.

Es interesante escucharte decir a tu edad que sentís que viviste muchas vidas en una. ¿Qué tanto viviste? Hice todo lo que quise realmente. Viajé, todos mis ahorros los perdí en viajes, disfruté mucho. Tengo que decir que la pasé muy bien, que salí mucho. Que no me perdí la juventud. No fui madre a los 20 ni nada me cortó la juventud. Hoy ni loca podría ir a un boliche y volver a las cuatro. Estuvo bueno cómo se dio. Pasaron muchas cosas. Igual hay cosas que ya no recuerdo. Y esta es la vida con la que me quedo. Investigué mucho hasta llegar acá, experimenté y esta es la vida que ganó.

La vida "que ganó" la construye en la Argentina. "Yo no me siento atada a nada. Si hay que irse, nos vamos. No me cierro a nada. No soy agarrada al mate y al dulce de leche. Me gusta ver mucho mundo", advierte y no cuesta imaginarla en una nueva mudanza internacional junto a García Bernal, uno de los extranjeros más requeridos en Hollywood. Desde 1996, año del debut en la televisión (En La nena ), muchos trabajos corrieron bajo su puente. Fue Verano del ‘ 98 el ciclo que la plantó en pantalla y la consagraron El tiempo no para y Soy tu fan . Este último fue un producto de su autoría. Lo moldeó y lo produjo con su socia Constanza Novick, con quien fundó la productora Esther Produce, en honor a su abuela.

A cinco años de aquel proyecto, ¿Esther ya no produce? Se te había abierto un camino a la autogestión.

No siguió produciendo nada, pero está latente. Dormida. Esther se hizo para Soy tu fan y en México ya dan la segunda temporada. La fantasía de la productora propia estuvo buena. Pero también es cierto que una empresa te obliga a la responsabilidad. Me hubiera gustado que no fuera tan difícil mantenerla. Lidiar con la TV argentina es un peso. Y no sé si ahora es el momento.

Tiene paz en la mirada y un trébol de cuatro hojas como colgante. Aunque salta a la vista que no le hace falta ese símbolo para lograr buena suerte: ya la tiene. Una familia tipo (Lázaro, de tres años, y Libertad), un marido al que tantas le envidian, y que antes de elegirla a ella fue novio nada menos que de Natalie Portman (en los últimos tiempos hubo versiones de separación y reclamos de ADN, de las que ella se burla), y la proyección de un 2012 fecundo.

Como actriz, atacará los tres frentes (el cine, la TV y el teatro). Incluso, hasta escuchará posibles ofertas de Pol-ka para el nuevo unitario. Sin embargo le disgusta que titulen su regreso como "una vuelta". Y lo avisa. "Yo no siento que me fui a ningún lado. Eso de la dama regresa no me va. No siento que vuelva a actuar, si nunca me retiré. Y si me voy afuera, tampoco me preocupa que se olviden de mí ".

El archivo periodístico devuelve a otra. Distinta de la que se pasea por el jardín de un aristocrático museo vecino a su casa. Años atrás soltaba títulos como "Estuve más loca que nunca" y se atrevía a la tapa dePlayboy . Hoy, carcajea cuando ve esas fotografías y lo que sueña está en otro lado: "Mi plan hoy es ir al jardín, hablar con los maestros, saber en qué anda mi hijo (Lázaro). Esto se pone cada vez más divertido", admite. "Con mis hijos soy cero aprehensiva. Y no me vuelvo loca".

Quiere volver a estudiar teatro. Como en su adolescencia, en Adrogué, cuando fue empujada por su abuela María Magdalena Del Carmen Pilar ("Cocó", a secas, para Dolores). La mujer, de lúcidos 86 años, se cuela pintorescamente en la entrevista y recuerda -dos días después y telefónicamente- que en sus "años mozos" fue amiga de Jorge Luis Borges. Participaba de tertulias y declamaba ante el escritor y, de algún modo, marcó el camino artístico de esa nena que siempre fue grande. "En el fondo siempre me sentí como una adulta", confiesa Fonzi.

Esa misma que guarda postales mentales "trepada a los ciruelos de Adrogué", supo aterrizar en las clases de Carlos Gandolfo y nada volvió a ser lo mismo. "Descubrí que un maestro puede partirte la cabeza y cambiarte las estructuras de pensamiento", sostiene, y admite su gran orgullo laboral: el filme Salamandra , de Pablo Agüero, que le demandó seis meses de preparación y no se estrenó en el circuito oficial. "No es que sueñe con grandes papeles, me importan los nombres con los que trabajar. Me encantaría ser dirigida por gente como Lucrecia Martel o Pablo Fendrik", fantasea.

"Desde los cuatro años, y mi abuela es testigo, yo digo que quiero ser actriz. No tenía pesares en mi vida, pero si veía cine, si veía actuar, era como que me aliviaba", desarrolla su teoría de la vocación. "Hoy siento que actuar es como un laboratorio, una experimentación: mirás, pensás, te equivocás, refutás, llorás, te reís, llevás la vida a la práctica", filosofa, con el cigarro encendido, la madre de Libertad. La mujer que hubiera querido llamarse así, pero entendió que en la vida hay una ley de compensaciones. Que lo que no es, puede llegar a ser de otra forma. Sistema de recompensas.