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Día Mundial de la Libertad de Prensa: un derecho bajo presión constante

Lejos de ser un concepto abstracto, la libertad de prensa es un termómetro vital de cualquier democracia: donde los medios son silenciados, el poder se vuelve opaco y los derechos se debilitan.

Cada 3 de mayo, el mundo conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, una fecha que no solo rinde homenaje a los periodistas que han dado su vida por informar, sino que también pone el foco en los desafíos crecientes que enfrenta el periodismo en distintas partes del planeta. 

La fecha fue proclamada en 1993 por la UNESCO, en honor a la Declaración de Windhoek, un documento firmado por periodistas africanos que reclamaba garantías para ejercer el periodismo sin censura ni represión. Más de tres décadas después, aquel llamado sigue teniendo una vigencia alarmante.

En 2024, según datos de Reporteros Sin Fronteras, más de 500 periodistas están detenidos en el mundo y al menos 45 han sido asesinados en el último año por ejercer su labor. Las amenazas no solo provienen de regímenes autoritarios; también se dan en contextos democráticos donde el poder económico, la polarización política y la violencia digital buscan domesticar la voz crítica.

En Argentina, aunque la libertad de prensa está consagrada constitucionalmente, los desafíos no son menores. Periodistas que investigan temas sensibles como corrupción o crimen organizado suelen enfrentar presiones, campañas de desprestigio o ataques en redes sociales que intentan silenciarlos.

Este año, el Día Mundial de la Libertad de Prensa llega en medio de fuertes tensiones entre el Gobierno nacional y el periodismo. En las últimas horas, tanto el presidente Javier Milei como el ministro de Economía, Luis Caputo, lanzaron duras críticas contra la prensa. 

Este tipo de declaraciones, que apuntan a desacreditar el trabajo periodístico, generan un clima de hostilidad que no puede pasar desapercibido. Las palabras de los funcionarios no son inocuas: cuando el poder degrada a la prensa, debilita la calidad democrática.

Este 3 de mayo no es solo una fecha para reflexionar: es una oportunidad para defender el derecho de toda la sociedad a estar informada. La libertad de prensa no es un privilegio de los periodistas, sino una garantía colectiva. Y como tal, merece ser protegida.

Porque sin periodismo libre, no hay ciudadanos libres.

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