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Desempleo juvenil, un peligro social

* Por Daniel Muchnik. Como el colapso económico que se desató en 2008 no se ha revertido, ni hay posibilidades de que todo cambie en el mediano plazo, las consecuencias son muy dolorosas a nivel social.

En Estados Unidos millones de personas se quedaron sin casa, pero además carga con una de las tasas de desocupación más críticas de los últimos tiempos. En Europa hay países donde el azote mayor es la falta de trabajo, es decir, sin ingresos genuinos y donde no cabe otro pensamiento más que el exilio. Y no sólo se habla de aquellas naciones que entraron en quiebra, como Grecia, Irlanda y Portugal.

En España se registra el máximo histórico de parados, casi 5 millones de ciudadanos, porque se está multiplicando la destrucción lisa y llana de los puestos de trabajo. El paro de larga duración es el que está creciendo, lo cual evidencia que no todos los desempleados tienen la misma oportunidad de salir adelante. Más del 70 por ciento de los asalariados que perdieron sus puestos tenían contrato fijo. Más de un millón de personas llevan dos años sin encontrar la menor oportunidad de trabajo. La realidad salpica a los jóvenes quienes confirman que la buena manera de vivir se acabó, y no podrán obtener lo que sí consiguieron sus hermanos mayores. Se habla ya de una generación perdida o generación precaria ¿Qué argumenta el gobierno social demócrata? Después de varios años de gobierno, la ministra de Hacienda Elena Salgado, responsabiliza al Partido Popular, que fue la administración anterior, por concentrar la supuesta euforia en el sector de la construcción, que ahora está en bancarrota y no da empleo.

La tasa media de desempleo juvenil en la Unión Europea entre los que no habían cumplido 25 años de edad era de 24 por ciento a fines del año pasado. Aunque España encabezaba el ranking con el 45 por ciento. Eslovaquia le seguía con un 36 por ciento. En Alemania y Holanda no pasan del 10 por ciento. Las cifras pueden variar según el nivel de estudios. A menores estudios más desocupación. Los que cursaron el bachillerato en España tienen un desempleo del 41 por ciento y algunos contratos de corta duración. Entre los universitarios, un 28 por ciento sigue buscando, sin encontrar alternativas. Un 6 por ciento de los jóvenes entre 16 y 34 años en la península no estudia ni trabaja. Quedan incrustados en la casa de sus padres hasta los 40 años, sin perspectivas de independencia

En Latinoamérica la situación varía según los países. En México, la mitad de los desempleados totales (1.600.000) está constituida por jóvenes de 14 a 29 años. Un tercio de la población sin ubicación tiene estudios de bachillerato o título universitario. En Brasil han crecido la estabilidad, los derechos laborales y la seguridad social en la fuerza de trabajo en los últimos tres años, pero hay ciudades como Salvador, Fortaleza y otras del Nordeste en las que el desempleo puede llegar al 60 por ciento de la población activa. Los jóvenes de hasta 24 años, con enseñanza secundaria completa, cubren el 50 por ciento del universo sin ocupación. En Chile, el desempleo entre aquellos de 15 a 24 años duplica (y en algunas zonas triplica) el de los adultos.

En la Argentina seis de cada diez jóvenes están desocupados o tienen empleo precario o desean trabajar más horas. Si se siguen las estadísticas del Observatorio Social de la Universidad Católica el desempleo entre los menores de 29 años duplica el promedio general. Es más elevado entre las mujeres (20,1 por ciento antes que finalizara el 2010) que entre los varones (11,3 por ciento). La tasa se eleva entre los que tienen el secundario incompleto.

Influye el incremento de la expectativa de vida y el deseo de los veteranos de retirarse más tarde por temor a la merma (del 50 por ciento) en los sueldos que reciben cuando se jubilan. Sin ser responsables forman parte de una valla para el ingreso de los de menor edad al mercado laboral.