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Demasiado suelo orejano

La carencia de títulos de propiedad sobre vastas áreas del campo catamarqueño hace de la provincia un escenario de seguros conflictos, como sucede cuando aparecen en esas áreas desconocidos que desmontan y cercan superficies que los tradicionales pobladores han explotado durante décadas, seguros de ser sus dueños pero en imposibilidad de acreditarlo con documentación fidedigna.

Uno de estos episodios está desarrollándose en San Pedro, perteneciente a Chumbicha en el departamento Capayán. Un grupo de productores ganaderos denunció la usurpación de más de 1.700 hectáreas y el desmonte, por parte de una empresa privada. Para frenar lo que juzgan un atropello, los productores del Puesto de las Palmas interrumpieron el acceso al campo y, paralelamente, iniciaron las acciones administrativas y judiciales para que la controversia se resuelva cuanto antes.

Uno de los productores afectados afirmó rotundamente que "nosotros somos los propietarios" y que, por otra parte, "nadie nos comunicó que se vendían estas tierras". Añadió que si bien una parte del territorio le pertenece al señor Juan Bautista Leguizamón, por un juicio sucesorio, las demás hectáreas les corresponden a los productores que ahora están en estado de protesta.
La información suministrada por El Ancasti de ayer da cuenta de que "dos kilómetros hacia dentro del lugar en que están los manifestantes, se pudo ver la destrucción total de la arboleda y de plantas que se utilizan para el pastoreo de más de 500 cabezas de ganado.

Según el intendente de Capayán, Pablo Názar, las tierras disputadas son de los ganaderos, pero que ellos no tienen las escrituras que lo acrediten, razón por la cual la Municipalidad no puede intervenir, por tratarse de una cuestión "semiprivada". Con todo, prometió que la Municipalidad apoyará a los productores en su defensa de estas tierras.

Este tipo de conflicto no es nuevo. No hace mucho cundió la inquietud en Fiambalá, Tinogasta, por una publicidad de Internet que ofrecía en venta más de 600 mil hectáreas en el límite con Chile. Consultada, entonces, la Dirección de Catastro, respondió que "no puede hacerse nada" para impedir la venta, también porque no hay títulos de propiedad que pudiesen oponérsele.

Un caso anterior y de mayor envergadura fue el de El Quimilo, departamento La Paz, cuando una firma argentino-norteamericana compró más de 100 mil hectáreas. No quedaba otra vía para impedir la operación que la expropiación de esas áreas por parte del Gobierno, pero el intento se frenó en la Justicia, donde está paralizado desde hace más de cinco años.

No debe creerse que aquí se ignore lo que significa que considerable parte del suelo de la provincia no tenga propietarios en condiciones de hacer valer sus derechos sobre esas tierras. Ya es promesa vieja de los gobiernos la de sanear los títulos por medio de una campaña que no deje metro cuadrado sin resguardo legal. Pero, por lo visto, el necesario proceso seguirá demorándose, seguramente no porque el número de los letrados y los escribanos no alcance aquí para cumplir la faena. Urge el saneamiento de los títulos sobre la tierra. Ya hay demasiados enterados de que en Catamarca hay suelo orejano en condiciones de explotarse y hacerlo propio sin las molestias de la vía legítima para acceder a la propiedad en la Argentina.