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Declaró la esposa del empresario acusado de violación y maltrato laboral en Pinamar: “Es un complot”

María Fabiana Ezquiaga presentó una coartada ante el fiscal del caso. Claudio Tinari está detenido por una denuncia de abuso sexual contra una de sus empleadas.

“Es un complot para sacarnos la concesión del restaurante”. Palabras más palabras menos, eso declaró María Fabiana Ezquiaga, la pareja de Claudio Tinari, el empresario gastronómico de Pinamar detenido esta semana por abuso sexual contra una de sus empleadas e investigado además por los delitos de promoción y facilitación de la prostitución y trata laboral.

Ezquiaga dio su testimonio ayer por la mañana frente al fiscal Juan Pablo Calderón y defendió a su novio. Acusó a la empleada denunciante de ser parte de “una cama” contra ellos para sacarles la concesión del restaurante en el parador Botavara y aseguró que el 22 de diciembre a las 21.30, momento en que según la cajera el empresario la violó, ella estaba con su pareja.

La mujer dijo que aquel día todos estaban en el parador y que ella, Tinari y la denunciante se fueron juntos en su Ford Ka blanco. En “estado de shock emocional”, según pudo saber Infobae por fuentes del caso, Ezquiaga explicó que la llevaron a la trabajadora hasta el hotel “Trinidad”, donde en esa época alojaron a los empleados. También según sus dichos, de ahí ella y su pareja se fueron a cenar a un restaurante de la avenida Bunge.

Ezquiaga respondió con precisión algunas cosas y en otras fue muy genérica. Explicó que en ese lugar donde cenó con su pareja ella pagó con una tarjeta de débito y que luego se fueron los dos solos a su casa en la calle Shaw. Tanto la del restaurante como la de la casa son zonas céntricas de Pinamar, por lo que es probable que los investigadores busquen chequear la versión de la mujer con lo que aparezca (o no) en las cámaras de seguridad públicas y privadas. Podrían hacer lo mismo con las celdas de ubicación del teléfono celular, pero el de Tinari no aparece. Dos testigos aseguraron que lo lanzó al mar horas antes de ser detenido.

Ezquiaga es abogada y trabaja como empleada de la Municipalidad de Pinamar. Actualmente quedó a cargo de la administración del restaurante, que aún funciona y donde, según constató este medio, no se cumplen los protocolos de cuidado por el COVID-19: parte del personal no usa barbijo ni hay alcohol en gel en las mesas, un criterio mínimo que se observa en casi todos los locales gastronómicos de esta ciudad.

Todos los trabajadores que están actualmente en el lugar son nuevos, excepto dos o tres casos. El resto de los empleados renunció luego de las denuncias que hicieron varios contra el empresario dueño de la concesión. “Es un arrebatado, un tipo picante, muy impulsivo y manija, si abusó de esta chica la tiene que pagar, pero no me extrañaría que haya algo raro más atrás”, comentó a este medio una persona que frecuenta el lugar y conoce a los personajes en cuestión.

“Acá se juntaron dos partes muy picantes. Tinari es bravo, un tipo muy avasallante, que además tenía fama de ganador, se comentaba que las chicas que trabajaban acá querían estar con él porque tiene guita, es grandote y ojitos claros y él también se jactaba de eso”, comentó una persona que conoce Pinamar y particularmente a los involucrados. Y agregó: “Los dueños de Botavara también son bravos, tienen muchas historias de ‘solucionar’ a las piñas los conflictos”.

Ezquiaga les dijo a sus allegados que ella se quedó poniéndole el pecho al restaurante y que todo el caso contra Tinari es una mentira. “Somos cristianos evangélicos, no hacemos esas cosas”, contó una persona que transita el parador sobre lo que dijo la mujer en las últimas horas. “Yo he trabajado con Derechos Humanos, si él fuera un violador hubiera sido la primera en denunciarla”, aseguró ante la Justicia. La pareja del detenido también acusó a la denunciante de ser la “novia” del dueño del parador Botavara (el balneario es propiedad de una familia pinamarense que tiene una famosa vidriería). “Ella hace lo que le piden”, dijo la mujer.

Pero uno de los aspectos que determinó que Calderón pidiera la detención de Tinari (trasladado el jueves a una comisaría en el conurbano oeste) es la firma de una médica legista que aseguró que la empleada tenía lesiones en la vagina de una data aproximada a la fecha del episodio denunciado. Además la perito agregó que la vio en estado de shock. El fiscal espera para los próximos días un análisis psicológico y psiquiátrico sobre las declaraciones de la joven denunciante, quien ya se presentó dos veces ante el titular de la UFI 4.

A sus allegados, la pareja del acusado les contó que se iba a casar con Tinari en marzo. Uno de los empleados que declaró como testigo en la causa por abuso dijo ante los investigadores que Tinari alardeaba delante de sus trabajadores de aprovecharse de la bondad de Ezquiaga, a quien conoció en noviembre pasado. “Yo le pago con sexo”, contaron ante la Justicia que decía el empresario sobre la relación que lo unía a esta mujer.

Los investigadores consideran probable que Ezquiaga pudiera estar ayudando a encubrir a su pareja. Pero no descartan que la versión que aportó tenga partes o sea todo verdad. Cotejarán sus dichos con los que aportaron los dueños del hotel Trinidad.

Los propietarios del alojamiento quedaron expuestos con la falta de aplicación de protocolo por COVID cuando debieron revelar que no estaban registrados todos los hospedados sino solo uno por habitación, con lo cual no se pudo constatar si ese día en particular Tinari ingresó al hotel y luego violó a la mujer en su habitación, tal como denunció ella.

Los del hotel dijeron que el empresario entraba usualmente a las seis de la mañana, que los despertaba golpeando la puerta, que “se mandaba como por su casa” y que a la noche no iba. También revelaron el perfil violento del empresario al declarar que una vez tuvieron que calmar la situación porque “estaba gritando en un pasillo”.

Sin embargo, en otro pasaje de la declaración indicaron que había veces que Tinari entraba al hotel de noche e incluso admitieron que a veces lo hacía por un portón lateral. “Podría haber entrado y nosotros no haberlo visto”, reconocieron.

El testimonio de las personas vinculadas al hotel además favoreció en un punto al empresario detenido. Contaron algo que la denunciante no dijo ante la Justicia: que varias veces la vieron entrar y salir de la mano de un hombre y que el 25 de diciembre (tres días después del abuso denunciado) ella dejó la habitación y viajó por unos días a Buenos Aires. El dato importante -y que podría ponderar la defensa del acusado- es que si estuvo con otro hombre en esos días, las lesiones que detectó la médica podrían ser producto de esa relación.

También dijeron que Tinari fue quien se encargó de pedir enfáticamente que la empleada estuviera en una habitación sola en el hotel, ya que el resto de los empleados alojados eran pareja o todos hombres. Según Ezquiaga dijo en su declaración, ella era siempre la que llevaba a la denunciante al hotel o al restaurante. Pero de acuerdo a la declaración del personal del hotel, “el que andaba de acá para allá con esa chica era Claudio, decía que era la persona de su confianza”.

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