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De la autoexigencia al magnetismo: Daniela De Lucía propone una nueva mirada sobre el amor y la autoestima
Con ejemplos cotidianos y herramientas de coaching, invita a las lectoras a dejar atrás el perfeccionismo y la necesidad de aprobación para volver a creer en sí mismas.
El sábado 8 de noviembre, más de quinientas mujeres colmaron el histórico Ateneo Grand Splendid para acompañar el lanzamiento de La Reina, el nuevo libro de la coach estratégica Daniela De Lucía. Entre abrazos, fotos y emoción palpable, la autora —que hoy supera el millón de seguidoras en redes— presentó una obra que busca reconciliar a las mujeres con su valor, su deseo y su poder interior.
Con un tono cercano, Daniela compartió fragmentos de su recorrido: desde sus comienzos en el mundo corporativo hasta su decisión de dedicarse por completo al desarrollo personal. Hoy, su comunidad crece día a día con mensajes de autoaceptación, respeto propio y vínculos conscientes. En Instagram y YouTube, sus videos sobre autoestima, límites y amor propio alcanzan miles de reproducciones y generan diálogos sinceros sobre el modo en que nos vinculamos.
En La Reina, publicada por Editorial El Ateneo, propone 27 leyes para pasar “de la autoexigencia al magnetismo”. Con ejemplos cotidianos y herramientas de coaching, invita a las lectoras a dejar atrás el perfeccionismo y la necesidad de aprobación para volver a creer en sí mismas.
Durante la presentación, De Lucía definió el libro como “una revolución silenciosa, la de las mujeres que deciden dejar de conformarse con migajas y empiezan a elegir el amor desde la abundancia”. Luego, en diálogo con este medio, profundizó sobre su mensaje.
—La Reina se presenta como una invitación a pasar “de la autoexigencia al magnetismo”. ¿Qué te llevó a trabajar sobre ese tránsito emocional?
—Durante años escuché a mujeres brillantes sentirse agotadas por tener que poder con todo. Yo misma viví ese cansancio. Sentía que si bajaba un segundo la guardia, todo se desmoronaba. La Reina nace de esa necesidad de decir “ya está”, de dejar de exigirnos tanto y volver a conectar con la energía que atrae, en lugar de empujar.
—El libro propone 27 leyes para volver a sentirse valorada y magnética. ¿Cómo llegaste a definirlas y cuál es la más transformadora?
—Las leyes nacieron de observar patrones que se repetían una y otra vez en mis sesiones. La más transformadora, sin dudas, es la ley del merecimiento. Cuando entendés que no tenés que ganarte el amor, sino elegirlo, cambia todo.
—Decís que una mujer que se respeta se vuelve magnética. ¿Qué entendés por magnetismo?
—El magnetismo no tiene nada que ver con seducir, sino con presencia. Es la energía de quien sabe quién es, de quien no corre detrás. Cuando te respetás, empezás a atraer personas y oportunidades que están en tu misma frecuencia.
—¿Cuánto de La Reina viene de tus propias experiencias personales y cuánto de lo que observás en tu trabajo?
—Muchísimo viene de mi historia. No podría escribir sobre esto si no lo hubiera transitado. Pero también hay mucho de las mujeres que acompaño. Ellas me enseñaron que todas, en algún momento, perdemos la corona, y que siempre es posible volver a ponerla.
—Cuando una relación no te valora: ¿cuáles son las señales de alerta y cómo se toma la decisión de irse a tiempo?
—Cuando empezás a sentir que te estás apagando, que dejás de ser vos para sostener al otro, ahí ya estás pagando un precio muy alto. Irse no es un acto de egoísmo, es un acto de amor propio. No se trata de huir, sino de elegirte.
—En tiempos de redes, donde se valida tanto la imagen, ¿cómo se sostiene la autoestima real y no el “yo digital”?
—Las redes son una herramienta maravillosa, pero pueden volverse una trampa. Por eso insisto en que la verdadera validación no viene de los likes, sino de cómo te hablás cuando nadie te ve. Si la voz interna te maltrata, no hay filtro que lo tape.
—Para quienes están en ansiedad, ruptura o baja confianza: ¿por dónde empezar hoy, de forma concreta?
—Con algo muy simple: detenerse. Respirar, escribir, volver al cuerpo. El amor propio no se construye en grandes gestos, sino en pequeñas decisiones cotidianas. Comer bien, dormir, decir que no. Ahí empieza todo.
—De “desbloquear el siguiente nivel” a “ocupar el trono”: ¿cambió tu visión del crecimiento personal?
—Sí, totalmente. Antes creía que crecer era hacer más. Hoy creo que crecer es poder estar en paz. Es soltar la necesidad de demostrar y animarte a disfrutar. La Reina es eso: un recordatorio de que no hay que ser más, solo ser.
—¿Qué te gustaría que pase con las lectoras después de leer el libro?
—Que se reconozcan. Que se miren al espejo y digan “acá estoy, con todo lo que soy, y eso alcanza”. Que no esperen más a que alguien las elija, porque ya son suficientes.
Con La Reina, Daniela De Lucía confirma su lugar como una de las voces más influyentes del desarrollo personal en el mundo hispano. Su comunidad —compuesta en su mayoría por mujeres que la siguen desde hace años— no solo busca consejos, sino un espejo donde verse reflejada. Esa conexión quedó a la vista en el Ateneo, donde la ovacionaron de pie.
Entre libros firmados, selfies y lágrimas compartidas, el mensaje de Daniela resonó con fuerza: “Dejá de pedir amor. Empezá a elegirlo”.
Con un tono cercano, Daniela compartió fragmentos de su recorrido: desde sus comienzos en el mundo corporativo hasta su decisión de dedicarse por completo al desarrollo personal. Hoy, su comunidad crece día a día con mensajes de autoaceptación, respeto propio y vínculos conscientes. En Instagram y YouTube, sus videos sobre autoestima, límites y amor propio alcanzan miles de reproducciones y generan diálogos sinceros sobre el modo en que nos vinculamos.
En La Reina, publicada por Editorial El Ateneo, propone 27 leyes para pasar “de la autoexigencia al magnetismo”. Con ejemplos cotidianos y herramientas de coaching, invita a las lectoras a dejar atrás el perfeccionismo y la necesidad de aprobación para volver a creer en sí mismas.
Durante la presentación, De Lucía definió el libro como “una revolución silenciosa, la de las mujeres que deciden dejar de conformarse con migajas y empiezan a elegir el amor desde la abundancia”. Luego, en diálogo con este medio, profundizó sobre su mensaje.
—La Reina se presenta como una invitación a pasar “de la autoexigencia al magnetismo”. ¿Qué te llevó a trabajar sobre ese tránsito emocional?
—Durante años escuché a mujeres brillantes sentirse agotadas por tener que poder con todo. Yo misma viví ese cansancio. Sentía que si bajaba un segundo la guardia, todo se desmoronaba. La Reina nace de esa necesidad de decir “ya está”, de dejar de exigirnos tanto y volver a conectar con la energía que atrae, en lugar de empujar.
—El libro propone 27 leyes para volver a sentirse valorada y magnética. ¿Cómo llegaste a definirlas y cuál es la más transformadora?
—Las leyes nacieron de observar patrones que se repetían una y otra vez en mis sesiones. La más transformadora, sin dudas, es la ley del merecimiento. Cuando entendés que no tenés que ganarte el amor, sino elegirlo, cambia todo.
—Decís que una mujer que se respeta se vuelve magnética. ¿Qué entendés por magnetismo?
—El magnetismo no tiene nada que ver con seducir, sino con presencia. Es la energía de quien sabe quién es, de quien no corre detrás. Cuando te respetás, empezás a atraer personas y oportunidades que están en tu misma frecuencia.
—¿Cuánto de La Reina viene de tus propias experiencias personales y cuánto de lo que observás en tu trabajo?
—Muchísimo viene de mi historia. No podría escribir sobre esto si no lo hubiera transitado. Pero también hay mucho de las mujeres que acompaño. Ellas me enseñaron que todas, en algún momento, perdemos la corona, y que siempre es posible volver a ponerla.
—Cuando una relación no te valora: ¿cuáles son las señales de alerta y cómo se toma la decisión de irse a tiempo?
—Cuando empezás a sentir que te estás apagando, que dejás de ser vos para sostener al otro, ahí ya estás pagando un precio muy alto. Irse no es un acto de egoísmo, es un acto de amor propio. No se trata de huir, sino de elegirte.
—En tiempos de redes, donde se valida tanto la imagen, ¿cómo se sostiene la autoestima real y no el “yo digital”?
—Las redes son una herramienta maravillosa, pero pueden volverse una trampa. Por eso insisto en que la verdadera validación no viene de los likes, sino de cómo te hablás cuando nadie te ve. Si la voz interna te maltrata, no hay filtro que lo tape.
—Para quienes están en ansiedad, ruptura o baja confianza: ¿por dónde empezar hoy, de forma concreta?
—Con algo muy simple: detenerse. Respirar, escribir, volver al cuerpo. El amor propio no se construye en grandes gestos, sino en pequeñas decisiones cotidianas. Comer bien, dormir, decir que no. Ahí empieza todo.
—De “desbloquear el siguiente nivel” a “ocupar el trono”: ¿cambió tu visión del crecimiento personal?
—Sí, totalmente. Antes creía que crecer era hacer más. Hoy creo que crecer es poder estar en paz. Es soltar la necesidad de demostrar y animarte a disfrutar. La Reina es eso: un recordatorio de que no hay que ser más, solo ser.
—¿Qué te gustaría que pase con las lectoras después de leer el libro?
—Que se reconozcan. Que se miren al espejo y digan “acá estoy, con todo lo que soy, y eso alcanza”. Que no esperen más a que alguien las elija, porque ya son suficientes.
Con La Reina, Daniela De Lucía confirma su lugar como una de las voces más influyentes del desarrollo personal en el mundo hispano. Su comunidad —compuesta en su mayoría por mujeres que la siguen desde hace años— no solo busca consejos, sino un espejo donde verse reflejada. Esa conexión quedó a la vista en el Ateneo, donde la ovacionaron de pie.
Entre libros firmados, selfies y lágrimas compartidas, el mensaje de Daniela resonó con fuerza: “Dejá de pedir amor. Empezá a elegirlo”.
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