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Conmovedora historia animal

Fue el telón de fondo en el Parque Nacional Luangwa Sur, en Zambia. ¿Las protagonistas?, dos jirafas, madre e hija.

El zoólogo Fred Bercovitch tuvo el privilegio de ser testigo de una conducta no habitual entre una jirafa y su cría que acababa de morir. Mientras recorría el Parque Nacional Luangwa Sur, en Zambia, en busca de ejemplares de la subespecie de jirafas Thornicroft (Giraffa camelopardalis thornicroftien), encontró a una madre jirafa, con sus largas piernas separadas, inclinada sobre el cadáver de su bebé. Una y otra vez se erguía y volvía a agachar para lamerlo durante casi dos horas sin importarle el haberse quedado sola con su "dolor" y alejada de su grupo de pertenencia.


Las jirafas rara vez se alejan de su grupo y menos aún se agachan, salvo que sea para comer o beber, puesto que pueden quedar expuestas a una situación de indefensión y ser presas fáciles de sus predadores. Sumemos a esa extraña conducta el hecho de haberla repetido en varias ocasiones y durante todo ese tiempo. Si bien existen dos incidentes registrados anteriormente de jirafas que han examinado el cadáver de algún congénere, no es algo común y replantea el controvertido tema de la "conciencia animal" y, en este caso, de la muerte.

Aún cuando en otras especies (elefantes, gorilas y chimpancés) ya se han observado conductas similares y en forma más frecuente (ver videos), con las jirafas el registro es escaso pero no implica su inexistencia.


Por su parte Bercovich, cuyo estudio fue publicado en el African Journal of Ecology, señaló con cautela que "en el caso de las jirafas, los incidentes muestran que el vínculo entre las madres y sus crías es más pronunciado de lo que se creía".