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Conmoción en el deporte: la atleta María Gracia Varas murió de mononucleosis a los 23 años

Todos los detalles, en la nota



La noticia de la muerte de María Gracia Varas, a los 23 años, enlutó al mundo del deporte en Chile. La atleta estuvo internada en la Clínica Santa María tras contagiarse de mononucleosis infecciosa.

La enfermedad que padeció la deportista comprometió varios de sus órganos y, tras agravarse el cuadro generalizado, la joven falleció el pasado viernes, con tan solo 23 años, luego de varios días de tratamiento.

Qué es la mononucleosis, la dura enfermedad por la que murió la atleta María Gracia Varas a los 23 años

La mononucleosis infecciosa, conocida como la “enfermedad del beso”, es causada por el virus de Epstein-Barr (VEB). Este se transmite de persona a persona a través de la saliva, generando una infección que se caracteriza por la inflamación de los ganglios.

Otras formas de contagio son compartir bebidas, tenedores, cucharas, alimentos o labiales con alguien infectado de mononucleosis.

Cuáles son los síntomas de la mononucleosis infecciosa

La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla cuáles son los principales síntomas de la mononucleosis infecciosa:

  • Fiebre alta, entre 38,3 °C y 40 °C.

  • Inflamación de ganglios linfáticos: se evidencian como bultos en el cuello, las axilas o la ingle.

  • Dolor de garganta intenso: puede causar mucha molestia al tragar, enrojecimiento o irritación.

  • Inflamación de las amígdalas: aparecen visiblemente agrandadas y enrojecidas, con manchas blancas o amarillentas por la infección.

  • Dolor de cabeza y de cuerpo: similar al estado gripal.

  • Astenia intensa: falta de energía o debilidad física constante, incluso tras dormir lo suficiente.

  • Pérdida del apetito.

En algunos casos, pueden aparecer erupciones cutáneas, aumento de tamaño del bazo o del hígado, aunque con menor frecuencia.

Los síntomas pueden aparecer de forma lenta y no darse todos en simultáneo. La enfermedad puede durar hasta 4 semanas.

Es importante saber que el virus de Epstein-Barr puede permanecer activo en la saliva de la persona enferma tiempo después de que hayan desaparecido los síntomas, incluso hasta seis meses o más.

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