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Cómo sobrevivir a la mesa navideña: mejor no hablar de ciertas cosas

Siempre se ha dicho que para conservar amigos y no perder a la familia, mejor no hablar de política ni de religión. Entonces, ¿de qué hablamos?

Las fiestas navideñas revisten un carácter íntimo y generalmente, familiar. Ahora bien, ¿qué es una familia? personas unidas por cuestiones de parentesco, ya sea político o sanguíneo, pero claramente, no están unidas por formas de pensar. Y ese es el primer paso para que la serena mesa navideña, se convierta en el campo de batalla entre cuñados, suegros, nueras y yernos donde las armas más poderosas son las palabras hirientes, las frases polémicas y las escenas para el olvido. Y aquí es donde recordamos a Sumo y al tema que le regaló Carlos "Indio" Solari a su entrañable amigo, Luca Prodan, "Mejor no hablar (de ciertas cosas)". 

En un año electoral con un gran cambio, en el marco de la posible ley de "Aborto legal, seguro y gratuito", en un año en el que River eliminó a Boca y que luego perdió la Copa Libertadores en tres minutos, no sería conveniente tocar temas como las elecciones, la economía, el fútbol y mucho menos, sentarse orgullosamente con un pañuelo verde hecho pulsera en la mesa de un pro-vida. ¿Lo podemos hacer? Por supuesto, somos libres, pero tenemos que estar conscientes que no es lo más sabio teniendo en cuenta el ánimo con el que se llega a las fiestas. 

Para conversar sobre este tema, InfoVeloz habló con el licenciado en Psicología Ricardo Antonowicz. "En las mesas navideñas, sobre todo, no así como en las de Fin de Año, suele haber desplantes y rencores, ya que se celebra con la familia. La Navidad es una celebración más familiar que el Año Nuevo y en ella suele haber desplantes, rencores que salen a la luz, feroces discusiones por cuestiones políticas, facturas que se pasan ese día o también sirve como pretexto para decir lo que se cumplió o echar en cara lo que se dejó de cumplir". 

Antonowicza desglosa su explicación: "En todas estas fiestas se celebra un duelo y un pacto. Un duelo por aquellas pérdidas y un pacto en lo que pueda generarse. Hay familias que tienen nuevos integrantes, niños que nacen" y se suman a esta nueva celebración. 


Pero aclara que "hay que ver cuál es la cultura de cada individuo de esa misma familia, ya que los seres humanos no somos seres biológicos solamente. Nuestro cuerpo es un soporte de un diskette familiar que portamos y a veces nos es difícil desprendernos de ese diskette que tiene la historia de nuestros padres y abuelos. Que además, tiene una manera o una posición de relacionarse con lo que son las fiestas. Para algunos es una celebración que se convierte en un martirio porque lo viven con tristeza, porque se recuerda a aquellos que ya no están y ahí entra en juego si fueron bien o no realizados los duelos". 

Por último, Antonowicz cierra explicando que "las fiestas navideñas, nos muestran aquellas cosas de nuestra fragilidad pero también, sirven para reencontrarse con quienes hace mucho que no vemos y para los cristianos, festejar el nacimiento de Jesús".

Finalmente, hay una pregunta por responder: ¿por qué la mesa Navideña es más "sensible" que la de Año Nuevo?, justamente por lo que explicábamos al comienzo de este artículo: es una fiesta FAMILIAR y con la familia se suele ser políticamente correcto, aunque no siempre ocurre. Sino, esta nota no tendría sentido. 

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