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Caso Nisman: "El cerrajero" de la SIDE, un Houdini abre puertas infalible

Abre y cierra cerraduras como quien desata un nudo simple. No decimos que haya sido quien operó en la casa del fiscal.

Se respira en el halo de las palabras de cada persona con buena información con quien te cruzás.  Nisman no murió por voluntad propia. La Presidente no ordenó represalia alguna después que el fiscal la denunciara por encubrimiento. Quizás la muerte de Nisman fue un golpe dirigido hacia ella, que aparezca como la mentora de una muerte escándalos. A Nisman le avisaron que le quitarían la causa AMIA y antes que ocurriera jugó sus últimas fichas, la última la jugaría en el Congreso. No es impronta de un suicida,  aunque nadie sabe qué pasa por la mente unos segundos antes de tomar una decisión jodida.

Lo decimos, no vemos que Cristina haya dada órdenes o insinuado ataques físicos contra Nisman. Pero lo que ya tampoco maneja la Presidente es el conglomerado de bocones que creyendo defenderla la termina hundiendo inexorablemente cada día más. ¿Diana Conti sabía que en el argot mafioso "los tapones de punta" son las balas que te vamos a tirar? Personajes con declaraciones

demenciales como Alex Freyre o Copani ¿no tienen nadie que les ordene cerrar el pico?

Si Nisman no murió por propia voluntad, alguien con mucha experiencia en hacerse invisible entró y se fue por alguna puerta del edificio. Ese alguien ya estaba ahí desde que el fiscal estaba por Europa.

Una aclaración: la custodia no tiene porque dormir y pernoctar junto a su protegido. Imaginar a Nisman en la cama y diez tipos alrededor suyo es muy grotesco. Tampoco es para andar diciendo zonceras solo para llenar espacios. ¿La custodia?, siempre en un grupo hay alguien flojo dispuesto a la traición, googleá si no conocés la historia aquello de "Roma no paga traidores" y lo verás.

Ahora una historia que tiene sus años, pero si la puerta de servicio estaba con o sin llave, viene bien recordarla.

Mediados de los 90, Carlos Menem ordena algunas medidas para presionar a jueces como Oyarbide y otros, y políticos débiles y bobos también (o descuidados, para mejor decirlo). El trabajo es apto para Jaime Stiuso.

Se encuentra con Luciano Garbellano, dueño del puti club para homosexuales "Spartacus".  Le pagan buen dinero para filmar escenas de algunas habitaciones, tiempos de VHS y cintas que se graban en el lugar. Garbellano hace copias de todos y después de entregarle los originales a la SIDE comienza a "vender" a las otras víctimas de espionaje su video hot. Entra en Casa de Gobierno y pasea con las cintas bajo el brazo negociando precio.

Le avisan a Jaime y "el petiso" entra en acción. Hacen un encuentro con el dueño de "Spartacus". Garbellano llegaba a las citas y dejaba las llaves arriba de la mesa. Un tercer agente que concurrió al encuentro toma el llavero como jugando con él, de pronto lo deja otra vez sobre la mesa, sube al toilette y cuando baja dice: "Chicos, me voy".  Los otros agentes salen con él. Garbellano quedó mascullando rabia cuando le dijeron que no estaba en los planes del espionaje menemista que esa operación terminara siendo un juego de chantajes en cadena.

El hombre que había subido al baño lo hizo para "dibujar" la llave de la casa de Garbellano. Era "el cerrajero", un especialista entrenado en eso de mirar una llave, copiar el dibujo en un papel y hacer una copia exacta.

Días después, cuando sabían que Garbellano no estaba en su vivienda, "el cerrajero" ingresó con otros agentes y se llevaron originales y copias de los VHS del puti club. Cuando el hombre llegó a su domicilio aún estaba cerca Jaime Stiuso, quizás para mostrarse y decirle en ese lenguaje particular "quien la tiene de mayor volumen".

Entre insultos mutuos el agente se enloqueció y hubo una persecución que finalizó con Stiuso tirando todo el cargador de su 9 mm al auto de Garbellano. Si hubiera querido matarlo lo podría haber hecho, pero prefirió dejarle el auto como un colador y ahí se terminó la historia.

"El cerrajero" (un Houdini para quien no hay trabajos imposibles) siguió en actividad aunque nunca más supimos otra historia de él.

Ahora que se menciona que la puerta de servicio de Nisman estaba frágil,  recordamos aquel incidente y solo lo contamos. No decimos que fuera el responsable ni decimos que no fue. Solo contamos historias que parecen irreales pero son más habituales que lo que el común de la gente supone.