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Cadena perpetua a Fernando Farré: cómo fue el juicio para los doce jurados

Así vivieron el enjuiciamiento las seis mujeres y los seis hombres que dieron el veredicto que condenó a prisión perpetua al femicida.

Ninguna de las doce personas que conformaron el jurado popular que determinó que Fernando Farré -el femicida de su esposa Claudia Schaefer-, es culpable, se conoce entre sí. Tampoco comparten profesiones. Sus realidades no eran las mismas, sin embargo, la decisión que tomaron fue unánime.

Este martes, estos doce ciudadanos se sentaron en la misma mesa, debatieron y llegaron a un acuerdo: consideraron que el empresario debía pagar por el homicidio agravado por el vínculo y por tratarse de un femicidio. Para eso tuvieron que mirarse a la cara y defender su decisión.

Es que el veredicto, cuya audiencia comenzó a las 9, podía resolverse en cuestión de minutos o también podía suceder que uno de los jurados convenza a más de uno para que modifique el pensamiento del resto, como en la película icónica "12 hombres en Pugna", es decir: la definición estaba en sus manos.

El juicio contra Fernando Farré duró casi una semana y contó con varias audiencias. En ellas, los miembros del jurado lloraron, se sorprendieron, se fastidiaron, se durmieron, se distrajeron y se rieron. Se sabe: ninguno de ellos tenía que ver con el ambiente judicial y tampoco tenían la obligación de poner cara de serios. Entre ellos había desempleados, jornaleros, estudiantes y una minoría conformada por empleados en relación de dependencia.

El juez Andrés Andrejin cuidó que el jurado se mantuviera siempre en el anonimato. Que no hablaran con la prensa antes del veredicto y menos con abogados o las fiscales.

Cada vez que iban al baño los acompañaban policías. En el desayuno y la merienda podían comer dos medialunas de manteca y café. Al mediodía almorzaban todos juntos en el restaurante frente a los tribunales y, si bien socializaban, no podían hablar del caso hasta momentos antes de definir el veredicto. Cuando la jornada finalizaba no se quedaban en un hotel aislados, como ocurre en Estados Unidos. Volvían a su casa.

Ellos tuvieron que definir el furuto de Farré, quien en más de una ocasión se quedó dormido, inclinaba el cuerpo hacia adelante, cerraba los ojos y así quedaba durante largos minutos, gestos que repetía cuando se pasaban audios de más de una hora, en su mayoría conversaciones entre él y Schaefer, días antes del crimen.

Una mujer del jurado lloró cuando escuchó la desgarradora declaración de Sandra Schaefer, en la que contó cómo se enteró de la muerte de su hermana. Esa misma mujer apartó su mirada cuando en una pantalla gigante mostraron las fotos de cómo quedó el cuerpo de la víctima luego de ser asesinada por su esposo.

Otro de ellos se impresionó con las fotos. También, cuando divulgaron cómo quedó la escena del crimen horas después del asesinato y cuando uno de los peritos mostró, de cerca los dos cuchillos ensangrentados que usó Farré para matar a su mujer.