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Bartender y obsesionado con su víctima: quién es Agustín Mariani, el asesino de Delfina Pan en Miami

Está detenido por el crimen de la joven de 28 años. Qué declaró el gerente del restaurante y cuáles son las certezas que tiene la Justicia estadounidense.

El rostro de Agustín Lucas Mariani se replicó en las redes sociales mucho antes de que la Justicia de Estados Unidos ordenara su arresto por el crimen de Delfina Pan, la diseñadora argentina asesinada el pasado lunes en Miami Beach.

El acusado de 21 años aún permanece internado en el Jackson Memorial Hospital tras autoinfligirse varias heridas de arma blanca en su torso. Lo hizo luego de asesinar a la joven de 28 años y precisamente es este uno de los puntos que en Florida aún buscan dilucidar: saber si buscó una excusa para salir impune del hecho o si intentó suicidarse tras el femicidio.

Los interrogantes en torno a las horas previas del fatídico desenlace son muchos. Pero la Justicia precisa -en primer lugar- reconstruir un perfil inconcluso. Una radiografía del hombre que borró sus redes sociales y salió de todos los grupos de WhatsApp antes de dirigirse al condominio en el que vivía Delfina y cometer el brutal crimen.

Mariani es oriundo de Bella Vista, partido de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Tras terminar la secundaria, se inscribió en el Instituto de Formación Profesional Aeronáutica (IFPA). Allí completó el curso de tripulante de cabina. En su perfil de LinkedIn -también fue eliminado- decía: “Buscando ingresar en la industria aeronáutica”.

Su llegada a Estados Unidos es una de las tantas incógnitas. Mariani conoció a Delfina en el local de la cadena de restaurante Kansas, donde compartieron varias horas de trabajo y donde, según los amigos de la víctima, el acusado comenzó a obsesionarse con ella. Los investigadores creen que llevaba meses hostigándola.

 

Las horas previas del crimen

El 29 de noviembre, aproximadamente a las 18.26, el Centro de Comunicación de Policía y Bomberos de Miami Beach recibió dos llamadas telefónicas que alertaban sobre lo acontecido en la calle 73, a la altura de la avenida Harding. En el lugar estaba el cuerpo de Delfina, con heridas en el abdomen y el cuello. A su lado Mariani, también lastimado, con su camisa llena de sangre.

Ese día, Delfina fue convocada para trabajar entre las 11.30 y las 18. Mariani, en cambio, fue solicitado en un doble turno: de 11.30 a 23.30. Sin embargo se retiró del local luego de que lo hiciera Delfina. El encargado del restaurante aseguró que Mariani dejó la barra de tragos sin aviso previo y que más tarde constataron la falta de uno de los cuchillos más grandes de la cocina.

Este punto es clave para saber si hubo o no premeditación en el hecho. La principal hipótesis es que Mariani volvió a acosar a Delfina en el trabajo y, ante la negativa de la joven de tener otro tipo de vínculo con él, éste la persiguió hasta la casa y luego la asesinó.

Uno de los vecinos del condominio declaró que Mariani arribó hasta la puerta del domicilio y le pidió subir a su departamento para conversar. Delfina, a su encuentro, se negó. Fue en ese instante cuando decidió tomar el cuchillo y apuñarla hasta su muerte. Ambos fueron trasladados al Jackson Memorial Hospital.

 

Acoso, obsesión y un pedido desesperado

Los amigos de Delfina le explicaron a TN que Mariani se obsesionó con ella desde un principio. Mucho más cuando le declaró su “amor” y Delfina le respondió que no le interesaba tener otra relación más que la laboral. “La llamaba constantemente, no la dejaba tranquila. La acosaba, la seguía, quería estar con ella a toda costa”, reveló a este medio una amiga de la víctima, quien prefirió mantener su nombre en resguardo.

Hendy, otra amiga muy cercana a la diseñadora gráfica, también llegó a conocer a Mariani en el mismo local: “Yo empecé a trabajar y a la semana ingresó él. Esto fue a fines de enero de este año. Luego me fui y volví en junio, trabajé dos semanas más y conocí a Delfi. Desde que ingresó tenía un perfil raro. Era muy callado, no miraba a los ojos cuando hablaba”.

“Mi último día salimos a bailar todos para celebrar. Yo estaba bailando con un compañero y él me apoyó por detrás. Ni siquiera me preguntó ni nada: simplemente me agarró para bailar. Yo me solté, lo corrí sin violencia, y él reaccionó muy mal. Tiró manotazos al aire y me arrojó el vaso al suelo. Por suerte fue la última vez que lo vi”, recordó la joven.

“Cuando trabajé con ellos no tenían relación. Conociendo los perfiles de los dos, no creo que haya habido vínculo. Ella era muy segura, tenía mucha personalidad. No la iban a pasar por encima”, completó Hendy.

Los detectives que investigan el hecho ratificaron que Mariani, a pesar de permanecer bajo cuidados médicos, está fuera de peligro. Ante las reiteradas preguntas de las autoridades escogió el mismo camino: permanecer en silencio y no proporcionar ningún tipo de declaración. Por el momento, solo un familiar acompaña al detenido en el hospital.

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