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Aviones que imitan a la naturaleza para volar mejor

Para mejorar el rendimiento de los aviones, la industria aeronáutica sigue inspirándose en la naturaleza. ¿Querés saber de qué se trata este innovador proyecto? Enterate leyendo esta nota.

La compañía aérea alemana Lufthansa anunció a principios de febrero que iba a aplicar antes del verano boreal pequeños cuadrados de barniz imitando la piel de los tiburones en superficies exteriores de dos Airbus A340-300, para una prueba de dos años. La piel de tiburón es conocida por tener esas micro-ranuras que mantienen el agua cerca del cuerpo del animal, disminuyendo la resistencia del fluido y mejorando por tanto el hidrodinamismo.

Esta propiedad fascina desde hace 25 años a las industrias militar, aeroespacial y aeronáutica, pero también a la construcción naval, el sector eólico y el de material deportivo. Bañadores basados en este principio generaron una ola de récords en natación en 2008-2009, antes de ser prohibidos en competición. Motivo: ¡son demasiado eficaces! Sin embargo, en la aeronáutica, la vieja técnica de pegar cintas plásticas ranuradas en la superficie de los aviones tenía "grandes inconvenientes", subraya Volkmar Stenzel, investigador del instituto Fraunhofer de Bremen (norte).

"Primero, esas cintas eran demasiado pesadas, lo que reducía el ahorro de carburante. Luego, eran difíciles de pegar en superficies curvadas (...)" explica. Por ello, este instituto puso en práctica un barniz con microsurcos fijados mediante radiación ultravioleta, en asociación con el Centro aeroespacial alemán (DLR) y Airbus. Con la prueba realizada en Lufthansa, esta innovación llega a su "última etapa" antes de una eventual aplicación industrial, según Denis Darracq, jefe de investigación y tecnología física de vuelo en Airbus.

Ahorro de carburante de 1%


"Ahora, se trata de medir la eficacia a nivel de su durabilidad", así como la resistencia de los microsurcos a la abrasión y a la erosión causados por la presión y el hielo, explica Darracq. Si cubriera entre 40 y 70% de un avión, este barniz permitiría ahorrar un 1% de carburante mediante un coste de producción "marginal", según el ingeniero. Ello supondría un beneficio "enorme" para una compañía aérea, en momentos en que los precios del petróleo están en niveles muy elevados.

La hoja del loto, en la que las gotas se deslizan sin adherirse gracias a microesferas, es otro ejemplo de prometedor biomimetismo. Esta virtud autolimpiadora ya es utilizada por ejemplo en el interior de los Airbus A380, para reducir el consumo de agua en los baños y evitar ensuciar la cabina.

Airbus contempla ahora una aplicación exterior. "La descongelación es un verdadero problema para los aviones, con costes importantes. Si hubiera superficies en las que el agua no se adhiere, no se congelarían y ello supondría un enorme progreso", imagina Darracq. El creciente interés de las compañías aéreas podría acelerar la investigación sobre este tipo de superficies. "Estas tecnologías podrán sin duda estar listas para ser aplicadas dentro de algunos años", augura.