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Argentina, tierra prometida para quienes huyen del horror

Hace días, ante la noticia del decreto del Gobierno Nacional 1034, Programa Siria, se desató la polémica y quedaron al descubierto los egoísmos y la falta de sensibilidad.

Por Valeria Carreras

@dravaleria

Hace días, ante la noticia del decreto del Gobierno Nacional 1034, Programa Siria, se desató la polémica y quedaron al descubierto los egoísmos y la falta de sensibilidad.

Ante todo hay que recordar que no es el primer programa para que la Argentina le dé lugar al pueblo Sirio. Ya desde 2014 se están recibiendo ciudadanos que llegan a nuestro País oriundos de aquellas tierras lejanas.

Sin embargo, se ha tomado este gesto humanitario, que ya ha sido realizado por muchos otros países, pedido por la propia ONU, y por el propio Papa Francisco, como una amenaza a los propios argentinos...

Se hace el parangón entre la falta de trabajo contra la inmigración de 3000 personas Sirias...por eso considero que hay que salir de esa trampa dialéctica, que solo esconde ¡una xenofobia bestial!

El decreto prevé que la inmigración será escalonada, iniciando con 300 inmigrantes los que deben cumplir ciertos requisitos, como ser autosuficientes, como tener una familia de contacto aquí en Argentina.

Pero antes de opinar livianamente habría que recodar que esa gente viene del horror de la muerte, de la guerra, de la muestra más cruel de lo que es capaz el ser humano...

Habría que cerrar los ojos y pensar en ese nene ahogado y arrojado por el mar luego de morir, escapando con su familia de una muerte segura, pero no lo logró...

Cuando la gente compara nuestro índice de desocupación con la inmigración Siria, reitero un total de 3000 personas, en tandas, este año de 300, no se detienen a pensar que nuestro País representa para ellos...un lugar donde vivir en paz ni más ni menos.

No es la primera vez que Argentina cobija a quienes vienen de guerras...los españoles que no solo huían de la peor miseria sino de la guerra civil y luego el franquismo, italianos hambreados después de la segunda guerra mundial, los judíos que portando en sus brazos la marca de la peor saña del hombre contra el hombre, el Holocausto, llegaron como los demás con el brillo que la esperanza ilumina las miradas.

Así nuestro País recibió a los inmigrantes de todo el mundo, porque nuestras puertas siempre estuvieron abiertas y conocimos sus costumbres y aprendimos sus oficios, y nos adoptamos mutuamente Llegó la pizza, el humus, la paella, los pletzalej...Y los apodos el ruso, el tano, el gallego, el turno...

Y, más tarde, la sangre se mezcló y se cimentó la tierra con ese crisol de razas, religiones, colores de piel, sabores y una música que logró llegarnos tan hondo que somos un poco la resultante de tantas cadencias.

Entonces, ¿quién puede tirar la primer piedra contra la inmigración? Si la gran gran mayoría de nosotros somos hijos nietos o descendientes de inmigrantes.

Y para terminar: ¿quién de ustedes podría por egoísmos, por mucho desagradecimiento y por haber olvidado el propio origen, decirle que no intente salvar su vida a otros Aylan Kurdi?