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Ángeles Rawson: el misterio de la soga, y el segundo sospechoso

El caso Ángeles está plagado de anuncios espectaculares que después quedan en la nada, o en casi nada.

Los anuncios que se hacen no son menores. Se trata de hipóteticos resultados de ADN que complican al portero Jorge Mangeri, que, después no son tales. La semana que pasó estuvo plagada de anuncios de esa clase.

Primero, se dijo que se había encontrado ADN de Ángeles, en el departamento de Mangeri. Es más, se precisó que el patrón genético de la víctima había aparecido en el pìso del departamento del portero. Días después, todo se desmintió. El informe oficial reveló luego que la prueba genética recolectada en el piso del departamento de Mangeri era imposible de analizar, o mejor dicho, la mezcla de perfiles genéticos era tal, que se hacía imposible determinar a quién pertenecía la evidencia.

Lo mismo pasó con el análisis de la soga que se usó para atar a la víctima. Se afirmó primero que se había encontrado un pelo de Mangeri, se afirmó luego que había prueba de contacto que revelaba ADN de Mangeri en la soga. A las horas, nomás, todo esto se desmintió. El informe oficial revelaba que no se podía excluir a Mangeri de la muestra, pero no se podía asegurar que se tratara de él.

A todo esto hay que sumarle el escándalo del tercer ADN. Este caso es peor aún. El doctor Enzo Canónaco, de la Morgue Judicial, se comunicó con el juez de la causa Javier Ríos y le informó que había ADN del perito genetista de la defensa, Gabriel Boselli, en la muestra levantada en el departamento de Mangeri. Por este dato, el juez empezó a plantearse hipótesis que fueron desde la contaminación hasta la teoría de la destrucción de prueba. Pero a las horas, el mismo Canónaco, volvió a comunicarse con el juez, y relativizó su propio informe, advirtiendo que no era tan seguro que se tratase de ADN de Boselli.

De todos estos escándalos, sacó provecho la defensa, y en parte con razón. Plantearon: "Si todo es dudoso, por qué no dudar del ADN de Mangeri en las uñas de Angeles". Caída esa prueba, cae todo. Lo que no es poco. Ni más ni menos, sería la libertad de Mangeri, y un escándalo sin precedentes.

El 29 de agosto, la palabra la tiene la Cámara. Mientras tanto, mientras se define la nulidad o no del proceso, la defensa del portero insistirá con ubicar otro sospechoso en la escena criminal. Muchos frentes abiertos, muchas dudas, en una causa que sigue sin cerrarle a muchos.