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Allan Bogado, el arquetipo del bajo fondo gansteril de los servicios de inteligencia

Lo que vas a leer a continuación no es fruto de una investigación ni una “fake news” ni rumores trasnochados que corren en ámbitos periodísticos, es el producto de haber frecuentado a este personaje durante varios años hasta que la toxicidad que desprende un embustero crònico le puso fin al vìnculo para prevenir contagios y preservar la salùd.

Por Jorge Boimvaser

La pequeña historia de Allan Bogado, quien atraviesa esos 15 minutos de fama que profetizó Andy Warhol allá por los años 60, es una muestra cabal de la existencia que los milagros existen. De lo contrario, Bogado no estaría con vida.

Primero porque hace años le hubiera estallado el hígado por las cuatro botellas de vino y dos litros whisky que tomaba diariamente. Y segundo porque muchos personajes que de "santos" no tienen nada lo tienen en la mira pero aún no lo encontraron. Por caso, una banda (narcos, piratas del asfalto y otros delitos gruesos) de la localidad bonaerense de Luis Guillón, a quien Bogado puso en la mira policial después de haber frecuentado a uno de integrantes-jefes en negocios que es de imaginar. Le juraron vendetta y esa gente es de cumplir sus promesas.

Otro caso es haber utilizado a un sector de “La 12” (la barra brava boquense), un grupo que no responde a los hermanos Di Zeo, para hacerse de un dinero y desaparecer sin compartir las ganancias. Le pregunté a Rafael Di Zeo por el caso y me respondió casi textual lo siguiente: “Bogado está loco. Yo no tengo nada que ver con ese negocio, pero si “los chicos” (ese grupo de barras) se llegan a cruzar con él y la a pasar muy mal”. 

Otro botón de muestra para ilustrar con menos olor a sangre la vida del personaje que imputó Nisman en una presunta conspiración en favor de Irán es  una mujer. Ella es próxima a Bogado y trabajaba en el consultorio del odontólogo Carlos Cecchi, quien atendía a ricos y famosos como Cristina Kirchner y Mirtha Legrand. Cuando Bogado supo que Cecchi había comenzado a tratar a Milagro Sala, mandó un par de fotógrafos a hacer guardia enfrente al consultorio del dentista en pleno Barrio Norte. Quería tener una escena de la jujeña entrando al edificio pues supuestamente Cecchi no hubiera visto con buenos ojos que las fotos de Milagro Sala atendiéndose con él circularan por los shows de chismes. Mirtha Legrand y la jefa de Tupac Amaruc están a años luz de distancia. Las imágenes nunca fueron hechas públicas pero es lo de menos.

La verdad es que Bogado empezó su carrera “servicial” en Gendarmería. Dos hermanos de apellido Caserotto (lo escribo recordando la fonética de sus menciones), le hicieron dar sus primeros pasos en el submundo del espionaje y los negocios turbios. De hecho, uno de esos oficiales estuvo imputado por delitos de lesa humanidad. Le dieron una credencial trucha de Gendarmería y ahí, el personaje de marras, se abrió camino. Con la “chapa” de Gendarmería se le abría paso en la frontera con Paraguay y a cargamentos que nadie controlaba. ¿Hace falta decir que se supone que viene de Paraguay y de la triple frontera?

Bogado siempre andaba con los bolsillos llenos de dinero y pagaba mesas donde nos sentábamos entre 4 y 6 personas al menos dos veces por semana (entre ellos un hombre de Julio de Vido, otro de la SEDRONAR kirchnerista, el abogado Luis Irimia (también imputado por Nisman en la causa encubrimiento a Irán). Los encargados y mozos del restó “Edelweiss” (Libertad y Corrientes) son testigos de sobremesas que podían durar hasta las seis de la mañana. Cerraba la cocina pero el lugar seguía abierto y más con esas mesas donde el derroche de alcohol sumaba cifras astronómicas de las que se hacía cargo siempre el mismo Bogado. Tiempo después, Bogado traicionó a casi todos los que se sentaba en su mesa.

Tuvo influencia como confidente de algunos periodistas que le creían sus relatos siempre deformados de la realidad.

Uno de los delirios de un alcohólico crónico es lo que la medicina llama “delirium tremens”.  No siempre el consumidor se tiene que arrastrar por las paredes cuando le llega el trastorno (a veces se lo padece cuando entran en estado de abstinencia). Inventan historias irreales o trastocan datos verídicos y se convierten en mitómanos, fabuladores de alta gama que hasta convencen a sus ocasionales oyentes. Pero Bogado siempre mostraba la punta del ovillo de alguna revelación que después un periodista puede comenzar una investigación y llegar a conclusiones que no tenían nada que ver con el relato original del falso Gendarme. Por eso yo permanecí escuchándolo por varios años y siendo testigo de sus delirios.

El “caso Bogado” pone en el centro de la escena que a Nisman le vendieron una conspiración que lo llevó a la muerte. Si el fiscal hubiera leído las transcripciones de las escuchas telefónicas que le proveía Stiuso, en lugar de imputarle el tema de la protección política a Irán, lo hubiera internado en un neuropsiquiátrico.  Es que el hombre mentía tanto que no era lógico que estuviera en sus cabales. A Nisman nunca le interesó la causa y otro de sus imputados en su denuncia: el ex juez Irimia. Pudo ser porque Irimia fue el abogado del grupo especial de la policía bonaerense que mató a la mano derecha de Stiusso, el “Lauchón” Viale.

Lo dijimos en su momento y lo volvemos a repetir: a Nisman lo mataron para tirarle el cadáver a Cristina haciéndola responsable del crimen. Pero lo que no supimos en ese entonces lo sabemos ahora. La conspiración fue pagada por una multinacional argentina que perdió mucho dinero en Venezuela y precisaba un episodio conmocionaste en la Argentina para tensar la situación política que subiera el precio del dólar por las nubes. Después vino el mamarracho de medio Puerto Madero ensuciando la escena del crimen. Otro mamarracho fue la actuación de la fiscal Fein, quien le tenía pánico a Stiuso desde que ambos se cruzaron en la causa de los boqueteros que robaron el banco Macro a pocos metros del Congreso.

En el patético 6,7,8, me presentaron como el periodista “opositor” (sic) escribiendo que a Cristina le tiraron el cadáver de Nisman y ella fue ajena a los hechos, aunque yo prefiero que en lugar de periodista opositor me denominen periodista independiente.

La realidad es que siempre Stiuso se opuso a que Bogado fuera parte de la SIDE-AFI. Pues entendió que no le aportaba nada y le perjudicaba tener un mitómano caminando las cuevas de información en nombre del organismo. Es más, lo hizo procesar por presunta extorsión, con lo cual mal podría el hombre declarar su vínculo con la SIDE si su jefe operativo lo tenía entre ceja y ceja.

El contacto que tuvo al final de la gestión kirchnerista fue Aldo Daniel Delgado, el padre de Elio Delgado, quien fuera guitarrista de “Callejeros”. Pero “Marcelo”, ex jefe de la base Billinghurst  donde operaba Delgado, nos dijo textualmente: “Aldo tiene una mentalidad de un pibe de 10 años, si está en el organismo es porque tuvo alguna palanca porque la cabeza no le da para el espionaje”.

Pero a los fines de Bogado, la chapa trucha de Gendarmería le sirvió para hacer pasar cargamentos por las rutas si había controles camineros, pero para aprietes y contactos periodísticos su falsa vinculación con la SIDE tuvo más poder que si se hubiera presentado como un hombre de Gendarmería.

Y otro dato no menos llamativo. Cuando el Indio Solari se presentó en Gualeguaychú,  allí fuimos un par de seguidores en el Mini Cooper de Bogado.

Nos alojamos en un campo a cinco kilómetros del pueblo y algunas autoridades entrerrianas nos recibieron con un asado digno. Tiempo después, sus amigos de la zona fueron acusados de narcos. ¿Se entiende el vínculo?

La pregunta del millón: ¿Por qué cuando el juez Bonadío encarceló a quienes figuraban imputados por Nisman y los únicos dos que quedaron en libertad fueron Bogado y el ex juez Irimia? La respuesta es que Garavano –ex ministro de Justicia de Macri- operó con Bonadío para que le tomara testimonial a Bogado (se dice que el propio Bonadío escribió las preguntas y respuestas y solo le hizo firmar el escrito) y así dejarlo en libertad, un testigo arrepentido “sui generis”.

Y respecto a Irimia era sabido que jamás hubiera protegido a Irán con el riesgo de perder su vínculo de colaborador del Vaticano. Con Irimia investigamos la desaparición de aquel financista Damián Stefanini, cuyos cheques por cientos de miles dólares aparecieron mágicamente en las cuentas de Nisman en Estados

Cuando Macri asumió la Presidencia, el agente trucho Bogado fue a parar a las filas del segundo de Patrica Bullrich, Pablo Noceti (el cuestionado funcionario que fue denunciado por espiar a loa familia del fallecido Santiago Maldonado).

Nocetti armó (con Bogado incluido) un circo dándole a Leo Fariña una cantidad impresionante de información que jamás el ex marido de Karina Jelinek podría haber recopilado tras su breve paso por el entorno de Lázaro Baez y familia. Lo “coachearon” a Fariña de pies a cabezas

El negocio del macrismo era apuntarle a Cristina y el de Bogado chantajear a muchos proveedores de Báez en los negocios públicos. Estar en boca del denunciante Fariña era un estigma que se evitaba pagando un peaje muy costoso.

Noceti nos envió un emisario para que silenciáramos el tema de las denuncias de Fariña. Chantaje, extorsión, aprietes varios y todo el universo de ilícitos propio de los fabuladores y negociantes del submundo del espionaje, tal como ocurrió casi calcado con Marcelo D´Alessio.

Cerramos por ahora con la convicción que Nisman entró como un chorlito en la conspiración que le vendieron para producir una salida pronta de Cristina Kirchner lo que hubiera derivado en una crisis que siempre termina llevando el dólar por las nubes. Repetimos: Si el fiscal muerto hubiera leído en serio las escuchas que Stiuso le hizo a Bogado, en lugar de procesarlo lo hubiera enviado a un loquero.

Y esto nadie lo dijo en Netflix

Hay más, pero suficiente por hoy.

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