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Alejandro Gravier - Valeria Mazza: Pibe, no aclares que oscurece

El marido de la modelo parece discípulo de Leonardo Fariña, por ahora las balas de la AFIP le pican cerca. Por ahora, solo por ahora. Pero....

Para quienes no registran la historia de hace casi dos décadas. En el mercado de las grandes marcas de moda y glamour de Europa (perfumes, cremas, indumentarias varias, marroquinería de alta gama),  la diosa mejor paga fue la alemana Claudia Schiffer,  la segunda fue la argentina Valeria Mazza. Un desfile o spot publicitario de Valeria se realizaba desembolsando a sus arcas no menos de medio millón de dólares. 

Se casó con Alejandro Gravier que como muchos se titulaba "empresario", pero nunca contó empresario de qué rubro. Fariña se decía financista, Gravier del negocio de los entretenimientos y eventos sociales top.

Tuvieron hijos como en los cuentos de hadas, aunque comían caviar y nunca perdices ( sí "canard" -pato- en Francia, donde se prepara como una exquisitez para sibaritas), algo que tampoco es pecado y más cuando Valeria demostraba fehacientemente que el dinero a ella le provenía de trabajos comprobables.

Gravier fundó VAMAGRA S.A. para asumir la representación de su mujer. El 100% del paquete accionario era de ambos, no había un tercero en discordia a quien culpar en caso de irregularidades.

Instalados en la zona norte pudiente del Gran Buenos Aires, llegó la hora que los hijos tuvieran una educación digna en los mejores establecimientos. En uno de ellos, pasaron un par de meses y los padres no pagaban la matrícula ni las cuotas mensuales. Un colegio de lujo en San Isidro.

La directora del establecimiento lo llamó a Gravier para que regularice la situación. Pensó que el hombre atareado quizás lo había olvidado.

Cuando el marido de Valeria (parece esos personajes que laburan de "marido de...")  posó sus asentaderas frente a la directora y le notificaron la mora, entró en cólera mal. "¿Cómo que tengo que pagar, si para ustedes es promoción tener de alumnos a los hijos de Valeria Mazza?", dijo.

La directora le respondió que el establecimiento no hacía canjes por imagen y su mejor promoción era la misma historia del colegio. Su Plan B fue pedir becas, pero se las negaron.

Gravier se levantó y se fue insultando a la docente (obvio, no pagó). La mujer no quiso dejar a los chicos en la calle pues ellos no tenían la culpa de portación de padres avaros, o pedantes.

Pero le encontró la vuelta. Ella misma llamó a los programas de chismes del espectáculo contando esa historia. Un cronista le habló a ella y lógicamente le dio espacio a Gravier para que hiciera su descargo. Frente al escándalo que se avecinaba, el marido de Mazza pagó con bronca, pero pagó y todo quedó en eso.

Su casamiento fastuoso también tuvo esas pequeñas miserias. Ser avaro no es delito (pecado capital, pero no delito), pero es un tema psicológico cuando dispone de dinero y se escabulle tras excusas.

Los que no pudieron cobrar como proveedores de la gran fiesta, siempre recibieron esa respuesta: "¿Cómo van a cobrarle a Valeria Mazza si es una mega estrella y a ustedes los honra tenerla entre sus elegidos para el servicio".

Uno de los proveedores escuchó esa excusa y le dijo: "No me pagás y voy a cagarte a trompadas".  Magia, el cheque apareció en minutos.

¿Valeria sabía de esto? No prejuzgamos sin saber la intimidad, pero la bella modelo se ganaba cierto malestar de sus pares con declaraciones bastantes fuera de lugar sobre el aborto y el consumo de marihuana. No está mal tener su posición frente a temas delicados, pero lo suyo era excesivamente fundamentalista ya se sabe cómo funciona el tema. Abortos en clínicas de lujo para quienes lo pueden pagar, y en carnicerías de barrio para las chicas pobres.

Una noche se cruzaron en un restó de lujo en San Isidro. En una mesa, Gravier, Valeria y amigos. En otra, Guillermo Coppola y su gente. Gravier lo llamó y "Guillote" siempre amable se acercó y compartió algún trago. Después el ex representante de Diego volvió a su mesa.

El trago amargo fue cuando llegó el mozo con la adición. Gravier se hizo invitar y le cargó al Guille la cuenta de su mesa.

Tampoco es delito hacer esas trapisondas. Pero la justicia y la AFIP no están tras sus pasos por estas historias. La división Defraudaciones y Estafas lo tiene en la mira hace tiempo (como lo tenía a Fariña), y ahora parece que las huestes de Ricardo Echegaray encontraron motivos para procesarlo. Falsificación de firmas de escribanos y otros menesteres para  evadir impuestos.  Gravier se defiende (aunque sus defensores hoy son dos ex fiscales del caso AMIA también procesados por no cumplir la investigación de la horrenda masacre de 1994), diciendo como Fariña que es inocente y que fue engañado por una secta de extraterrestres que son los culpables.

Giordano se hizo famoso con ese "no me peguen, soy Giordano". Gravier parece decir: "No me cobren, soy el marido de Valeria Mazza".

Pero a la AFIP no le interesa esa excusa.  Difícil que vaya preso porque el delito es excarcelable (1 a 6 años de prisión)  y no parece haber riesgo de fuga y además también los padres de Gravier cayeron en la volteada.

Ya no hay tiempo para lágrimas.  Fariña, Gravier... que pase el que sigue.