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¡Aguante Maradona, carajo!

Volvió el máximo ídolo de nuestro país pero lo único que recibió son críticas y acusaciones, pero ¿qué hicimos nosotros de bueno para juzgarlo?

Por Sabrina Valle

Sabrina@diarioveloz.com

@SabrinaAValle

Diego Maradona, el máximo ídolo de la República Argentina, el dueño del mejor fútbol del mundo, el que ganó casi solo el mundial del '86, el hombre que más feliz hizo a este denostado pueblo, volvió a nuestro país después de varios meses de permanecer de viaje en el exterior por cuestiones laborales y desde su arribo al país no hicieron más que bastardearlo.

¿Quiénes somos nosotros, simples mortales sin habilidades sobrenaturales, como para juzgar al máximo semi-dios de este país?¿Quiénes somos nosotros? si nunca lograremos igualar sus extraordinarios logros deportivos y calidad humana incomparable.

Que tire la primera piedra el que jamás abandonó a sus hijos, el que no se cree el ser más superior del planeta, el que no denigró a sus mujeres, el que no quedó afuera de un mundial por una adicción, el que nunca le pegó a un periodista, el que no sale con una adolescente más chica que su hija menor (entre otras tantas cosas)... ¿ven? ninguno puede. Todos tuvimos esos pequeños errorcitos, perdonables, inocentes.

Pobre Diego que lo único que recibe son acusaciones y "palos" por su pequeñísimas fallas en su vida personal que no hacen más que perjudicarlo a él y sus hijos, y a sus novias, y a sus ex, y a sus hijas, y a sus familiares, y a sus socios, y a sus empleadores, y al deporte, y a la sociedad argentina... etc., etc., etc.

Y si, es cierto que así como una vez nos llenó de orgullo y nos hizo reconocidos a nivel mundial hoy no hace más que desprestigiarnos y dejarnos parados en el mundo como unas verdaderas basuras inhumanas, pero bueno, no es su culpa.

La culpa es nuestra, de los fanáticos del fútbol que los pusimos en un pedestal en el que no pudo sostenerse, la culpa es de nosotros que necesitados de triunfos tomamos de ídolo al primero que nos dio una alegría deportiva a nivel mundial, la culpa es de la prensa que no hizo más que seguir cada detalle de su vida ejemplar sin dejar de atosigarlo en ningún momento y hacer de sus pequeños yerros cuestiones de Estado, la culpa es de esas mujeres que le adjudicaron hijos que él jamás gestó ni quiso tener. LA CULPA ES NUESTRA.

Hoy todo el mundo se queja y piden dejarlo en el olvido para no tener que saber de su siempre prolija y poco escandalosa vida, pero se olvidan que fuimos nosotros quienes hicimos de ese buen futbolista el personaje desaforado y poco respetable que es en la actualidad.

Haga lo que haga, todo siempre será perdonable para él, podría poner una bomba y destruir medio continente que la sociedad lo seguiría amparando, porque a pesar de todo siempre va a ser el más grande de este país. Por eso... ¡Aguante Maradona, carajo!