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9 de Julio, una Patria para todos

Hoy celebramos el 195 aniversario de la Declaración de la Independencia, sancionada por el Congreso General reunido en la ciudad de Tucumán en 1816. Vaya nuestro homenaje a tan magna fecha histórica para todos los argentinos.

La conquista de la independencia de España y la instauración de la libertad en América fue un largo y difícil proceso, posible por la voluntad e inteligencia de un grupo de hombres notables, acompañados por muchos y sacrificados anónimos.
 
Las páginas de historia escritas entre las Invasiones Inglesas de 1806-1807 y la derrota final de los ejércitos españoles en 1824, son no sólo el basamento de la Patria, sino una larga epopeya que llena de orgullo a cualquier hijo de estas tierras. Son hechos, son historia, no un relato ni un cuento.

Los historiadores siempre se ocupan de revisar esos hechos, buscan nuevos documentos, los leen de otra manera. Es que en eso consiste la tarea del historiador, reconstruir, revisar, interpretar. Comprender el pasado por el presente y el presente por el pasado como decía el gran historiador francés Max Bloch.

Pero lo que no se puede ni debe hacer, es borrar los hechos, eliminarlos del pasado, suprimir lo que no conviene; o, peor aún, impostar otros inventados en ese lugar.

El rechazo de las Invasiones Inglesas, realizado por los vecinos de Buenos Aires fue madurando el germen de la vocación independentista. Los hechos ocurridos en España terminaron detonando esa vocación de Patria libre en Mayo de 1810.

Convergieron en ese propósito de independencia y libertad, hombres de ideas y de armas. Había diferencias en las ideas y en las estrategias, pero dominaba el propósito de cortar la dependencia de España y organizar una sociedad liberal.

En los seis años que transcurren entre 1810 y 1816, la guerra por la Independencia se solapa con los enfrentamientos internos, ya que la guerra civil nos acompañará por décadas.

En ese lapso las diferencias entre el interior y Buenos Aires se hicieron cada vez más difíciles de resolver, el intento de imponer el poder portuario encontrará seria resistencia en el interior, será difícil construir una nación unida. Pero nadie puede cuestionar la grandeza y el patriotismo de hombres como Belgrano, Moreno, Saavedra, Pueyrredón, Güemes, San Martín, por mencionar algunos.

Mientras tanto, aquí en nuestros lares, en nuestra patria chica, Don José de San Martín como Gobernador ordenaba la provincia, la sustraía a la anarquía reinante en otras.

Todo Cuyo prestaba su excepcional colaboración a esa obra colosal de organización humana que fue el Ejército Libertador. Desde aquí insta la reunión del Congreso General, convocado por el Director Álvarez Thomas y urge a que declare la Independencia.

Y allá van a la lejana Tucumán los delegados de las provincias, con excepción de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, entonces separadas del resto. Pero también llegan delegados de varias provincias del Alto Perú. Representan a Mendoza Tomás Godoy Cruz y Juan Isidro Maza.

Sobre la calidad del Congreso, Joaquín V. González expresa: "Es justo decir que el Congreso de Tucumán ha sido la asamblea más nacional, más argentina y más representativa que haya existido en nuestra historia".

Hubo arduos debates sobre la forma de organizar la nación, federalismo-centralismo, monarquía-república, pero todos querían una Patria grande, para todos. El 9 de julio el Congreso declaró a las Provincias Unidas independientes del rey de España, sus sucesores y metrópoli y de otra potencia extranjera. Una Patria para todos, que demandaría aún la gesta sanmartiniana para quedar consolidada.