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8 de marzo: Día Internacional de la Mujer, ni machismo ni feminismo

Celebro esta fecha como un día en el que las mujeres también tenemos que reivindicar a los hombres.

Por Yamila El Hasi           

@yamilaelhasi

Hoy y desde 1911 es el Día Internacional de la Mujer y agradezco serlo para celebrarlo, pero también para poder recordar que no solo nosotras tenemos derechos. Que los hombres también los tienen. Y que si ellos no son nada sin nosotras, nosotras tampoco sin ellos.

Soy periodista y bartender profesional, esas son mis pasiones. Pero también soy hija, novia, amiga, prima, hermana del corazón, nuera, cuñada, compañera de trabajo.

Gracias a Dios la vida me dio un padre ejemplar, amigos hombres del alma y uno de ellos es mi hermano del corazón, tuve un primo que adoré y que se fue muy pronto, que me mimaba y cuidaba como su pequeño ángel, tengo un suegro y un cuñado que son diez puntos, compañeros de trabajo y jefes que me respetan y me cuidan durante mis tareas. Y como compañero de vida, tengo a un ser increíble que lucha por cada objetivo, que me contiene, me cuida, me respeta y me ama con un amor que emociona. También, fui nieta (o lo soy, aunque él ya no esté) de un hombre increíble que me contagió sin quererlo el amor por la escritura.

Todos ellos tienen algo en común: son hombres y son seres maravillosos que me cuidan siempre, me acompañan, me brindan su apoyo y sobre todo, me respetan. Tengo dos profesiones que son "de hombres" y si bien, a veces el mundo es un poquito más fácil para ellos, es solo una apariencia.

Últimamente la figura del hombre, del macho, se ha visto ninguneada, pisoteada, bastardeada. Lejos estoy de considerarlos así. Si, existe la violencia de género, pero también existe LA VIOLENCIA. ¿O cómo se llama cuando una mujer golpea a un hombre? ¿Cuándo se abusa de la simple genitalidad para aprovecharse del hombre legalmente? ¿Cómo puedo llamar al abuso de poder que ejerce la mujer sobre el hombre muchas veces en el ámbito que se les ocurra?

Gracias a Dios soy mujer. Amo a los hombres. Amo lo que nos dan. Hasta amo a aquellos que me han roto el corazón porque me enseñaron a ser una mujer fuerte. Amo ser mujer y poder traer vida al mundo, pero sola no podría hacerlo, me hace falta un "él". Y no me vengan con la inseminación artificial: aún en ese proceso, hace falta un "él".

Adoro que las mujeres hayamos conseguido crecer en la sociedad, pero la idea era ser iguales, no querer ser más que ellos. La vida no es "ellos" o "nosotras". La vida somos todos.

Adoro que las mujeres podamos elegir a quien amar, que podamos votar, trabajar, hacer lo que se nos ocurra aunque sea "cosa de hombres", no creo en el machismo. 

Pero me irrita el feminismo también. No me creo más mujer por dejarme las axilas sin depilar. Amo estar depilada. Amo maquillarme. Amo ser mujer. Independiente, trabajadora, libre, profesional. Pero nada sería sin ellos.

He hecho entrevistas donde los derechos del hombre se ven pisoteados, sobre todo en el caso de los papás separados. No puedo permanecer inerte. No puedo decir "no tienen razón porque son simples hombres". No puedo. Porque ellos aman, sufren por sus hijos, cuidan de ellos, pero muchas veces para la Justicia no son más que simples billeteras parlantes.

Soy mujer y como mujer no creo que se deba abusar de los hombres. No creo que debamos aprovecharnos de que la Ley nos ampara y exprimir a un hombre trabajador simplemente, porque nuestra pareja fracasó. Si fracasó fue por ambos. No por él solo.

Creo que las féminas hemos ganado mucho desde aquel 1911, pero también hemos involucionado con pedidos extremos, nos hemos aprovechado (en el peor sentido de la palabra) de nuestra genitalidad y eso ha hecho que no todo esté bien visto.

Este 8 de marzo, yo celebro ser mujer, pero también reivindico a los hombres por lo que nos dan. Por cuánto nos aman. Por cuánto nos respetan.

Porque no todos son violentos, ni vagos, ni asesinos. Jamás sufrí violencia de género, pero tampoco permití ni siquiera un grito de parte de una pareja. Ante el primer "así no salís", agarré mis cosas y me fui. No hay más. Pero soy consciente de que no todas tienen la misma suerte y eso, también me duele. Porque sin escapatoria, no hubo opción y terminaron humilladas, golpeadas o muertas.  

Si las mujeres somos tan fuertes, ¿por qué no nos valoramos más y les mostramos a ellos, que no son nuestros rivales sino, nuestros pares?