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Vivir de la fama ajena

Algunos son amigos, otros asistentes y también suelen ser sus estilistas. Personas que se convierten en conocidas, por un efecto contagio con el famoso.

Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich

Por Adrián Pallares
@adrianpalla


Alguna vez Jorge Rial lo definió como "fama por contagio": dícese de la notoriedad que se provoca por estar cerca de algún personaje famoso, ya sea por estar de novio, por casarse con esa persona, por asistirla o por ser tal vez un pariente.

Lista de famosos que se hicieron tales por estar cerca de una personalidad abundan, tal vez sea Susana Giménez la gran generadora de famosos por contagio. En su lista tiene a Huberto Roviralta, desconocido para el gran público antes de su casamiento con la diva, Jorge Rama, y el último Popiloff, a quien la prensa intenta ver como un galán.

Todos ellos fueron y son hoy famosos, sólo por haber estado cerca de la diva máxima de la Argentina. En las últimas semanas hubo dos casos de esta fama por contagio, uno fue el de Leonardo Fariña, quien desde su casamiento con Karina Jelinek, es casi una celebridad, las mujeres lo persiguen en los boliches y la gente se quiere sacar fotos con él.

La otra es Paz Cornú, quien es una diseñadora muy conocida en el ambiente de la moda, pero su notoriedad le llega de la mano de su amistad con Jelinek.

En este rubro de "vivir de la fama ajena", están algunos peinadores, modistos, asistentes y hasta choferes de divas. A muchos no les importa la fama prestada, pero hay otros que sólo tratan de sacar ventajas de ese "contagio". Sin dudas también los novios, novias, gatos, amigos, guardaespaldas y demás de Ricardo Fort, caben en esta categoría.

Fama prestada, fama por contagio, fama efímera, distintos tipos de famas que tienen una sola cosa en común, no duran mucho y pasan rápido al olvido. Una lección que algunos deberían aprender.