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Usurpan un terreno en pleno campo

* Por Pablo Icardi. Un grupo de familias ocupó un baldío en una zona rural de Las Heras, donde se iba a hacer un barrio.La Municipalidad reconoce las carencias, pero cree que hubo agitadores políticos.Ahora buscan regularizar la situación y a la vez mediar para que no haya peleas.

Dicen que se cansaron de vivir como vivían.Y de un día para otro tomaron coraje y empezaron la mudanza.Lo hicieron sin autorización y en un flete que incluyó hasta el traslado de los ladrillos y las cañas de los techos de una casa a la otra. "Decidimos meternos a los terrenos sin permiso de nadie porque nos cansamos de vivir mal. No es de nosotros, pero lo necesitamos", dice Lorena Valot. Ella y su familia viven en El Pastal, un distrito de Las Heras pegado a Lavalle, y son parte de un grupo de familias que ocupó un terreno municipal de esa zona para vivir.

El lugar tenía como destino un barrio que nunca se concretó. Ahora, está parcelado informalmente por ese grupo que antes vivía junto a un colector de desagüe de las fincas de la zona. Hasta el momento, unas cinco familias ya se mudaron, pero hay casi 30 lotes delimitados. Las tomas de terrenos en distintas provincias hicieron que el Gobierno de Mendoza pusiera el ojo para prevenir usurpaciones en varios baldíos, especialmente en zonas urbanas del Gran Mendoza.Pero la ocupación ocurrió donde menos lo esperaban, en plano campo, sin grandes escándalos y con una compleja situación social de fondo.

Desde la Municipalidad de Las Heras reconocen la necesidad de la gente y el déficit de viviendas, pero dicen estar convencidos de que detrás de la toma hubo alguna agitación política porque "no es habitual que en la zonas rurales reclamen de esa manera". Ahora, buscan regularizar los terrenos y al menos tramitar la provisión de agua potable.

El cambio y la ocupación

Hay un zanjón con agua de purga de todas las fincas que filtra la humedad por todos lados. En el lugar, antes que los nombres de las calles la referencia es la grutita de la Difunta Correa. El colectivo más cercano pasa a siete kilómetros y esa es la distancia que, multiplicada por dos, deben recorrer todos los chicos en época escolar. Los Valot aseguran haberse cansado de vivir así.Por eso, explican, se pusieron de acuerdo con sus vecinos y ocuparon el terreno donde viven ahora que está junto a un centro de salud y frente a una escuela. "Algunos se mudaron y otros marcaron el terreno.No todos lo pueden hacer de golpe, porque no hay cómo. Sabemos que estamos usurpando, pero no teníamos otra solución porque los chicos no podían seguir viviendo en esas condiciones", asegura Carina. En El Pastal las tareas duras son cosa de mujeres. Por eso son ellas las que tomaron la decisión, las que eligieron los terrenos y las que ponen la cara ante la situación.También son ellas quienes, ladrillo por ladrillo, desarmaron las casas del costado del canal y las rearman ahora en el terreno ocupado, pues entre otras cosas también son albañiles. "Acá las mujeres son las que hacemos las cosas.

Los hombres son más tímidos", explican. El terreno tomado está en la esquina de las calles Puebla y San Esteban, de El Pastal, una zona rural que está más cerca del centro de Lavalle que de Las Heras, el departamento al que pertenece. El lugar lo compró el Instituto Provincial de la Vivienda en el año 2001 con la intención de hacer un barrio por intermedio de una unión vecinal.Para ello se elaboró una lista de postulantes y se siguieron los pasos administrativos. Pero nunca se concretó. "Estaba planificada la urbanización, pero por falta de financiamiento se demoró.Nosotros no queremos pasar por encima de la unión vecinal y ya hemos hablado con las familias que se han ubicado. Cuando se concrete el proyecto se van a cruzar los datos de las listas que tenemos con la gente que está en el terreno para ver cómo se soluciona el tema y consensuar", explica MabelIannizzotto, directora de Vivienda de Las Heras.


Desde la Municipalidad dicen haberse sorprendido cuando se enteraron de la toma.Es que, aseguran, no es una metodología frecuente en zonas rurales como El Pastal.Y por eso sugieren que hubo alguna agitación política para impulsar la ocupación del terreno. Mirta es una de las que está anotada en la lista desde hace años. Y ahora dice estar esperando que, llegado el momento, se saque a la gente que hoy se está instalando. "Yo no me meto porque la Municipalidad nos dijo que nos iba a dar la casa.Ahora supongo que los van a sacar", dice la mujer. Hace cinco meses comenzó la mudanza forzada.Y hace pocos días otras personas delimitaron terrenos con palos y piolas. Ahora los habitantes del improvisado barrio piden ayuda para tener servicios. "No queremos que nos regalen los terrenos, los podemos pagar, si somos todos de la zona y trabajamos. Pero que nos den una mano.

Yo siempre les digo que no me gusta andar reclamando, pero parece que no queda otra", dice Vicente Riquelme. Por ahora el único surco de agua lo obtienen por ayuda de una iglesia evangélica que hay en el lugar y están colgados de la luz.Con las lluvias, la precariedad de la vida allí se notó más. Todos admiten que a futuro puede haber problemas cuando se crucen en reclamos las familias que originalmente se habían anotado para postular a una vivienda allí y las que finalmente se asentaron de manera informal. "Me estoy arriesgando a que me saquen y me tiren todo, pero es porque quiero darles una mejor vida a mis hijos. No se podía vivir al costado de ese canal", explica Teresa Luna, que está construyendo su nueva casa.