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Una medida que apunta a brindar mayor agilidad en el tránsito urbano

La necesidad de alcanzar una mayor fluidez del tránsito en la zona céntrica de nuestra ciudad, que se ve cada vez más entorpecida fundamentalmente a raíz del crecimiento del parque automotor, ha obligado a las últimas administraciones municipales a adoptar distintos tipos de medidas, algunas de las cuales resultaron efectivas, mientras que otras, en cambio, se han mostrado insuficientes.

Está claro que la mayor disponibilidad de espacio las calles que se reserve para el desplazamiento de los vehículos es la condición básica para lograr el objetivo buscado. Y ésta ha sido, tal como se informó, la premisa que ahora definió la decisión comunal de restringir el estacionamiento en las calles transversales a la avenida 13, en las cuadras que van de la 33 a la 37.

La norma, que ya entró en vigencia en el perímetro comprendido por las calles 33 a la 37, desde 12 a 14, consiste en la prohibición de estacionamiento sobre la mano izquierda de todas esas cuadras, en los 50 metros anteriores al cruce con los semáforos de la avenida 13. Los funcionarios señalaron que se apunta a descomprimir los embotellamientos que se registran allí, que se traducen en largas demoras para poder cruzar la avenida.

Explicaron que la onda verde que funciona sobre la avenida para agilizar el ingreso y la salida de los vehículos provoca necesariamente que los semáforos de las calles transversales tengan una duración más corta. Eso, con el creciente tráfico, hace que en algunos momentos se lleguen a formar colas de hasta tres cuadras en las transversales. De tal modo, al restringirse el estacionamiento en las cercanías de 13, la disponibilidad de más espacio para circular acelera el cruce. Se informó también que esta medida podrá extenderse a otras avenidas en donde se registra un fenómeno similar, como ocurre con la 7.

Existen, por cierto, muchos otros factores que debieran ser revisados a la hora de ir resolviendo estos problemas, entre ellos la diagramación de los recorridos del transporte automotor y, asimismo, incumplimientos flagrantes que se reiteran en lo que concierne a la carga y descarga de mercaderías y en el doble estacionamiento, que actúan también como obstáculos que impiden una circulación normal.

Tal como se ha dicho en numerosas ocasiones, existe en las calles un panorama habitualmente conflictivo que, además, en forma ostensible, se viene agravando año tras año por la mayor cantidad de vehículos que se desplaza en el casco céntrico.

Frente a esta evidencia son válidas todas aquellas medidas que apunten a descongestionar el tránsito y, seguramente, algunas de ellas pueden resultar efectivas. Sin embargo, debe insistirse en la necesidad de que la Municipalidad enfrente esta conflictiva realidad, mediante planificaciones y programas que redefinan el uso de la vía pública, promoviéndose por caso la vigencia de sistemas de transporte público más ágiles y económicos y, por caso, disponiéndose en los lugares que los especialistas consideren más convenientes de grandes playas de estacionamiento. El tránsito en nuestra ciudad reclama en forma imperiosa de políticas integrales.